El Pais (Uruguay)

CINEMATECA Un año sin pop y con mucho cine

Cinemateca Uruguaya triplicó sus espectador­es y sus socios desde que tiene nueva sede

- FERNÁN CISNERO

Es un lunes a las cuatro de la tarde y en el hall de Cinemateca Uruguaya, un grupo interesant­e de personas esperan ver una película. Es un cambio importante y una evidencia de que desde que se inauguró el nuevo edificio en la sede de la Comisión Andina de Fomento, hace exactament­e un año, la Cinemateca ha, literalmen­te, revivido.

“Cuando empezamos acá, no teníamos la dimensión de lo que iba a pasar e íbamos a hacer en un año”, dice María José Santacreu. “La cantidad de gente que iba a circular; que se iba a volver a generar aquello tan clásico, de encontrart­e con gente y comentar las películas que viste o recomendar la menos obvia. Eso sí que no lo calculamos”.

De acuerdo a estimacion­es de la propia institució­n, por esta nueva Cinemateca pasan unas 10.000 personas por mes, que es “tres o cuatro” veces más que lo que solía suceder en la vieja Cinemateca. Además ha cambiado el perfil: “antes era un grupo pequeño de socios que venía todos los días y ahora se amplió a un montón de gente que quizás viene menos pero que es mucho más. Cambió toda la dinámica”.

Y además, dice Santacreu, se triplicó la cantidad de socios. “Hubo una especie de operación retorno de gente que había sido socia y se había alejado de la institució­n porque, por ejemplo, le resultaban incómodas las salas”.

Cinemateca Uruguaya ocupa ese edificio en calidad de comodato de la Intendenci­a de Montevideo. Son tres salas con capacidad para 420 espectador­es y tecnología de última generación.

Las salas se inauguraro­n con el estreno de Roma, la oscarizada película de Alfonso Cuarón, que, producida por Netflix, iba a estar unas pocas semanas y se mantuvo, con éxito de público, durante más de un mes.

El acuerdo con Netflix, además, se extendió este año con el estreno de El irlandés de Martin Scorsese y Los dos Papas de Fernando Meirelles. Las dos están en cartel y son serias candidatas en varias categorías del Oscar. “No lo podríamos haber hecho, eso está claro, en las salas viejas”, dice la coordinado­ra.

En la inauguraci­ón, además, se exhibió un ciclo a propósito del centenario del nacimiento del sueco Ingmar Bergman.

También hubo funciones especiales que demostraro­n el renovado poder de convocator­ia de la institució­n. Así, se celebraron los 25 años de Pulp Fiction con concurso de disfraces y los 20 años de El gran Lebowski con “ruso blanco”, el trago favorito de “The Dude”, incluido. A su vez se reestrenó 25 Watts en copia 35 mm, lo que fue uno de los eventos del año. También se pasó en copia fílmica Woodstock, para recordar los 30 años del festival.

“Todas esas funciones se llenaron”, dice Santacreu, quien destaca que, además, se exhibió todo el cine uruguayo.

Además estrenaron películas “comerciale­s” como Dumbo de Tim Burton, Dolor y gloria de Pedro Almodovar y Había una vez... en Hollywood de Tarantino, junto con algunas repletas de elogios internacio­nales pero que cada vez tienen menos lugar en las exhibicion­es comerciale­s. En ese sentido, Cinemateca estrenó Un elefante sentado y quieto del chino Hu Bo, El árbol de peras silvestres del turco Nuri Bilge Ceylan; El libro de imágenes de Jean Luc Godard, o las 14 horas de La flor de Mariano Llinás.

“Hubo un equilibrio entre las películas que se pueden ver en otras salas, pero a la vez seguimos cumpliendo la función de difundir un cine que no es tan habitual”, dice Santacreu, quien considera una de las mejores que estrenó este año Al otro lado de todo, de la serbia Mila Turajli.

—¿Extraña algo de las salas viejas?

—No extraño los problemas, porque sería masoquista. Lo que no quiero es olvidarme de todo lo que pasó ahí. Se extraña aquella épica de la vieja Cinemateca, de Manuel Martínez Carril y en la que uno se educó cinematogr­áficamente.

—Uno de los problemas crónicos de Cinemateca era la ecuación económica. ¿Cómo está eso ahora?

—Aún no tenemos un equilibrio franco que nos permita grandes proyectos. Venimos de una situación con pasivos grandes que estamos tratando de honrar y el archivo fílmico aún es deficitari­o. Los equilibrio­s son precarios: se precisa ayuda para mantener los archivos funcionand­o y el mantenimie­nto de la sala no está subvencion­ado. Y todo sin vender pop, por ejemplo, que es gran parte de las ganancias que tiene el circuito comercial. Nosotros no lo hacemos, ni lo vamos a hacer: es nuestro diferencia­l.

—¿Cuál es el mejor momento personal de este primer año?

—El mejor momento es todos los días cuando salgo de la oficina y veo toda la gente acá. De repente hay 150 personas, charlando, subiendo, bajando, tomando un café. Es como cuando Alicia atraviesa el espejo: una maravilla.

La nueva sede se inauguró con “Roma” y tiene en cartel dos estrenos de Netflix.

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CINÉFILA. María José Santacreu, coordinado­ra de Cinemateca.

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