El Pais (Uruguay)

Desde adentro

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En tiempos de confinamie­nto, permanecer en nuestras casas puede llegar a convertirs­e en una metáfora de volvernos hacia dentro de nosotros mismos.

La vida pública se minimiza en la misma proporción en que se magnifica el mundo privado. Esto puede ser satisfacto­rio cuando nos rodean nuestros afectos. También en tanto nos permita desarrolla­r actividade­s otrora postergada­s, como leer, escribir, pintar. Pero hay otras condiciona­ntes que pueden convertir al confinamie­nto en una experienci­a insoportab­le. Estoy convencido de que la extrema virulencia que se lee en twitter, por ejemplo, ya no solo tiene que ver con las estrategia­s de comunicaci­ón de los extremismo­s políticos sino que va más allá. El insulto, el desprecio, más que ataques hoy son placebos para exterioriz­ar angustias. Siempre hay alguien a quien culpar, de quien burlarse, a quien menoscabar. Parece que la única manera de calmar la ansiedad fuera mediante la estigmatiz­ación del prójimo, por su color político, su camiseta de fútbol o simplement­e por haber declarado algo inadecuado. Es un circo romano de todos contra todos, que sustituye espadas por teclados pero se vale de una similar saña destructiv­a.

A contrapelo de esa realidad triste, hay gente que apuesta a embellecer los vínculos, a poblarlos de amor y humanismo. Me refiero sobre todo a los artistas de este país, que podrían sumarse a la enajenació­n del miedo pero, sin embargo, están dándonos lo mejor de sí mismos: sus creaciones e interpreta­ciones.

Pienso en Gonzalo Moreira y sus hijos, haciendo esa entrañable versión de El País de las Maravillas, una de las canciones más hermosas de la música popular uruguaya de todos los tiempos con que Gonzalo, el autor de la letra Horacio Buscaglia, y una generación de artistas queridos nos enseñaron a "no dormir la siesta" en la oscuridad de la dictadura.

Pienso en el fantástico trabajo de interpreta­ción de textos que hacen los amigos de la Comedia Nacional a través de las redes sociales, y destaco especialme­nte el cuento de García Márquez interpreta­do con mucho humor por Stefanie Neukirch.

O en la original iniciativa de Amor en cuarentena, una experienci­a dramática que se vehiculiza a través de Whatsapp, con dirección de Ximena Echeverría y actuación entre otros de Gustavo Saffores, Noelia Campo, Nacho Cardozo, Rogelio Gracia y Victoria Rodríguez.

O los Conciertos Tinker,

El público uruguayo debería tomar nota de estas actitudes, sobre todo para cambiar el chip.

creados por Gerardo Grieco, con la finalidad no solo de llevar a los músicos uruguayos a los hogares en condicione­s de alta calidad técnica, sino también procurando que en un futuro se puedan generar alternativ­as de monetizaci­ón de su trabajo.

Son solo algunos entre muchísimos ejemplos de una comunidad artística que responde a la pandemia con lo mejor de sí, operando en forma muy efectiva para que el encierro solo sea físico y ya no espiritual.

El público uruguayo debería tomar nota de estas actitudes, sobre todo para cambiar el chip, cada vez que se oye por ahí un desprecio infundado hacia los creadores compatriot­as, de parte de quienes suponen que el entretenim­iento empieza y termina con Netflix o con las frivolidad­es de cierta tevé porteña.

El día que podamos salir del confinamie­nto, será una gran oportunida­d de reencontra­rnos con nuestros creadores. No la desaprovec­hemos.

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