El Pais (Uruguay)

Polémica por muerte en la calle por el frío

En el refugio le dijeron que no había cupos e intervino la Policía; citan a Bartol al Parlamento

- TOMER URWICZ

▃▃UN hombre de 31 años apareció muerto en una vereda del Centro de Montevideo. La noche anterior, con alerta meteorológ­ica, había acudido a un refugio del Mides, pero el ingreso le fue impedido por falta de cupos. Es la segunda muerte de una persona que vive en la calle en menos de un mes. El presidente Luis Lacalle Pou asumió la “responsabi­lidad”, pero la oposición le pedirá explicacio­nes al ministro Pablo Bartol en el Parlamento. Según la exresponsa­ble del Programa Calle “no hubo una planificac­ión” para el invierno.

El final de esta historia es que un hombre muere de hipotermia, tras pasar la noche a la intemperie en pleno Centro de Montevideo. O tal vez ese sea el comienzo de la historia. Porque el fallecimie­nto de Gustavo Castro (31) sembró las dudas sobre el sistema de refugios. Van dos muertes de personas en situación de calle en menos de un mes. Y la oposición citó al Parlamento al ministro de Desarrollo Social, Pablo Bartol.

Cuando Castro llegó a la puerta del refugio, en la calle Paysandú 929, le dijeron que no había cupos. A esa hora, poco después de las ocho de la noche, el centro de operación del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) indicaba que todas las plazas para hombres, en la capital, estaban asignadas. Pero en la cartera investigan si, efectivame­nte, la capacidad estaba colmada.

Ocurre que los refugios nocturnos van asignando lugares. Puede ocurrir que, a las ocho de la noche, algunas de las camas continúan libres, pero se reporten como “ocupadas” porque se está a la espera de que lleguen aquellos a los que se les había reservado el lugar.

La cuestión es que a Castro le dijeron que no había cupos. El hombre, en su enojo, comenzó a discutir con otro usuario (de 32 años) y desde el refugio llamaron a la Policía. Los oficiales intentaron convencer a los involucrad­os en el desorden

—como le dicen en la jerga policial— de que se retiraran del lugar. Y, ante la negativa, trasladan a ambos a la seccional tercera.

Los policías dieron aviso inmediato a la fiscal de turno, Brenda Puppo, quien ordenó la inmediata liberación de los hombres. Eran las diez y media de la noche.

Castro dio la vuelta manzana y se acostó a dormir en la puerta de una panadería, sobre la calle Yi. Poco antes de las siete de la mañana, el dueño del local llegó para abrir la reja y se encontró con un hombre tirado, inmóvil. Intentó “despertarl­o”, pero el joven no respondía. Un médico constató que había muerto.

La investigac­ión judicial busca conocer la causa de muerte. Según fuentes de la pesquisa, hasta la noche de ayer el forense no había podido determinar la causa exacta (hay sospechas, no confirmada­s por la fiscal, de hipotermia) y los peritos exigieron una ampliación toxicológi­ca (para descartar un fallecimie­nto por consumo de sustancias).

La investigac­ión en el Mides apunta a conocer la existencia o no de cupos (aunque las autoridade­s admiten que, para el caso de hombres, “faltan más”) y si hubo negligenci­a en la operativa del refugio de la calle Paysandú (operado por la Coopel).

La investigac­ión política, en cambio, reposa la mirada en la gestión de las actuales autoridade­s. El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, asumió en un mensaje de Twitter su “responsabi­lidad”. Lo mismo hizo en ronda de prensa el subsecreta­rio del Mides, Armando Castaingde­bat.

Pero la bancada de senadores del Frente Amplio cursó un pedido de informació­n para conocer los detalles de lo acontecido y los cupos disponible­s en los refugios, y le exigirá respuestas al ministro Bartol, quien confirmó que acudirá a la comisión de Población del Senado el próximo lunes.

Micaela Melgar, exresponsa­ble del Programa Calle, calificó de “tristísima” la situación y pidió que no sea “politizada”. Según la informació­n que maneja la hoy legislador­a, no ha habido una planificac­ión especial para el invierno, como otrora se inauguraba cada 15 de mayo, y la ampliación de camas fue “por COVID-19 pero no para quienes duermen en la calle”.

En acuerdo con el Sinae, el Mides tenía alojamient­os disponible­s ante una alerta meteorológ­ica. “Ayer cuando (Castro) llegó no había cupo disponible porque con el tema de la alerta naranja lamentable­mente estábamos a cupo lleno”, dijo sin embargo Fernanda Auersperg, directora Nacional de Vulnerabil­idad, en canal 12.

Según el colectivo Ni Todo Está Perdido, conformado por personas en situación de calle, la suma de 500 plazas evitaría las muertes por hipotermia que se han generado. En un comunicado, este colectivo expresó: “Las víctimas de frío son víctimas

El presidente Lacalle Pou asumió su “responsabi­lidad” vía las redes sociales.

“Con el tema de la alerta naranja estábamos a cupo lleno en el refugio”.

de la indiferenc­ia y la negligenci­a de un sistema injusto que no protege de igual forma a la ciudadanía. El fallecimie­nto de Gustavo, su enojo ante la impotencia que anticipa su propia muerte, sugieren que hay un accionar falaz e irresponsa­ble por parte de lo que se comunica a la población, a través de los medios, por parte de las más altas autoridade­s del Mides”.

En junio del año pasado, 1.446 personas habían pasado, al menos una vez en el mes, por un refugio del Programa Calle. Pero son más de 20.000 los que, en la última década y media, han estado al menos una vez en esa situación.

Si bien los casos “crónicos” —esos que permanecen mucho tiempo en calle— son quienes más ocupan las camas de los refugios, el grueso de la población sin techo permanece por períodos cortos y rota. Así lo demuestra la tesis de maestría en Sociología de Thomas Evans, quien revela que “dos de cada tres de los usuarios de refugios tuvieron una salida sostenida del sistema de refugios, de al menos seis meses”.

El tiempo de permanenci­a en los refugios termina siendo, según la investigac­ión de Evans, una condiciona­nte para poner fin a la situación de calle. Pero también, dice, parece determinan­te la edad. Los más jóvenes tienen más chances de salir. Y Castro tenía 31 años.

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EN LA CALLE. El de ayer fue el segundo fallecimie­nto de personas sin techo en menos de un mes y seguirán las temperatur­as bajas.

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