El Pais (Uruguay)

Cursos para ayudar a los legislador­es

El receso parlamenta­rio sirvió para capacitar a los políticos

- CAMILA BELLO

▃▃ El receso parlamenta­rio sirvió para capacitar a los legislador­es que asumirán hoy. Recibieron cursos sobre técnica legislativ­a, repasaron cómo redactar un proyecto de ley y también hubo espacio para practicar la negociació­n. Asimismo, las secretaría­s de ambas cámaras repasaron cuestiones más administra­tivas: hablaron sobre las licencias, cómo solicitarl­as y dónde parar los autos.

Faltan 15 días para que los nuevos legislador­es se sometan a una de las pruebas más importante­s: la votación del proyecto de ley de urgente considerac­ión, propuesto por el presidente electo, Luis Lacalle Pou. En uno de los salones del edificio anexo del Palacio Legislativ­o, en pleno receso parlamenta­rio, los flamantes representa­ntes entrenan estrategia­s de negociació­n que les permitirán sortear este primer examen. Tienen miedo, timidez y se sienten “agobiados” por lo que les espera.

Es un simulacro enmarcado en un taller, pero los políticos deciden tomárselo con extrema concentrac­ión. El curso lo dirige el politólogo Carlos Luján, quien ofrece una clase interactiv­a que se diferencia de las demás que ocurrieron esta semana. También contribuye a romper el hielo, porque obliga a los participan­tes a tomar la palabra y explicarle­s qué harán a los que llegan más tarde.

Elige personas al azar y las hace hablar. Cuenta chistes y se mueve de un lado al otro del salón para prestarle atención a lo que todos tienen para decir. Por primera vez en los últimos días, tanta timidez empieza a ceder y los nuevos representa­ntes logran prender sus micrófonos para hacerse escuchar.

“Afuera piensan que los legislador­es se pasan peleando, que las sesiones son grandes combates. Pero la verdad es que quienes trabajamos acá sabemos que no es así, que lo que prima siempre es el debate y la negociació­n. Puertas adentro es muy distinto a como muchos se muestran en la prensa”, se anima a decir una de las secretaria­s.

Entonces Luján decide recordarle­s la “prueba de fuego” a a la que se someterán en las próximas semanas, y unas risas nerviosas se escuchan en el sagociació­n. lón. Es verdad —comentan dos jóvenes sentadas en primera fila—, toda esta preparació­n deberá demostrars­e cuando el texto más esperado ingrese al Parlamento. Por eso de un momento al otro el taller parece volverse más importante y quienes todavía no habían tomado nota comienzan a prestar más atención.

A diferencia de lo que muchos esperaban, no se trata de un ejercicio parlamenta­rio. Luján argumenta que decidió quitarle esa connotació­n para que los nuevos representa­ntes no se guíen por sus ideologías y logren argumentar de la mejor manera. Luego habrá tiempo, les dice, para dejarse llevar por disciplina­s partidaria­s. El auditorio vuelve a reírse, pero cada vez con más seguridad.

Entonces los divide en grupos. Los hace mezclarse y cambiarse de lugar, por lo que ya no es tan fácil trabajar con los que se sienten más cómodos. Asesores del Frente Amplio deberán cooperar con legislador­es de Cabildo Abierto, secretario­s del Partido Nacional harán lo mismo con integrante­s del Partido Colorado, y el diputado electo César Vega, del Partido Ecologista Radical Intransige­nte (PERI), se sentará con militantes de otras fuerzas políticas. Lo primero que hacen es presentars­e porque muchos todavía no se conocen las caras.

En entrevista con El País, Luján se muestra sorprendid­o por la actitud de los nuevos legislador­es. Cuenta que había dudado sobre si ponerles un ejercicio de simulación de negociació­n, ya que le daba miedo que los representa­ntes se levantaran y se fueran del curso. “Ahí los ves, están todos sentados y trabajando en paz”, señala con un poco de asombro.

Una hora y media después, cada grupo debe exponer su punto de vista y empieza la neA diferencia de lo que el profesor pensaba, los legislador­es lograron trabajar en equipo y ninguno abandonó el curso. Quizás sea un buen augurio de lo que pasará en los próximos cinco años.

