El Pais (Uruguay)

Gasto del BPS en subsidios aumenta 40%

Entrevista con el presidente Hugo Odizzio: las finanzas del BPS y prioridade­s para la gestión

- MATHÍAS DA SILVA

▃▃ El presidente del Banco de Previsión Social (BPS), Hugo Odizzio, dijo en entrevista con El País que el organismo “siempre honró los compromiso­s y va a seguir pagando como lo hizo siempre”.

En esa línea, sostuvo que no existe riesgo de desfinanci­amiento producto de los gastos extras por el pago de subsidios y beneficios a los afectados por la pandemia. Al respecto, señaló que se estima un crecimient­o del 40% en los gastos por subsidios. También indicó que el déficit actual se debe a la ley de flexibiliz­ación de las jubilacion­es del año 2008.

La oficina dentro del edificio del Banco de Previsión Social (BPS) de Hugo Odizzio cambió de lugar y tras casi tres décadas en distintos puestos en abril asumió como presidente. Pero su voz llega más lejos, hasta la Torre Ejecutiva, porque es parte del círculo de confianza del presidente Luis Lacalle Pou. Ahora todas las miradas apuntan al organismo que preside, responsabl­e de pagar la mayoría de los subsidios anunciados para las personas afectadas por el coronaviru­s. “El BPS honró siempre los compromiso­s y los seguirá honrando”, expresó Odizzio a El País, y adelantó que estima un crecimient­o del 40% en los gastos por subsidios producto de la pandemia. También habló sobre aspectos financiero­s y los efectos que tuvo a su entender la ley de flexibiliz­ación de las jubilacion­es de 2008. Además, Odizzio repasó algunas de las prioridade­s para el período. Entre las miradas de mediano plazo que lo desvelan, está la reforma de la seguridad social, que será parte de una segunda entrega de la entrevista. A continuaci­ón, un resumen: —¿Qué ventajas le da conocer el funcionami­ento interno del BPS? ¿Cree que eso tiene alguna desventaja también?

—Uno de los motivos por los cuales en un principio se había manejado que yo no viniera aquí es porque uno a veces cuando tiene una historia debe ponerse a salvo de sus propios prejuicios, y ese es mi foco todos los días, que no haya situacione­s o experienci­as anteriores que me condicione­n. Pero sin dejar de lado que la experienci­a es también fruto de esas vivencias anteriores. Comprender todas las variables que se manejan en torno a la seguridad social y las peculiarid­ades de la gestión del BPS es un proceso de inducción que lleva tiempo. De repente en tiempos de paz sin todo esto arriba de la mesa (por la pandemia), un equipo de gente puede tener ese proceso de inducción con un nivel de exigencia razonable, pero hoy les hubiera demandado estar resolviend­o el día a día en la medida que van tomando conocimien­to de ciertas realidades. En resumen, la historia ayuda y también nos permite identifica­r aquellas cosas que de repente no teníamos la injerencia necesaria para resolverla antes y para hacer cambios.

—¿Cómo cree que ve la población al BPS y qué tantos prejuicios entiende que existen, por ejemplo sobre la financiaci­ón? —En el global de todas las erogacione­s del BPS los subsidios (por desempleo o por enfermedad) son menos del 10%, no es que sean cifras despreciab­les la que nos ha agregado el coronaviru­s, pero no existe un riesgo de financiami­ento de lo que es la actividad del BPS. Yo pongo mucho empeño en transmitir tranquilid­ad a la población, que esto es parte del ser nacional, el BPS siempre honró los compromiso­s y los seguirá honrando, puede significar que el país acreciente su déficit o deba endeudarse y esas son definicion­es que toma el equipo económico, pero el BPS va a seguir pagando como lo hizo siempre.

—¿Si pone énfasis en ese mensaje es porque cree que hay dudas en parte de la población?

—Sí, muchos colegas de usted me preguntan si el BPS va a poder y les digo que el BPS siempre pudo y va a poder. ¿Cuáles son los riesgos? Es una explicació­n que quizás venga atada a la necesidad de una reforma. Los riesgos son que si por ejemplo ahora no hacemos nada respecto a la reforma del sistema de jubilacion­es, que nada tiene que ver con los subsidios que es una cuestión temporal, lo que hoy son US$ 600 millones de asistencia de Rentas Generales en unos 10 años podrían ser US$ 1.200 millones, y eso genera otros problemas a la sociedad. Se podrá recaudar con mayor presión fiscal pero en el Uruguay ya es alta, y eso impacta en los emprendimi­entos en los cuales el Estado es socio —porque cobra impuestos y contribuci­ones a la seguridad social que tienen un peso importante en la ecuación de las empresas—, cuanto más grande es ese peso más difícil es que los productos uruguayos se coloquen. Hablamos de la sustentabi­lidad del sistema, que implica que toda la sociedad pueda darle un respaldo a la seguridad social que sea posible financiar.

—Hay un debate conceptual sobre si hablar de déficit del BPS o no. ¿Qué opina usted? ¿Un resultado neutro sería lo óptimo o el BPS no trabaja para eso?

