Fraude de escribanos con hipotecas truchas llega a 2 millones de dólares
Fiscalía: cuatro profesionales enfrentan 25 denuncias por maniobras
▃▃ La Fiscalía Especializada en Delitos Económicos investiga estafas realizadas por cuatro escribanos que sustrajeron US$ 2 millones a empresarios que asesoraban, mediante la presentación de títulos o certificados falsos en hipotecas.
Los escribanos llevaban a los comerciantes supuestos clientes necesitados de préstamos de dinero. Estos firmaban hipotecas garantizadas por bienes que no eran suyos o que no podían inscribirse en el registro. Un empresario detectó la maniobra cuando, en una ocasión, recibió la visita del abogado Pablo Casas, que lo asesoraba sobre varios temas jurídicos. Casas
le advirtió que podía haber irregularidades en las hipotecas porque los escribanos no le entregaban al empresario la documentación original de las mismas, sino fotocopias de los contratos. También llamó la atención al comerciante que los deudores de las hipotecas no pagaban.
El 3 de abril de 2020, un comerciante e inversor inmobiliario denunció a cuatro escribanos por una supuesta estafa con títulos o certificados falsos por US$ 800.000. La denuncia también pide que se investigue el delito de asociación para delinquir porque la trama involucra a profesionales y a numerosos particulares que firmaban los documentos.
En la denuncia ante la Fiscalía de Delitos Económicos de 2° Turno, a la que accedió El País, el comerciante señaló que los escribanos que lo asesoraban utilizaron a unas 15 personas para que firmaran hipotecas truchas a cambio de elevados préstamos de dinero.
Los escribanos le conseguían clientes al empresario para que les diera préstamos inmobiliarios. Esas personas, que en algunos casos eran familiares de los profesionales, firmaban hipotecas poniendo en garantía títulos de predios que en realidad no eran suyos.
El cliente descubrió la maniobra cuando los deudores no pagaron las cuotas pactadas.
La denuncia es investigada por la fiscal adjunta de Delitos Económicos, Daniela Ramos.
Pablo Casas, abogado del denunciante, dijo a El País que la fiscal Ramos le transmitió que hay otras 25 denuncias contra los escribanos por supuestas estafas que totalizan US$ 2 millones.
Fuentes del caso aseguraron que hay otros empresarios estafados por los profesionales.
ENGAÑO. Desde hace veinte años el denunciante reside en Uruguay luego de haber vivido muchos años en Estados Unidos,
donde se dedicó a los negocios, país del que es residente y al que aún lo une un vínculo comercial. A su vuelta a Uruguay y con parte de sus ahorros, el denunciante se dedicó a la actividad comercial en el país, al comienzo como dueño de una fracción de campo en Treinta y Tres y propietario de taxímetros en Montevideo.
Posteriormente, el hombre adquirió una empresa de camiones, y hoy arrienda locales comerciales y viviendas en la Ciudad de la Costa, de las cuales es propietario. A su vez, en alguna ocasión, producto de sus ahorros, realizó préstamos hipotecarios a particulares.
Dedicado a la actividad comercial, el empresario volvió a tener contacto con escribanos que ya conocía, los que le fueron presentando a otros profesionales con los que comenzó a relacionarse.
Una escribana, que había asesorado al padre del empresario, le propuso realizar algunos préstamos a determinados conocidos de ella, los que se garantizarían con bienes inmuebles.
Los deudores debían abonar el capital e interés en una cuenta de banco en los plazos estipulados en los contratos de préstamos hipotecarios, en el entendido que todo lo que se realizaría se encontraba totalmente permitido en la legislación uruguaya. En junio de 2017, se realizó el primer préstamo y así se continuó hasta julio de 2018, que fue el último.
En oportunidad de una visita que realizó a la oficina del empresario el abogado Casas, el comerciante le comentó la situación de cómo se estaban realizando los préstamos por parte de los escribanos intervinientes. Casas le alertó de posibles irregularidades en los mismos, según señala la denuncia.
Confiando en los escribanos, el empresario no pidió la documentación original. Solo recibía fotocopia de los contratos que se firmaban, ya que claramente suponía que los profesionales actuaban acorde a derecho y de buena fe.
A fines de 2018, el denunciante pidió a una de sus empleadas que se comunicara con los deudores. Para sorpresa del comerciante, algunos le manifestaron que las cuotas se las estaban pagando a los escribanos intervinientes, otros que el dinero que figuraba el préstamo hipotecario no lo habían recibido en su totalidad por parte de los profesiones. Esa situación alarmó al empresario y lo llevó a presentar una denuncia luego de varios meses de negociar, en forma infructuosa, la devolución de su dinero.
La víctima de una de las estafas fue un empresario: perdió US$ 800.000.
Particulares firmaban hipotecas truchas elaboradas por los notarios.