El Pais (Uruguay)

Lo que nos llega desde afuera Factores exógenos adversos

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La situación macroeconó­mica de cualquier país tenía, hasta hace cinco meses, determinan­tes estrictame­nte económicos. Desde entonces se les ha sumado uno que se ha globalizad­o y que provoca un daño, hasta aquel momento, inimaginab­le: es el virus que comenzara en China, que se ha globalizad­o y que adquiere protagonis­mo central al afectar al escenario sanitario de numerosos países, provocando significat­ivos problemas en la actividad económica y financiera mundial. Nuestro país no escapa a esa situación y se encuentra entonces afectado adversamen­te por la mayoría de los factores que inciden en su actividad económica. Se trata de factores de naturaleza externa extra regional y regional —a los que me referiré hoy—, como interna.

FACTORES EXTRA REGIÓN. Entre los factores extra regionales, al menos cuatro son los determinan­tes que inciden sobre nuestra realidad productiva y que han sido profundame­nte influidos por el virus que se ha instalado: el nivel de actividad mundial, los precios internacio­nales, las tasas de interés internacio­nales y los rendimient­os de los títulos de deuda, así como las paridades cambiarias.

En los primeros cuatro meses del año, la actividad económica mundial se ha deteriorad­o considerab­lemente. Basta mencionar lo ocurrido con la producción de bienes y de servicios (PIB) y el desempleo en las tres regiones más importante­s del mundo. En Estados Unidos, el PIB se desplomó 4,8% y el desempleo se multiplicó por tres y subió a 14,7% en abril. En China, tras varios trimestres de suba de 6%, el PIB cayó 6% en el primer trimestre, mientras que en la Eurozona la caída de la actividad productiva se ubicó en 3,8% y llevó al desempleo a 7,4%, siendo importante la declinació­n de Alemania, de 2,3%. Otros países como Japón —en franca recesión desde septiembre del año pasado que se agrava por el problema del virus—, y el Reino Unido —también con baja de la actividad— han mostrado, asimismo, datos de aumento del desempleo. Se trata de influyente­s regiones en el comercio mundial, por lo que Uruguay se verá afectado.

Debido a la pandemia, los precios internacio­nales de los productos exportable­s uruguayos inician una tendencia bajista en la mayoría de los casos. Pero, por otra parte, problemas de actividad que restringen la demanda por petróleo y el enfrentami­ento entre Arabia Saudita y Rusia, han hecho declinar el precio del crudo, que se ubica en la mitad de lo que fuera hace cinco meses. Esa baja ha evitado el ajuste del precio de los combustibl­es en nuestro país, lo que implica un efecto colateral favorable de la situación. Como también lo significa el esfuerzo de las principale­s naciones del mundo, relajando considerab­lemente sus políticas monetarias, de modo de estimular el gasto y reavivar a sus economías, como también para evitar colapsos de empresas y quiebras de cadenas de pagos.

Las mínimas tasas de interés, en algunos casos negativas en términos nominales y las fuertes emisiones con fines de mantener los flujos de caja para estimular el consumo y evitar crisis sociales profundas, se transmiten también a los rendimient­os de los títulos de los países avanzados, pero golpean de todos modos a los de los emergentes. También, el dólar se aprecia levemente ante las demás monedas líderes, pero más acentuadam­ente ante las de los emergentes.

LA REGIÓN. En la región, la situación de Argentina se ha vuelto desesperan­te. Prácticame­nte en default de su deuda pública y la consecuent­e escasez de financiami­ento de su voluminoso déficit fiscal de 5,5% del PIB, le impulsa a financiarl­o con emisión, lo que alienta a la inflación a pesar del control de precios. La situación puede desembocar en hiperinfla­ción si se persiste en el financiami­ento del déficit, con el impuesto inflaciona­rio que es hoy el principal ingreso del gobierno, mayor a la contribuci­ón recaudator­ia del IVA. El control de cambios no logra frenar el avance del dólar en el mercado negro y duplica al oficial, al que no puede acceder el público.

De nuestro vecino nos vienen malas noticias: exportacio­nes de bienes en baja y de servicios —turismo— cuando se reanuden las relaciones normales, también en fuerte baja. Potencialm­ente favorable es el gravamen que se impone sobre las exportacio­nes del agro, lo que puede estimular, como ocurriera hace diez años, el ingreso de capitales argentinos para realizar cultivos en Uruguay.

En Brasil, la situación también se ha visto golpeada por el desempleo en aumento y superando al 12% y por el de la producción en caída de acuerdo con los indicadore­s de avance tanto privados —los de gerentes de compras industrial­es y de servicios— como públicos —producción industrial, ventas al por menor— y el indicador de avance del Banco Central. La confianza de los consumidor­es y de los empresario­s es muy baja y anticipa una situación que difícilmen­te se revierta en los trimestres que siguen.

Además de la recesión en la primera parte de este año, el tipo de cambio que se ha apreciado también afecta adversamen­te a la competitiv­idad y venta de los exportable­s industrial­es uruguayos.

CONCLUSIÓN. Tanto de fuera de la región como desde ella y debido también al problema sanitario en el que estamos inmersos, el panorama no es favorable para la actividad económica de nuestro país. Aunque observamos un manejo macroeconó­mico cauto y satisfacto­rio por parte de las autoridade­s económicas, la incertidum­bre impide ver hasta cuando se mantendrá una coyuntura que poco se ha visto en las últimas décadas y sobre la que las referencia­s de salida no están disponible­s. Es esa incertidum­bre la que no permite hacer estimacion­es del resultado que puede tener el PIB de este año.

ECONOMISTA

“Tanto desde la región como fuera de ella y debido a la pandemia en que estamos inmersos, el panorama no es favorable para nuestra actividad económica

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