Un regreso televisivo que hace sentir nostalgia por la nostalgia
Canal 4 reestrena hoy Graduados, un éxito argentino de la última década
La ficción argentina está en crisis y eso viene de antes de la pandemia del coronavirus. En su contra juegan el factor económico, en parte por la situación que atravesó Argentina en los últimos años, en parte por la feroz competencia de las telenovelas turcas, los “enlatados” que fueron sensaciones de audiencia. También juegan la expansión del streaming y la multiplicidad de formatos de consumo audiovisual, y una marcada falta de renovación en cuanto a creadores, productores y actores. Los generadores de contenido y los que lo protagonizan son, hace buen rato, los mismos de siempre.
Antes de que se definiera este contexto crítico, la televisión argentina tuvo un éxito enorme que llegó hasta Grecia: Graduados, que hoy vuelve a la pantalla. La reestrena Canal 4 a las 21.30; del otro lado del río, Telefé anunció su reposición para el mes pasado, pero lo postergó y aún no se concreta.
Graduados es una de las ficciones más exitosas de la última década, un fenómeno popular a base de nostalgia y rock argentino. Emitida originalmente en 2012, promedió por encima de los 20 puntos de rating y peleó cabeza a cabeza con Showmatch (cuando todavía era un tanque de audiencia) y ganó ocho premios Martín Fierro, incluso el Martín Fierro de Oro. Creada por Sebastián Ortega y producida por Underground, funcionó tan bien que se hicieron varias adaptaciones internacionales, de Colombia a Serbia, donde fue un verdadero suceso, tanto que se le agregaron temporadas.
La telenovela también marcó un quiebre en cuanto a la popularidad del uruguayo Daniel Hendler, hasta entonces un acno tor de perfil bajo en el Río de la Plata. Hendler se plantó como un galán inusual en el papel de Andy Goddzer, un paseador de perros en sus cuarenta, pero con el mismo espíritu que en su adolescencia. Andy vive con sus padres, no tiene independencia económica ni relaciones a largo plazo, y su actividad más frecuente es salir por ahí con unos amigos iguales a él. Nada es muy compatible con la realidad de María Laura (Nancy Dupláa), viejo amor de su adolescencia, ahora casada con Pablo (LuciaCáceres) y con un hijo (Gastón Sofritti) que es clave en el desarrollo de la trama.
Con ese repentino nivel de exposición y una proyección tan exitosa —la de Graduados— que incluía obra teatral y película, Hendler vivió sus momentos agridulces, según reveló el año pasado en una entrevista radial con La Once Diez. “Tenía ganas de que terminara ese ciclo para recuperar un poco de vida”, contó, sobre todo porque para 2012 tenía hijos pequeños y el asedio de la prensa fue importante.
La aparición de una cara nueva, la vuelta de Dupláa a la tira diaria tras unos años alejada de esa dinámica, y buenísimos personajes secundarios como el Tuca de Max Urtizberea o la villana de dos caras que compuso Isabel Macedo, fueron elementos que contribuyeron al fenómeno Graduados.
Pero lo central fue la nostalgia en clave musical. Contada a dos tiempos, con un relato en 1989 y otro en la actualidad, con una banda sonora llena de hits de los ochenta y la aparición constante de celebridades —la lista incluye al propio Charly García—, trasladó a un sector del público directo a su juventud, y a otro le permitió conocer la estética, la impronta y el sonido de un tiempo. En el medio, Graduados tocó temas como la diversidad sexual, el bullying y el sobrepeso, para darle sustento a una comedia que más que nada buscó entretener. Y para entretener, nada como un vistazo ameno a los años de rebeldía y la huella que deja el tiempo.