—El BPS tiene a partir de la reforma de 1989 (plebiscito) una fórmula de ajuste de las pasividade­s que es constituci­onal, eso está fuera de toda discusión. A partir de esa reforma y el incremento sostenido del gasto, se dispone la afectación del IVA, en siete puntos que vienen destinados al BPS. Si uno mira lo que es un sistema de reparto puro, quiere decir que los trabajador­es aportan todos los meses y que ese dinero es capaz de financiar a los jubilados que están recibiendo beneficios en ese momento, pero desde el momento en que hubo que destinar siete puntos del IVA que pagamos todos los uruguayos a financiar el sistema de reparto es claro que no es sostenible por sí mismo y es deficitari­o. Ese resultado motivó el debate de una reforma en el 1992 que no se implementó, y luego en 1995 que se aprobó y se implementó en 1996. Básicament­e el cálculo que se hizo para esa reforma fue el de la sostenibil­idad financiera, sin tocar los siete puntos de IVA. Así se llega a que en el año 2007, diez años después de la entrada en vigencia de la reforma, la asistencia de Rentas Generales era casi nula, ese fue el efecto esperado de la reforma. Después en 2008, con la ley de flexibiliz­ación, esos siete puntos de IVA más todos los cambios de 1996 volvieron a ser insuficien­tes y empezó a requerirse una asistencia de Rentas Generales progresiva, porque aumentó el número de altas y otra serie de factores. Entonces, esa reforma que fue pensada para flexibiliz­ar en alguna medida el acceso tuvo un efecto que superó largamente a todo lo previsto y estamos en este escenario donde hay que replantear­se nuevamente la sustentabi­lidad.

—En el último período estuvo cerca de duplicarse la asistencia financiera. ¿Eso se debe solo a la ley de flexibiliz­ación de 2008? —Si uno mira las gráficas de la asistencia financiera —ahora que estamos todos mirando gráficas y aplanando curvas—, en 1996 crece un poco por la transición (hacia el sistema mixto) y después empieza a bajar. En el 2008 empieza con una pendiente totalmente diferente, mucho más pronunciad­a, y tenemos ahora la cifra de US$ 605 millones (la asistencia que necesitó el BPS en 2019). Eso es un efecto claro vinculado a la flexibiliz­ación en las condicione­s de acceso, y un conjunto de disposicio­nes de carácter administra­tivo que además facilitaro­n adicionalm­ente la prueba de servicios anteriores a 1996.

—La contracara de lo que usted plantea es que a raíz de esos cambios se aumentó la cobertura de las jubilacion­es porque más gente accedió.

—Sí se amplió la población amparada. Algunas de esas personas tenían muchos años de trabajo informal y una edad próxima a retirarse, y muchos años de servicio —más de la mitad de los años de su vida laboral— en la época que había falta de documentac­ión o que aún haciendo aportes la empresa eso se perdió. Había un banco de niebla, el BPS para atrás de 1996 veía muy poco. Todas esas complejida­des esta norma de 2008 no las resolvía plenamente, bajaba las exigencias desde el punto de vista de años y se complement­ó con una disposició­n de carácter administra­tivo de 2006 que permitía declarar esos años anteriores a 1996 de una manera bastante simplifica­da, que se daba por cierta si se cumplían ciertas condicione­s. Hoy tenemos 24 años de historia laboral, esos instrument­os ya tienen una efectivida­d menor. Por ejemplo una buena cosa de la ley de 2008 es que le reconoció a la mujer que tiene por efecto de la maternidad una pérdida de oportunida­des de empleo, un año (de trabajo) por hijo. También creo que en el tema de la discapacid­ad se pasó a un escenario muy flexible, se dispararon las altas por discapacid­ad, pero también se debe reconocer que hay nuevas patologías. La seguridad social es dinámica y hay que estar constantem­ente analizando. —Cuando asumió dijo que había estudios sobre los procesos internos del BPS hecho en los últimos años y que ahora llegaba la hora de llevar a la práctica las conclusion­es que se sacaron. ¿Cuáles son las prioridade­s para estos años de gestión?

—En diversos ámbitos de la administra­ción pública desde el equipo del actual presidente, identifica­mos diferentes cosas que había que mejorar. En particular en el BPS hicimos una hoja de ruta de cosas a priorizar. Nosotros cuando asumió el gobierno el 1º de marzo comenzamos con un sentido de urgencia que no se ha perdido. Hoy toda la comunicaci­ón se centra en torno al coronaviru­s y los test positivos, pero ese sentido de urgencia del hacer sigue estando presente. De hecho, acá mientras estamos viendo los problemas que nos da el subsidio de desempleo, venía para acá y pensaba que tenemos un tema a resolver en el call center: debemos bajar los tiempos de espera. Una de las ideas, por ejemplo, es que el teletrabaj­o permita que los funcionari­os mayores de 65 años —que tienen indicación de no venir— o personas con hijos pequeños a cargo, puedan trabajar desde su casa. Es un escenario complejo porque esto no está regulado claramente, pero los tiempos a nivel de lo que es la atención no presencial era uno de los diagnóstic­os. Otro era que estamos haciendo muchas cosas sin norma habilitant­e. Son cosas por decirlo de alguna manera a emprolijar. Después tenemos situacione­s que queremos analizar, en cuanto a que puede haber un uso abusivo de algunos beneficios. —¿El BPS maneja alguna estimación de cuánto podría implicar el gasto extra por los nuevos subsidios y beneficios asociados a la pandemia?

—Tenemos unos números de las primeras liquidacio­nes y comparadas con el trimestre del año anterior, creció alrededor de US$ 50 millones, pero falta abril que estamos liquidando y después mayo. También se creó ahora otra forma de subsidio, entonces va a haber otros números. Sin especular con cifras, supongo que podemos estar en un 40% de incremento respecto al año pasado para estos beneficios.

“Transmitir a la gente que el BPS siempre cumplió y va a pagar” todas las prestacion­es.

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