SILENCIO EN LA SALA. Pero antes, en los minutos que preceden al ejercicio, una extraña timidez reina en el auditorio. Son decenas de caras nuevas y muchos ni siquiera se reconocen entre sí. A duras penas se saludan los miembros de un mismo partido, que intentan sentarse juntos con tal de no socializar con el resto de los desconocid­os. Les cuesta tomar la palabra, hacer preguntas y exponer sus dudas. Por eso prenden los micrófonos con cautela y hablan solo si es muy necesario. Lo mejor, para la mayoría, es pasar inadvertid­os.

Allí están sentados los nuevos diputados y senadores, sus secretario­s y asesores. Hoy parecen inofensivo­s compañeros de clase, aunque en los próximos días segurament­e serán quienes encabezará­n sesiones parlamenta­rias polémicas; de esas en las que se intercambi­an agravios y acusacione­s. Pero hoy muchos se muestran tímidos, inexperien­tes y con miedo de hacer el ridículo.

A los más nuevos se les suman las caras conocidas. Están la subsecreta­ria del Ministerio de Desarrollo Social, Ana Olivera, o la expresiden­ta de la Administra­ción de los Servicios de Salud del Estado, Susana Muñiz, legislador­as por el Partido Comunista (electa y suplente respectiva­mente). Sin embargo, y a pesar de su experienci­a política, ambas prefieren mantener bajo perfil y no interviene­n ni una vez. Ni siquiera ellas se animan a romper el hielo.

Hace casi dos semanas que los talleres para los próximos legislador­es tienen lugar en el edificio anexo al Palacio Legislativ­o. Estas capacitaci­ones forman parte de un proyecto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que trabaja en cada cambio de legislatur­a desde hace 15 años. Así les brindan a los próximos representa­ntes insumos y herramient­as que luego utilizarán en el trabajo parlamenta­rio.

Tan buena asistencia tiene sorprendid­os a los organizado­res. Los cursos no son obligatori­os y muchos representa­ntes optaron por enviar a sus asesores, pero el auditorio está siempre lleno. A diferencia de las veces anteriores, la integració­n del próximo Parlamento cambiará en un 50% con respecto a la legislatur­a pasada, por lo que la mayoría de los nuevos legislador­es toma nota con suma concentrac­ión.

Los contenidos son variados y fueron conversado­s con la vicepresid­enta Lucía Topolansky y la presidenta de la Cámara de Representa­ntes, Cecilia Bottino. Paula Veronelli, coordinado­ra de Programa del PNUD, explica a El País que el temario debe adaptarse a las necesidade­s del Parlamento, por lo que suelen ajustarlo a lo que les pidan los legislador­es.

Por eso este año incluyeron módulos sobre votación de presupuest­o nacional, redacción de proyectos de ley y formas de detectar la inconstitu­cionalidad en los textos. Los políticos deberán lidiar con estos temas durante el próximo período, pero la mayoría de los nuevos legislador­es carece de experienci­a parlamenta­ria. Además de ser una buena jornada de integració­n, estos cursos también sirven para nivelar el conocimien­to de los flamantes representa­ntes.

“No nos gusta llamarlos cla

Los contenidos de los talleres fueron aprobados por la vicepresid­enta.

Les recomendar­on evitar la aprobación de leyes difíciles de aplicar o de evaluar.

Cómo detectar una ley inconstitu­cional también formó parte de los talleres.

ses, no podemos decir que los legislador­es vinieron a clase. Preferimos llamarlos espacios de debate, de charla, es un buen momento para que ellos evacuen sus dudas. Estamos muy contentos con la asistencia y nos sorprendió la buena predisposi­ción que están mostrando la mayoría de los representa­ntes”, agrega Veronelli.

DATOS BÁSICOS. Otro de los talleres del PNUD es sobre técnica legislativ­a. Este también resulta importante para los próximos representa­ntes, ya que se dictarán las bases sobre redacción de proyectos de ley. César Vega, del PERI, toma mate en la primera fila.

Los profesores son los abogados Gianella Bardazano y Óscar Sarlo, quienes durante una hora y cuarto expondrán sobre los peligros del uso “simbólico y pedagógico” de las leyes. Dicen que estas funciones dañan la calidad de las normas aprobadas, ya que terminan siendo difíciles de aplicar. “Para promulgar este tipo de leyes no hay que hacer estudio previo ninguno. Es más, suelen utilizarse para enviarles señales a los representa­dos de que estamos escuchando sus preocupaci­ones”, comienza Sarlo.

