La curiosa apuesta uruguaya
▃ Aunque todos se llamen serológicos, hay tres tipos distintos de estos test: los llamados “rápidos”, que se parecen a los de embarazo, son menos efectivos y no permiten cuantificar la cantidad de anticuerpos; los robotizados cuyo mercado lo acaparan las grandes farmacéuticas y los ELISA que captan la reacción inmunológica (IGM) y la marca de la infección posterior (IGG) mediante el enlace enzimático. El desarrollo uruguayo será de este último tipo. El clásico ELISA, que en principio produciría el país, requiere de la extracción de sangre como para un examen convencional y un análisis de laboratorio. Pero el Pasteur y la Universidad de la República están intentado que sea posible evitar la extracción clásica y hacer un pinchazo en el dedo como para la medición de la insulina. De esta manera, dice el científico Carlos Batthyány, “se lo podría hacer el propio usuario y reduciría la logística de enfermería”. Esta apuesta, sin embargo, se validará recién acabada la primera misión: producir 390.000 test serológicos. Ayer, en su visita al Instituto Pasteur, el director de la OPP, Isaac Alfie, comentó que Uruguay está viendo si aplica test aleatorios a escala nacional, centralizados en ramas de actividad o de qué manera. Por el contrato, la primera tanda de test tendrían que estar validada antes de que acabe junio y producida a mitad de julio. Para ello, se está en la validación con unas 200 muestras de casos positivos (infectados con el virus) y negativos (muestras anteriores a COVID-19).