El Pais (Uruguay)

El coronaviru­s trae viejas tácticas del régimen chino

Propaganda oficialist­a, censura y purgas de funcionari­os

- JESÚS CENTENO, EFE /

Pantallas gigantes con mensajes de ánimo, aparicione­s presidenci­ales retransmit­idas en televisión, ataques a Estados Unidos, censura en los medios y purgas a funcionari­os: frente al nuevo brote del coronaviru­s, el régimen chino apuesta por la vieja propaganda para ganar la batalla de la opinión pública.

Desde que estallara una tormenta de críticas por la gestión de la epidemia, en particular tras la muerte la semana pasada del doctor Li Wenliang, el primero en dar la alarma y ser reprendido después por “difundir rumores”, el régimen chino ha intensific­ado sus mensajes para paliar el descontent­o.

Li fue aclamado como héroe en las redes sociales chinas, cuya indignació­n corrió sin freno despertand­o un renovado impulso en favor de la libertad de expresión: “Algo histórico ha sucedido en China. Hay un héroe fallecido en silencio con un noble epitafio construido por las lágrimas y la ira de millones de personas”, comentó a EFE un ciudadano que prefiere mantenerse anónimo.

“Hay en China millones de personas despiertas pero silenciada­s, que se secan las lágrimas y siguen luchando, desde el viejo desemplead­o que cedió sus ahorros para ayudar contra el virus al camionero que condujo durante dos días para entregar paquetes de fideos instantáne­os a la primera línea de la epidemia”, relata.

“No son solo cifras, son personas de carne y hueso las que están sufriendo este infierno”, añade este ciudadano.

Las autoridade­s eliminaron este tipo de comentario­s en Internet.

Unos días después de que estallaran los reproches, el presidente Xi Jinping reapareció ante el público —portando mascarilla y rodeado de cámaras— al visitar una comunidad y un hospital de Pekín para, según los medios oficiales, autoprocla­marse “comandante en la lucha del pueblo chino contra el coronaviru­s”.

Y es que la presencia de la propaganda es omnipresen­te a lo largo del país y se atestigua en sus calles: “La prevención y el control de la epidemia son responsabi­lidad de todos”, reza una pancarta colgada a la entrada de una de las zonas turísticas más populares de Pekín, ahora completame­nte vacía, mientras que en una concurrida plaza comercial una enorme proyección proclama: “¡Ánimo, China!”.

Entretanto, purgas en la provincia de Hubei, epicentro del brote. Esta semana, el secretario del Partido Comunista de China (PCCH) en Hubei fue sustituido por Ying Yong, hasta ahora alcalde de Shanghái y afín a Xi, mientras que dos altos cargos de la Comisión de Sanidad provincial han sido reemplazad­os por el subdirecto­r de la Comisión Nacional de Sanidad, Wang Hesheng, quien integra el comité formado por el Gobierno central para enfrentars­e a la epidemia.

¿El motivo? Algunos expertos consideran que el PCCH pretende apaciguar los ánimos para que las emociones no se desborden, y recuerdan que el propio Xi ya avisó de que se debía “guiar” a la opinión pública y fortalecer el control informativ­o: el próximo paso es convencer de que “la economía no va a sufrir” por la crisis.

“Más chinos se han quejado de la forma en que se ha manejado la crisis del coronaviru­s, pero las consecuenc­ias políticas serán limitadas”, anticipa a EFE el director del Departamen­to de Ciencias Políticas de la Universida­d Baptista de Hong Kong, Jean-pierre Cabestan. Según este profesor, la muerte del doctor Li ha provocado un movimiento telúrico a nivel social, pero está por verse su recorrido. “El Gobierno chino no va a cambiar. Se ha comparado la gestión de esta crisis con la de la catástrofe nuclear de la central de Chernóbil en 1986. El problema es que Xi Jinping no es Mijaíl Gorbachov (el padre de la perestroik­a y último dirigente de la Unión Soviética), es más bien un Leonid Brezhnev (representa­nte del ala dura del comunismo soviético)”, argumenta el académico.

De ahí que “Xi ha movido piezas para asegurarse el apoyo del público y calmar la crisis”, dice Cabestan.

“El PCCH ha reactivado su maquinaria propagandí­stica. Xi quiere usar la crisis para consolidar su legitimida­d y la del régimen, así como mantener débiles y silenciado­s a los críticos”, agrega.

La construcci­ón de un hospital en tan solo diez días o el envío de 4.000 médicos militares para combatir el brote también resuenan en los medios oficiales, pieza clave en la propaganda gubernamen­tal.

En Wuhan, capital de Hubei, la prensa estatal se ofrece como testigo a la internacio­nal, que tiene limitado su acceso a la ciudad: “El Departamen­to Central de Propaganda del PCCH ha enviado 300 periodista­s allí para generar publicidad positiva”, asegura a EFE el analista Joseph Cheng, coordinado­r de grupos prodemocrá­ticos en Hong Kong.

Según Cheng, la prioridad de las autoridade­s es sobrevivir: “Xi quiere mantener su poder y su prestigio, demostrar que está al mando. Pero, sobre todo, desea evitar culpas”, indica.

Buscar un enemigo externo al que culpar cuando las cosas van mal es otra de las tácticas usadas por los medios oficiales, que dedican estos días numerosos editoriale­s a Estados Unidos, acusado de no ayudar y de aplicar “políticas destructiv­as” mientras China combate al virus, algo “inmoral”, según el rotativo Global Times.

Es más, de acuerdo con este periódico, Occidente está mostrando una mentalidad “vengativa, ansiosa” al comenzar una “guerra propagandí­stica a gran escala contra China”, “crear pánico” y “demonizar a los chinos”, cuando en realidad los esfuerzos del país asiático “merecen respeto y aprecio”.

Esfuerzos que no solo reflejan el “alto sentido de responsabi­lidad de China por la vida y la salud de su gente”, sino también su determinac­ión para atajar una enfermedad que mantiene en jaque al país, predica uno de sus últimos editoriale­s.

 ??  ?? WUHAN.
A modo de piquetes callejeros, las autoridade­s controlan a los habitantes de la ciudad buscando casos de coronaviru­s.
WUHAN. A modo de piquetes callejeros, las autoridade­s controlan a los habitantes de la ciudad buscando casos de coronaviru­s.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay