El dueño de secretos explosivos
En Cabo Verde hay una bomba con potencialidad de destruir la dictadura venezolana. Si ese país atomizado en islas frente a la costa occidental africana extradita a Alex Saab a Estados Unidos, la CIA y el Pentágono dispondrán de una radiografía de las arcas clandestinas del régimen y sus redes de financiación, sobornos y enriquecimiento ilícito.
Ese empresario colombiano sería el arquitecto de la estructura secreta que explica el poder regional del chavismo residual que impera sobre un Estado en bancarrota, una economía quebrada y una sociedad hundida en la pobreza.
Desde la primera mitad del siglo 20, las dictaduras caribeñas se financiaron de manera clandestina. Criminales y corruptos regímenes como el de Somoza en Nicaragua; López Arellano en Honduras; Trujillo en República Dominicana; Duvalier en Haití; además de los militares que se sucedieron en Guatemala tras el sanguinario derrocamiento de Árbenz. Todos financiaron con actividades ilegales los regímenes con que imperaron sobre la miseria.
La diferencia con Venezuela es que aquellas dictaduras caribeñas, igual que las sudamericanas, contaron con la complicidad de Washington, que se autojustificaba con la Guerra Fría y la lucha contra “el comunismo”.
El régimen residual chavista se valió del mismo esquema, pero más grande y sofisticado. En la creación de ese esquema, Alex Saab fue una figura crucial. Según el periodismo de investigación que lo visibilizó, comenzó a amasar su fortuna nutriendo el enriquecimiento secreto de Nicolás Maduro y la casta militar venezolana, como contratista del Estado en la construcción de viviendas populares. Luego diseñó y puso en funcionamiento la red de lavado de dinero a través de cómplices extranjeros y empresas off shore.
Atiborró las arcas secretas del régimen, así como sus bolsillos y los bolsillos de los jerarcas venezolanos que lo tienen como testaferro, durante su actuación como contratista del programa alimentario CLAP y el diseño del vasto esquema de operaciones comerciales y financieras para eludir sanciones internacionales y el embargo norteamericano.
Haber lavado dinero producido por la explotación ilegal de la minería en la Cuenca del Orinoco le permitió relacionarse con mafias y sectores del poder en Irán, Turquía y Rusia. Por eso es posible que desde esos países se intente sobornar al gobierno de Cabo Verde para que no lo entregue en extradición o para que lo dejen escapar. Si se convierte en arrepentido y habla, podría revelar vínculos entre mafias iraníes, turcas y rusas con la teocracia persa, el gobierno de Erdogán y el Kremlin.
Alex Saab convertido en un “arrepentido” podría revelar además la financiación ilegal de lealtades (o complicidades) en la región. Gobiernos y dirigencias políticas de muchos países latinoamericanos habrían recibido favores y dinero de las arcas clandestinas de Venezuela. Una muestra de esa financiación secreta habría quedado expuesta por el descubrimiento de casi 800 mil dólares no declarados en la valija del turbio empresario Guido Antonini Wilson, decomisada al llegar, en el 2007, a Buenos Aires en un vuelo privado que traía desde Caracas a altos funcionarios argentinos y venezolanos.
Por eso son muchos los que observan preocupados la captura y posible extradición de Saab. Y más aún les preocupa a Maduro y a la casta militar que lo sostiene. El hombre que diseñó y manejó la financiación ilegal del régimen podría entregar a sus enemigos la radiografía del sistema de obtención y lavado de dinero que abarrotó las arcas clandestinas que permiten al chavismo residual imperar sobre un país empobrecido.