MUTACIÓN PERO SIN SER MÁS GRAVE
▃ Casi un 30% de los datos de secuencia del genoma del virus COVID-19 recogidas por la Organización Mundial de la Salud mostró señales de mutación, pero no hay pruebas de que esto haya conducido a una enfermedad más grave. Científicos de Scripps Research hallaron este mes que, para abril, el virus mutado era responsable de cerca del 65% de los casos remitidos desde todo el mundo a una gran base de datos.
La mutación genética del coronavirus, designada D614G, aumenta de forma significativa su capacidad de infectar células y podría explicar por qué los brotes en el norte de Italia y Nueva York fueron mayores a los vistos antes en la pandemia.
Maria Van Kerkhove, líder técnica para la pandemia del COVID-19 en la OMS, dijo que la cepa mutada fue identificada en febrero y estuvo circulando por Europa y América. “Hasta ahora no hay pruebas de que provoque una enfermedad más grave”, afirmó ayer viernes en un encuentro con la Asociación de Corresponsales Acreditados ante Naciones Unidas en Ginebra. Por otra parte, la OMS debería recibir pronto los resultados de las pruebas clínicas que está llevando a cabo de medicamentos que podrían ser eficaces para tratar a los pacientes de COVID-19, dijo ayer viernes su director general Tedros Adhanom Ghebreyesus. Casi 5.500 pacientes en 39 países han sido reclutados hasta ahora en el ensayo de Solidaridad. “Esperamos resultados provisionales en las próximas dos semanas”, agregó.
El Ensayo de Solidaridad comenzó en cinco partes que analizaban los posibles enfoques de tratamiento para COVID-19: atención estándar, remdesivir, hidroxicloroquina; los medicamentos para el VIH lopinavir/ritonavir, y lopanivir/ritonavir combinado con interferón.
En tanto, Mike Ryan, jefe del programa de emergencias de la OMS, dijo que no sería prudente predecir cuándo podría estar lista una vacuna contra el COVID-19. Aunque una vacuna se muestre eficaz a finales de año, la pregunta era cuándo podría ser producida en masa, indicó. (Reuters)