Lust, el otro diputado rebelde
“Manini Ríos todavía no es un líder”, para eso “se necesita tiempo”.
—¿Esperaba que el presidente Lacalle Pou actuara como lo hizo con el tema UPM?
—No. Lacalle está haciendo una buena Presidencia, pero en ese aspecto me defraudó. Él anunció que iba a cumplir el contrato. Eso habla bien del presidente, pero cumplir el contrato también implicaba poder hacer uso de una cláusula que para nosotros hubiera sido muy buena.
—Él dijo renegociar todo lo que se pudiese renegociar. El tema es si se podía renegociar algo.
—Se podía renegociar todo. El electorado del Partido Nacional básicamente es del interior. La gente que UPM le va a destruir la vida es básicamente de departamentos que ganó el Partido Nacional, y pensé que se cuidaría a sus electores.
—Destruir la vida es una afirmación muy dura.
—Sí.
—¿Usted está diciendo que luego de UPM esa gente no va a tener futuro?
—No. La destrucción de ellos la van a ver en el 2027. Todavía no. Ahora estamos en los actos preparatorios del crimen. Además de la planta, lo que destruye es el tren. Esa es el arma homicida. El problema es que el presidente Lacalle y toda su gente no viven frente al tren. Lo que tiene que hacer es mudar la residencia de Suárez frente al tren.
—La información que dan las autoridades y las empresa garantizan la seguridad vial y ambiental. —La obra va a llevar tres años. Acá (en el Parlamento) hace un tiempo había una obra con una maquina que todos los días sonaba la alarma de la marcha atrás: "bip, bip". Imagínese tres años con esos ruidos y más, con los cortes de árboles, el levantamiento de veredas. Ahí me gustaría verlos a todos los dirigentes políticos viviendo ahí. Son 20 trenes diarios que van entre muros, y tocando bocina. A esos 8.000 padrones, que son 40 mil personas que viven bordeando el tren, se les destruye la vida.
—De alguna forma lo que usted plantea es lo mismo que decían los ambientalistas de Gualeguaychu, cuando la planta de Botnia. Aquello de los peces de cuatro cabezas.
—Pero eso es un disparate. —Había planteos de ese tipo y nada de eso ocurrió. Ocurrió lo que decían las autoridades y la empresa también con los cuidados ambientales. Hoy dicen lo mismo. ¿Por qué no creerles? —Cuando ellos aseguran eso en el río Negro, yo no les creo. Hay documentación de la Comisión Administradora del Río Uruguay que desmiente eso. Dice que se aumentó el grado de contaminación (tolerable) porque UPM no podía contaminar menos. Entonces para que salven el examen, le subió lo permitido a contaminar. Es de diciembre de 2019, fue eso.
—Pongámosle que lo que usted dice ocurra. ¿No le parece muy maquiavélico que dos gobiernos, de dos partidos distintos tomen decisiones para perjudicar a la gente de su país?
—Claro, es así. El gobierno trabaja para UPM. Y el que se fue también. No es a sueldo. Trabajan para que se instale UPM. Pero luego que se instale y pasen cinco años y todos los que gobernaron estén viviendo en barrios de gente rica, y se bañen en playas del extranjero...
—¿Cree que esos políticos se van a enriquecer con UPM?
—No.
—Entonces se entiende que lo impulsan por un interés nacional, ¿no le parece?
—Yo no creo que lo hagan por un interés nacional, ni que crean que UPM le va a hacer bien al país.
—¿Lo hacen de ignorantes? —Bueno hay que preguntarles a ellos. Cuando los llamamos a sala (en diputados) la mitad de las preguntas no las respondieron. No puedo hacer más que eso. No puedo hacerles una censura porque no tengo votos.
—Pero ni siquiera la impulsó. —No, porque ya era notorio que nadie me iba a acompañar.
—Lo podía dejar marcado como un hecho. ¿O lo evitó para no generar una fractura en la coalición?
—No. Hay un tema técnico y es que los ministros tienen que ser censurados por sus actos de gobierno, y básicamente eran actos de los anteriores. UPM dice que va a subir el PIB, eso dejó de importar luego del coronavirus. El PIB ya no importa. El virus paró la economía, paró la educación y paró el planeta.
—En la puerta de su despacho tiene la frase: “La suerte está echada”. ¿Por qué?
—Toda la vida fui del Partido Nacional. Ser blanco es un sentimiento. Uno no puede tener un sentimiento por un partido que tiene seis meses. Cuando resolví abandonar el partido blanco y entrar a Cabildo, pensé que eso traería consecuencias en mi circulo social y de amistades. Por identificarme con un partido militar, que viola los derechos humanos; que después se demostró que no es así, pero en aquel momento era la imagen. Yo dije, ¿qué hago? ¿Me quedo con la seguridad o doy el paso y asumo las consecuencias de que la suerte está echada? Y me la jugué. Por mis hijos.
—En esta primera etapa de Cabildo en el gobierno, ¿lo actuado le da la razón de seguir adelante? —Ahora estoy convencido que di el paso correcto.
—La ministra de Vivienda y Medio Ambiente es de Cabildo y apoya a UPM.
—La ministra está de acuerdo con la inversión, con la que yo no estoy de acuerdo. Pero es la ministra y es la que tiene que dar los permisos ambientales que faltan.
Los vamos a revisar con lupa. Pero no se olvide que el presidente creó un ministerio: el de Ambiente. Ese ministro que no va a ser de Cabildo es el que dará los permisos.
—¿Le sacó un peso a Cabildo? —Sin duda. Le saca un peso a Cabildo. El gobierno va a estar más tranquilo que no dependan de Cabildo los permisos ambientales. No sé si Cabildo le daría esos permisos. Yo creo que UPM 2 no se va a hacer. Porque entre la naturaleza, que está frenando — porque ya está operando— más las acciones de amparo que se van a presentar en 15 días en 12 juzgados, en distintos departamentos, más la iniciativa popular que se armó en Canelones… yo creo que van a frenar la inversión. —¿Cómo lo ve a Manini como líder?
—Nosotros demasiado no lo conocemos. Porque es un recién llegado. Es una persona culta, preparada, muy carismático. Los votos de Cabildo son de Manini. Tiene don de mando, eso tal vez por su formación, que también se necesita. Y es una persona de principios democráticos, al cual no le ha temblado el pulso para condenar y apartarse de militares que se desviaron de las funciones militares para las cuales fueron preparados. Entonces tiene todas las características para ser un buen candidato. Todavía no es un líder. Líder implica algo más. —¿Comandar "la tropa"? —Manini es una persona que aparece en la política por sus actitudes antes de ser político. Para ser un líder se necesita tiempo. Nadie lo puede ser en seis meses.
A Manini no lo conocemos mucho porque es un recién llegado”.