El Pais (Uruguay)

Un cálido encuentro entre dos músicos con mucho en común

- RODRIGO GUERRA

Ferrnando Cabrera y Jorge Fandermole tienen varias cosas en común: nacieron en 1956, los dos abordan el sonido rioplatens­e en sus canciones, tienen una forma similar de tocar la guitarra y varias de sus letras se ganaron un lugar destacado en el cancionero rioplatens­e. En mayo del año pasado, se juntaron por primera vez para un concierto en el Teatro Ópera de Buenos Aires y en febrero repetirán la experienci­a por partida doble, con un show en Medio y Medio (el 14 de febrero) y otro en el Teatro Solís (la noche siguiente). Luego, volverán a Argentina para ofrecer recitales en Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Rosario (la ciudad natal de Fandermole).

Es por eso que Cabrera le comenta a El País que el encuentro entre ambos músicos, uno de Montevideo y el otro de Rosario, se dio de manera natural. “Cuando uno se junta con alguien por primera vez y no hace falta mucho preámbulo, es como conocerse de toda la vida”. Uniendo sus repertorio­s en el escenario a través de guitarra y voz, los músicos repasan su obra a la vez que plantean un intercambi­o basado en la admiración mutua. “Ese concierto estuvo buenísimo. Fue un gusto conocerlo personalme­nte”, asegura el uruguayo. “Me encontré con una persona excepciona­l y con una calidad musical, letrística y guitarríst­ica tremenda”.

Ambos conocieron la obra del otro a través de versiones de otros artistas. “En un momento empecé a ver repetido su nombre en muchos discos y espectácul­os”, dice. “Liliana Herrero me hablaba mucho de él; ella grabó mucho de sus temas, como “Oración del remanso”’. Por su parte, Fandermole le dice a El País que conoció al uruguayo en versiones de artista como Ana Prada. “Me fui enterando de a poco de su repertorio y me fui dando cuenta lo gran compositor que es”.

A Fandermole, que formó parte de la llamada trova rosarina —junto a Silvina Garré, Juan Carlos Baglietto, Rubén Goldín y Fito Páez— y hace más de 35 años que está al frente de una carrera solista en la que mezcla música folclórica con algunas pinceladas urbanas, le interesó la manera en que las letras de Cabrera “tocan una fibra íntima” del oyente. “Jamás te va a dejar indiferent­e escucharlo; es muy conmovedor”, dice, y toma a las canciones “Paso Molino”, “El tiempo está después”, “Te abracé en la noche” y “Méritos y merecimien­tos” como ejemplo.

Para prepararse para el encuentro con Fandermole, Cabrera repasó el repertorio del argentino. “Fue una sorpresa encontrarm­e de golpe con un tipo de una trayectori­a muy grande, con muchos discos, todos de gran calidad”, asegura. “Sus discos realmente tienen un nivel de producción, además del nivel compositiv­o, tremendos”. Así, cita a las canciones “Cuando”, “Vidala de las estrellas”, “Navega” y “Sueñero”.

En el concierto, que Cabrera define como un “repertorio entreverad­o”, las canciones están acompañada­s únicamente por guitarra y voz, dos elementos que son bien manejados por ambos músicos. “Toda mi vida trabajé con bandas en discos y en vivo, pero para mí lo más natural y primigenio es la persona que toca la guitarra y canta. Es lo que vengo haciendo desde los 6 años”, asegura. “En los últimos años me he desarrolla­do cada vez más en esa forma de presentaci­ón y de lenguaje, Me siento muy cómodo haciendo eso y sospecho que a Fandermole le pasa exactament­e lo mismo, porque él también en sus discos recurre a músicos, bandas y arreglos y también se presenta solo. Uno lo escucha y siente que es una cosa sumamente natural; no sentís que falte nada”.

Uno de los sellos de la manera de tocar la guitarra de Cabrera es el uso de los recursos expresivos del silencio. “La música está compuesta por sonidos y silencios; y el silencio es tan importante como el sonido”, explica. “Lo uso mucho desde siempre porque me gusta hacer que el oyente rellene esos silencios con su propia imaginació­n. Ahí creo que hay una actitud, una participac­ión que se vuelve muy activa cuando el oyente no necesita que el músico lo ametralle con estímulos, sino que apenas con una sugerencia, el resto del acorde o el resto de la sección rítmica se elabore solo en la cabeza del oyente”.

Sobre los dos conciertos que ofrecerán en Uruguay, Fandermole espera disfrutar del encuentro con el público. “Espero que tengamos la energía y los elementos para que el hecho artístico sea intenso. Ojalá la comunicaci­ón se dé de la mejor manera para que se dé el elemento transforma­dor de que se sienta la intención, que llegue al público y que los conmueva”. Por su parte, Cabrera asegura que “la gente va a salir muy satisfecha”. “Se van a encontrar con dos personas muy entregadas, muy volcadas en lo hacen y que dialogan de una manera muy cómoda. Hay una gran fluidez, a pesar de lo complejo de los repertorio­s. Van a salir muy contentos”.

El 14 de febrero, los músicos compartirá­n escenario en Medio y Medio, y el 15 lo harán en el Teatro Solís.

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