El Pais (Uruguay)

EL INGENIERO QUE DISEÑA UN HOGAR EN MARTE

Pablo de León trabaja en el hábitat que se desplegará en el planeta rojo

- MARÍA DE LOS ÁNGELES ORFILA

Pablo de León trabaja en el hábitat que se desplegará en el planeta rojo.

Ay, ese es mi karma cuando veo una película de ciencia ficción”, se disculpó Pablo de León, ingeniero aeroespaci­al de la NASA, cuando en un segundo tiró abajo el argumento de The Martian (Misión rescate en Latinoamér­ica), la película en la que Matt Damon queda atrapado en Marte. De León lo sabe porque su trabajo —del que habló este fin de semana en el festival Campus Party Uruguay, esta vez en formato digital— es el desarrollo del futuro hábitat que se instalará en el planeta rojo. En otras palabras, de De León depende la permanenci­a allí de la raza humana.

Desde el UND Laboratori­o de Vuelo Espacial Humano del Departamen­to de Estudios Espaciales de la Universida­d de Dakota del Norte, este argentino y su equipo diseñan un modelo que incluye módulos inflables y rígidos que viajarán a Marte “en sucesivos lanzamient­os automático­s” y que se armará de manera robótica “antes de que lleguen los primeros humanos”. Luego los astronauta­s le darán los toques finales para “ingresar y vivir en el lugar”.

El hábitat, que es “parecido” adonde vive Damon en la película, tendrá elementos básicos como cocina, baño, gimnasio y dormitorio­s pero también laboratori­os. “Es una estación que cumplirá con las necesidade­s de las misiones científica­s y con cierto confort”, dijo a El País. La idea es que, a medida que vayan más astronauta­s, ellos puedan ir agrandando los espacios con otros módulos inflables.

El “confort” no es un capricho, es superviven­cia. Para empezar, será un hogar para estadías de varios meses en un ambiente hostil. “No podés llegar a Marte y volverte a la semana a la Tierra”, explicó. El planeta rojo está, en promedio, a 225 millones de kilómetros de distancia; la distancia máxima es de 402,3 millones de kilómetros y la mínima es solo de 57 millones de kilómetros. Para regresar a la Tierra hay que esperar que se acorte la distancia para viajar en el menor tiempo posible y gastando la mínima cantidad de combustibl­e.

Contrario a lo que se podría pensar, levantar el hábitat en Marte no sería una tarea compleja. La gravedad marciana, que es un tercio de la terrestre, no da las mismas dificultad­es que la gravedad cero como se experiment­a en la Estación Espacial Internacio­nal (EEI) “donde todo es una complicaci­ón horrible”.

Pero, ¿y las tormentas? Acá es donde falla The Martian (ver recuadro). La densidad atmosféric­a de Marte es muy baja; es una fracción mínima de la presión barométric­a de la Tierra: menos del 1% de la densidad de la atmósfera terrestre. Esto provoca que los vientos no tengan la misma fuerza de lo que vemos en este planeta. La sonda Viking había medido los vientos durante una tormenta y registró ráfagas de hasta 94 kilómetros por hora. Para comparar, la categoría 5 de un huracán en la Tierra supera los 250 kilómetros por hora. “En The Martian (Matt Damon) sale volando pero la densidad atmosféric­a es tan suave que ni siquiera la sentís. El viento no tiene fuerza para levantarte o para arrancar una antena”, explicó de León.

Las tormentas, en cambio, representa­n una amenaza para los paneles solares pero por dejarlos cubiertos de polvo. Para empezar, un hábitat como el que diseña el ingeniero debe abastecers­e por paneles solares que cubran al menos una hectárea. Y una tormenta puede tardar días en disiparse, lo cual reduce las posibilida­des de obtención de la energía y, por lo tanto, las posibilida­des de sobrevivir.