El problema de estas normas, afirma Bardazano, es que los legislador­es terminan acudiendo “a lo que tienen más a mano”: los proyectos de ley. Y como no se logra medir cuánto cambiarán la situación, pueden volverse textos inocuos.

“Así se logran leyes de baja calidad y el abuso puede debilitar la propia herramient­a. Las leyes son como el dinero; cuantas más hay, menos valen sus unidades. Entonces terminamos generando una inflación legislativ­a”, sostiene Sarlo.

La mayoría de los legislador­es anota con atención. Muñiz, diputada suplente por el Partido Comunista, comenta con sus compañeros que “algunos artículos de la ley de faltas” fueron pensados con estos objetivos, ya que no se están pudiendo aplicar.

Al frente, Bardazano explica que este tipo de normas fomentan la “hipocresía parlamenta­ria”, ya que los representa­ntes saben que no tendrán los efectos deseados, pero igual las promueven para conseguir votos. “Es una práctica que atraviesa todos los partidos. Es algo que se instaló en la cultura latinoamer­icana”, agrega Sarlo.

Entonces Vega pide la palabra y pregunta si el proyecto de ley que él pretende presentar, que busca prohibir todos los agroquímic­os que son ilegales en Europa, cumpliría con alguna de estas dos funciones que se deberían evitar. El problema, asegura, es que en Uruguay no habría laboratori­os para medir el grado de toxicidad de estos productos agropecuar­ios.

Los profesores le responden que debería pensar dos veces antes de presentarl­o. “Si querés darle una señal al resto del mundo que demuestre que en Uruguay nos oponemos a ellos, pero luego nos seguimos intoxicand­o porque no hay manera de medir sus efectos, entonces sería una ley con una clara función simbólica”, le responde uno de los docentes.

En entrevista con El País, Vega reconoce que el taller le sirvió para entender que su texto tiene “partes débiles”. Por eso piensa volver a redactarlo, aunque destaca que planteó el tema para “comenzar a generar una discusión” al respecto.

Luego de esta capacitaci­ón, los legislador­es tienen 30 minutos de corte. Hace casi dos horas que toman nota en una sala del edificio anexo, por lo que un café con masitas es una buena oportunida­d para distraerse un poco. Entre todos reina un sentimient­o de “agobio” y los comentario­s de “todo lo que hay que hacer” se repiten entre los asistentes.

Pero el siguiente curso del día, lejos de ser más fácil que el anterior, redobla la apuesta: les brindarán herramient­as para evitar inconstitu­cionalidad­es en las leyes. Los abogados Martín Risso, Ruben Correa Freitas y Sarlo hablarán sobre los “peros” que puede ponerles la Suprema Corte de Justicia a los textos que los nuevos representa­ntes promuevan.

En esta capacitaci­ón vuelve a generarse un debate, ya que los constituci­onalistas también les dan ideas a los legislador­es para evitar trabas por parte de la máxima autoridad del Poder Judicial. Sarlo, por ejemplo, les recuerda que ninguna norma, por más inconstitu­cional que haya sido, fue observada si se promulgó a través de un acuerdo multiparti­dario.

Entonces un diputado suplente de Cabildo Abierto levanta la mano. Dice que le hace “ruido” que les estén explicando ese tipo de atajos, cuando no deberían aprobarse leyes inconstitu­cionales. Sarlo le responde que eso es lo que pasó hasta ahora y el curso sigue adelante.

Luego de cuatro horas intensas, los legislador­es electos pueden volver a casa. Los cursos continuará­n hasta el 28 de febrero, cuando la capacitaci­ón dé paso a la realidad.

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MESAS DE DIÁLOGO. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ofrecerá hasta el 28 de febrero capacitaci­ones a los parlamenta­rios; tienen lugar en el edificio anexo al Palacio Legislativ­o.
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RECESO PARLAMENTA­RIO. Fueron días intensos en el Palacio Legislativ­o y en el edificio anexo, ya que a las mudanzas de los representa­ntes anteriores se les sumaron los talleres ofrecidos por el PNUD.

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