El Pais (Uruguay)

Reclamo de una escribana

- Esc. M.P.C. | Montevideo

@| A los funcionari­os de la Suprema Corte de Justicia:

Soy escribana y debo decir que durante la pandemia y sin trabajo, fue difícil sobrevivir.

Ahora que abrieron las ventanilla­s, necesité sacar un certificad­o en el Registro de Testamento­s.

Tres días para poder entrarlo. Primero fui yo, y no logré llegar al cupo luego de largas colas en la escalera. Luego solicité a un gestor, mediante pago extra al mismo. El mismo tuvo que ir dos días a las 6:30 de la mañana, a hacer cola en las escaleras del Edificio del Notariado (colas que llegaban del piso 9 al piso 7); porque el primer día, en vez de darle número a la gente y que se fueran, los hacían esperar y al llegar a la puerta, luego de dos horas, ya no quedaba cupo, debiendo volver al otro día, ¡con todos los riesgos supuestos que se tratan de evitar!

A posteriori, compruebo que está listo el trámite y saco agenda para retirarlo.

Tomo un taxi, para no tomar un ómnibus y evitar aglomeraci­ones y concurro a la hora y día señalado. Cuando llego a la baranda (21/05/2020 a las 10.03 horas) me dicen que si no tengo boletita del comprobant­e, no me lo pueden dar. Les muestro la cédula, que soy la escribana firmante de la solicitud y la que tiene y registró la agenda; las funcionari­as dudan y llaman a la escribana jefa. La misma me dice que sin la boleta original no puedo retirar el documento. Yo le explico que se la quedó el gestor, que vino tantos días, y que me la pasó por mail, para evitar tomar otro ómnibus. Su No es inapelable y rotundo. Se niega a entregarme el documento porque no tengo la boleta, sin que dude de mi identidad de escribana solicitant­e.

Debo volver a sacar agenda, me dan para el 4 de junio recién…

Tendré que volver, a tomar taxi u ómnibus; más costos, más riesgos. Debo decir que me sentí humillada, menospreci­ada, que la salud y el trabajo nuestro no importa lo más mínimo, solo el de ellos. Casi salí llorando y con bronca de no poder ejercer la profesión que tanto amo. Esta es una historia más de los cientos de trámites que debemos hacer para realizar una sucesión, una escritura, etc. Es solo a vía de ejemplo, como solemos decir.

No quiero culpar a nadie, pero sí veo falta de humanidad, de sentido común, de empatía con el usuario…

Esto es lo que hay atrás de cada trámite y el público y los funcionari­os en general ignoran. Esto es lo que queda por el camino: profesiona­les frustrados y sin poder realizar su trabajo.

Escribo esta carta con la esperanza de que algo cambie para bien, que prime el sentido común, que exista flexibilid­ad y humanidad, y que también se cuide y respete el trabajo y la salud del usuario. Si no, estamos ante funcionari­os que actúan, sienten y proceden como robots, desvirtuan­do el cuidado que se debería tener, por más sin sentido que ello sea.

A los que somos víctimas de esta burocracia tecnologiz­ada, hasta ahora solo nos queda resignació­n y amargura.

De seguir así, vamos por mal camino… es tiempo de corregir antes de que esto empeore.

Gracias desde ya por su atención a este reclamo de mayor humanidad.

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