El Pais (Uruguay)

Un trabajo que es asunto internacio­nal

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▃ Uno de los pilares del Tratado Antártico es que la colaboraci­ón internacio­nal ayude a resolver todos los posibles enigmas que puedan surgir en el continente. Si bien este es un proyecto uruguayo, en el que colabora la universida­d junto al Instituto de Investigac­iones Biológicas Clemente Estable, el trabajo en cooperació­n con el resto de los países nunca está descartado. Tal es así que durante un seminario en la base chilena de la Isla Rey Jorge, en el que participan tanto expertos chilenos como también chinos y alemanes, Pezzani descubre nuevas interrogan­tes para su estudio y algunas particular­idades de la asociación con las plantas y musgos. En concreto, una exposición de la alemana Christina Braun permite a la experta uruguaya tomar dimensión de la cantidad de pasto que hay actualment­e en la Antártida.

Al igual que el espíritu del Tratado, la científica también ve con buenos ojos el intercambi­o con otros países, no solo porque “es necesario”, sino porque también funciona para potenciar la investigac­ión, el uso de recursos humanos y materiales y aprovechar la experienci­a de quienes más saben al respecto. racterísti­ca principal es que allí habitan miles de pingüinos.

Gracias a la colaboraci­ón de los buzos de la base uruguaya y a una lancha “zodiac”, la agrónoma, junto a otro grupo de científico­s, puede entrar al interior de la isla mientras que el resto solo puede caminar por la costa.

La docente universita­ria hace su labor minuciosa ante la atenta mirada de estas pequeñas aves marinas que se le acercan, con curiosidad, para ver qué está pasando.

El cuidado de pisar terrenos protegidos hace que el trabajo en esta isla sea meticuloso y, sobre todo, silencioso, ya que lo fundamenta­l es generar el menor impacto posible en el ecosistema, tampoco a través del ruido.

Junto a las bases chilena, rusa y china, la búsqueda de pastos también lleva a Pezzani a lugares con vistas increíbles y suelos inhóspitos llenos de piedras.

La bahía de Punta Nebles, con unos montes a los que solo puede accederse caminando entre las rocas al estar rodeados por el imponente glaciar, es uno de los lugares en los que la investigad­ora encontró lo que buscaba.

A pocos metros de la BCAA, en una elevación a la que llaman “la baliza”, lo que antes podría haber sido blanco durante el invierno hoy es puro verde. Los pastos y los líquenes conquistar­on el terreno y se posan como un tapete de billar sobre el suelo rocoso.

Unos cuantos kilómetros alejados de la base está el “Pasaje de Drake”, donde suelen habitar los elefantes marinos junto a focas y lobos de mar.

Allí, pese a que todo el terreno es arena o piedras, los científico­s también hallan sus muestras.

CIENCIA. Además de ser una zona de paz, la Antártida es un lugar dedicado a la investigac­ión, la protección de las especies y el cuidado del medioambie­nte.

La agrónoma uruguaya es ayudada por colegas de otras bases en el lugar.

Por ello, muchos de los lugares solo son accesibles para los científico­s.

Pezzani integra un proyecto para estudiar los microorgan­ismos promotores del crecimient­o vegetal que se encuentran en los distintos rincones de la isla.

Su llegada a la Antártida se da para poder estudiar la presencia de los hongos denominado­s “Micorrizas” y que están

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