“No podés estar barriendo todas las mañanas y, de hecho, tu vida correría peligro por la disminució­n de potencia eléctrica en los sistemas”, apuntó. Y agregó: “Son muchas cosas para tener en cuenta porque es llevarte un pedacito del planeta Tierra con vos”.

De León trabaja con la convicción de que su trabajo se verá concretado en un futuro cercano, a más tardar, en 10 años. Porque, a su juicio, “el regreso a la Luna está a la vuelta de la esquina” –estimada para 2024– y, de ahí, el viaje a Marte no será un salto puesto que mientras que llegar al satélite insume tres días y al planeta, casi un año, “estamos yendo en esa dirección”.

EL SASTRE. De León también es conocido como “el sastre de la NASA”, un apodo que le “cae más o menos” pero al que ya se acostumbró. Esto se debe a que también diseña trajes espaciales. Hace un tiempo fue consultor para Spacex en esta materia. En concreto, los guantes que vistieron los astronauta­s Doug Hurley y Bob Behnken para el reciente lanzamient­o hacia la

EEI por la empresa se basaron en el diseño de moldes realizado por el ingeniero. También aportó para el diseño de la membrana que separa el vacío de la presurizac­ión interna.

Los trajes espaciales para ser usados en Marte deben estar pensados para misiones de larga duración. Esto requiere que cuenten con sistemas de reparación y con diseños integrales que permitan hacer modificaci­ones en su tamaño en función de los cambios que pueden llegar a tener los astronauta­s a lo largo de los años. Además, deben moverse. En Marte, los astronauta­s deberán caminar y mantener estabilida­d. ç

Los trajes que se usan en la EEI pesan más de 150 kilos pero se manejan con liviandad porque no hay gravedad; ese peso en Marte pasaría a ser de 50 kilos. “¿Cuántas horas podés estar trabajando en el exterior acarreando 50 kilos encima?”, preguntó de León. El desafío es hacer un equipamien­to que no supere los 20 kilos en el planeta rojo (60 kilos en la Tierra). “Estamos hablando de una reducción del 50% del peso; es un desafío que estamos tratando de resolver”, añadió.

Otro punto es el suelo marciano. La NASA preparó unos polvos en base a las caracterís­ticas químicas relevadas por los robots y se utilizan para probar la abrasión de diferentes telas, suelas y visores. Y la temperatur­a es otra complicaci­ón. En verano y sobre el ecuador, la máxima puede llegar a 28ºc pero cae demasiado por las noches. En los polos hay -150ºc. Las suelas deben mantener el calor para que el astronauta no lo pierda a través de las botas.

Respecto a Spacex, de León recordó: “Hace 10 años todo el mundo se reía de las cosas que proponía Elon Musk. Cuando hablaba de cosas de Marte lo miraban como si él mismo hubiese bajado de un plato volador. Pero, sin dudas, hoy es la empresa número uno”.

El argentino apuntó a lo que aconteció el 30 de mayo de este año: la misión conjunta entre la NASA y Spacex. Hurley y Behnken viajaron en la cápsula Crew Dragon, acoplada sobre el cohete Falcon 9, convirtién­dose en la primera vez que una nave privada lleva astronauta­s a la EEI. Este lanzamient­o fue el primero desde suelo estadounid­ense desde 2011, cuando se puso fin al programa del transborda­dor espacial.

“Durante 30 años lo que hicimos con el trasbordad­or fue dar vueltas como calesita alrededor de la órbita terrestre y no fuimos a ningún lado. Eso nos frenó el desarrollo para continuar en el Sistema Solar”, afirmó de León. Pero ahora, reiteró, la Luna “está a la vuelta de la esquina” y Marte no es solo el argumento de una película de ciencia ficción.

Ir a Marte es “llevar un pedacito del planeta Tierra con vos”, dijo el ingeniero.

“Hace 10 años todo el mundo se reía de las cosas que proponía Elon Musk”.

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VESTIMENTA. El argentino también es conocido como “el sastre de la NASA” porque desarrolla trajes espaciales; el apodo le cae “más o menos”.

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