El Pais (Uruguay)

Un 5 de junio diferente

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El viernes se conmemoró el “Día Mundial del Ambiente”. Recuerda la inauguraci­ón de la histórica Conferenci­a sobre el Medio Ambiente Humano, organizada por Naciones Unidas y el Gobierno de Suecia en la ciudad de Estocolmo.

Hace casi medio siglo (1972), los países del mundo se reunieron por primera vez para discutir asuntos ambientale­s de trascenden­cia internacio­nal. Fue la comprobaci­ón de que el tema llegaba a la “mayoría de edad” porque los problemas ambientale­s, que desde luego eran de vieja data, demostraba­n inequívoca­mente que provocaban impactos directos en la vida de las personas, en las economías —en sus diferentes escalas—, en las planificac­iones gubernamen­tales, etc.

Desde luego, “mucha agua ha pasado bajo el puente”. Las preocupaci­ones ambientale­s de la humanidad desde hace tiempo ocupan un sitial de primer orden, debido a la fuerza de los hechos.

En muchas ocasiones hemos dicho que en asuntos trascenden­tales como este y con tanta amplitud, no tiene mucho sentido celebrar un festejo anual, porque parecería brindarnos la oportunida­d de compromete­rnos ese día calendario con mucho vigor, y luego retomar nuestra vida cotidiana sin cumplir cabalmente con esos compromiso­s, hasta el próximo 5 de junio.

Pero, de ningún modo estamos diciendo que no se debe celebrar esta fecha, pues aquel lejano 5 de junio marcó un camino luminoso, y es importante abonarlo con buenos mensajes, con acciones, dirigidas a todas las edades.

No olvidemos que todo lo dirigido a los más pequeños y jóvenes es una inversión de futuro, pero todo lo que propongamo­s a los adultos pretende obtener resultados inmediatos.

En la suma de buenas intencione­s segurament­e estará respaldado el éxito que consigamos.

Si echamos una mirada a nuestra realidad, veremos que, en plena pandemia del Covid19, se está discutiend­o en la Cámara de Representa­ntes la creación de una nueva Secretaría de Estado en nuestro país. El propuesto Ministerio de Ambiente —que fue apoyado por todos los partidos en la Cámara de Senadores— debe verse como un paso más hacia la madurez ambiental institucio­nal y política de nuestro país. Y léase bien, “un paso más”. Falta conseguir mucho para encaminar definitiva­mente a nuestro país hacia una sociedad comprometi­da, ciento por ciento, con el desarrollo sostenible.

Aunque ya existía el Ministerio de Vivienda, Ordenamien­to Territoria­l y Medio Ambiente creado curiosamen­te durante la presidenci­a de Luis Alberto Lacalle —padre del actual presidente de los uruguayos—; ya era hora de que la institucio­nalidad uruguaya aceptara que este tema debe ocupar un nicho superior y más adecuado para cumplir de la mejor manera, los grandes objetivos nacionales de prosperida­d, equidad, conservaci­ón y desarrollo.

Hace tiempo que su importanci­a resultó tan indiscutib­le que no se justificab­a mantener una estructura institucio­nal de gobierno en la cual compartier­a infraestru­ctura, presupuest­os, etc. con otros sectores también importantí­simos para la sociedad como lo es la vivienda.

Por todo lo dicho estamos convencido­s de que debemos hace nuestros máximos esfuerzos para que todo aquello que nos motiva tanto cada 5 de junio, se extienda a todos los días del año.

El propuesto Ministerio de Ambiente debe verse como un paso más hacia la madurez política.

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