Plasma de caballo como alternativa
▃ Un suero terapéutico para tratar pacientes infectados con Covid-19, compuesto con plasma equino, mostró en pruebas in vitro la capacidad de neutralizar el virus SARS-COV-2. En la semana próxima se espera iniciar la fase de ensayos clínicos en pacientes de hospitales y sanatorios de Buenos Aires. En diálogo con El País, el doctor Fernando Goldbaum, director científico de Inmunova —la compañía biotecnológica implicada en el estudio—, traza la historia: “A nosotros nos sorprendió la pandemia trabajando para otro suero hiperinmune: hace años desarrollamos uno para el síndrome urémico hemolítico en niños. Ya habíamos pasado por varias etapas preclínicas y clínicas, y estamos en un ensayo para demostrar la eficacia. Por eso tenemos una experiencia importante en el uso de este tipo de sueros”. Lo que normalmente llevaría tres años en desarrollar, la pandemia lo acotó a 70 días. El paso a paso fue así: primero se produjo la proteína recombinante, similar a la proteína del virus en su estructura nativa. Después se inmunizó a los caballos. “Es como si se vacunaran”, dice Goldbaum. Los caballos producen “altos títulos (niveles) de anticuerpos. Estos se miden, y lo que se les hace a los animales es como si fuera una extracción de plasma común”. La diferencia (y ventaja) está en que el caballo tiene entre seis y siete veces mayor volumen de sangre que el humano. Luego se purifican los anticuerpos; se los trata con una enzima que elimina “una parte que puede producir toxinas”. El resultado final: fragmentos de anticuerpos equinos que tienen la capacidad de unirse al virus. Goldbaum confía que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (Anmat) aprobará el protocolo para entrar en fase clínica sin pasar antes por ensayos en animales, dada la experiencia de la compañía en ensayos similares, tanto en animales como en humanos. Si el ensayo da resultados, Goldbaum piensa en “miles o decenas de miles de tratamientos” con plasma de equinos, lo que equivale a tratar a más personas en etapas más tempranas. “Somos cautos porque somos científicos; las cosas que hay que demostrarlas con el método científico. Pero hay esperanza”, señala.