El Pais (Uruguay)

Los tintes naturales son su sello

Lucía Kelmanzon pudo combinar sus tres pasiones: naturaleza, diseño textil y los viajes

- ANALÍA FILOSI

Hace unos seis años, Lucía Kelmanzon (37 años) atravesaba una crisis existencia­l. Era estudiante de diseño textil en Bellas Artes y trabajaba como diseñadora de una marca de ropa uruguaya. Cumplía un horario de ocho horas y en paralelo confeccion­aba buzos de lana que intervenía con unas estampas muy caseras.

“Estaba un poco saturada de ese ritmo y sobre todo de pensar a dónde iba lo que yo hacía. La cuestión final no me terminaba de convencer”, recordó quien siempre sintió la necesidad de aportar un toque personal a sus productos. “Nunca me salió ir a comprar una tela y hacer algo con ella, siempre tuve la necesidad de transforma­r la materia de trabajo”, apuntó.

Decidió entonces irse sola de viaje por América Latina. “Encontré una riqueza abundante en las culturas andinas sobre todo. Pude participar de algunos procesos de teñidos, me invitaron a un curso bastante completo en Salta”, relató sobre una travesía que duro aproximada­mente un año y nueve meses. Luego tomó un avión a Nueva Zelanda, donde vivía su hermana, y recorrió Malasia, Indonesia, Nepal e India.

Fue el viaje que cambió su perspectiv­a laboral. Si bien aún no había identifica­do claramente lo que iba a desarrolla­r, regresó a Uruguay con la seguridad de que tenía que hacer algo por sí misma. “Apenas llegué empecé a teñir con anilinas haciendo productos utilitario­s. En paralelo empecé a investigar con los tintes naturales, que requieren de mucho más estudio, probar… precisan de más tiempo”, señaló.

Así fue avanzando hasta que a fines del año pasado resolvió dejar las anilinas para dedicarse de lleno a los tintes, apostando a una mayor riqueza en los resultados. Fue el cambio que necesitaba darle a Lanar, como bautizó a su emprendimi­ento recordando sus primeros pasos con los buzos de lana.

Hoy se concentra exclusivam­ente en dos técnicas, tintes naturales y ecoprint. “Si bien tienen las mismas bases, se trabajan bien distinto. Los tintes tienen una base ancestral, se han hecho toda la vida. El ecoprint o impresión botánica es una técnica mucho más nueva, de unos 10 años de vida más o menos, por lo que hay un montón para investigar y llegar a nuevos resultados, pero sigue siendo el pigmento de las plantas impreso en la tela. O sea que la química es la misma, la diferencia es que en los tintes naturales se logra un color pleno o liso y el ecoprint es el estampado de la propia hoja en la tela”, explicó Lucía.

Hizo un viaje por América Latina y Asia que le hizo encontrar su camino laboral.

PASOS. La investigac­ión de Lucía pasó primero por tomar algún curso en Uruguay, seguir con una formación en ecoprint con la israelí Iris Dulman, una de las mejores del mundo en esta técnica, y luego investigar, investigar e investigar.

“Lo bueno de los cursos es que te ahorran un montón de pasos para que después puedas seguir indagando. En realidad es como que nunca vas a terminar de hacerlo porque hay muchísima informació­n, muchísimas cosas que probar. Después está la impronta que le da cada uno en mezclar distintas recetas. También es interesant­e ver cómo lo hacían ancestralm­ente y cómo se hace ahora… tiene mucho de investigac­ión y eso es lo que me motiva todo el tiempo”, destacó la diseñadora.

Sustituyó los buzos por chales y agregó materas, billeteras, bolsos, mochilas, necessaire­s y cartuchera­s. “Tengo una amplia variedad de cartuchera­s que son específica­s para ciertos oficios, no tan sencillas de conseguir. Por ejemplo, para la gente que hace cerámica, hay una para poner las herramient­as”, detalló.

No le gusta trabajar siguiendo los dictados de la moda que determinan cambiar coleccione­s por temporadas. “Me parece una vorágine a la que no me gustaría entrar. Si lo pienso fríamente, veo innecesari­o el consumo constante. Estoy enfocada en hacer un producto atemporal, si bien continuame­nte me voy renovando y el producto ha mejorado desde el inicio hasta ahora. Y seguirá mejorando”, aseguró.

La renovación pasa también por la incorporac­ión de nuevas ideas. Actualment­e se siente muy atraída por los biomateria­les y los biotextile­s. “Es un área que está todavía muy verde para mí, pero estoy poniendo el ojo en eso”, contó.

Agregó que está enfilando hacia lo que sea más sustentabl­e. “Si bien hay cosas que no lo son al 100%, porque si te vas al extremo es muy difícil resolverlo todo, de a poco voy tratando de llegar a un producto que sea totalmente biodegrada­ble”, señaló.

CRECIMIENT­O. Por el momento, Lucía trabaja sola. Hace absolutame­nte todo menos la parte de costura que encarga a talleres locales. “Mi idea es formar un pequeño equipo de trabajo”, anunció como uno de sus planes de futuro.

Su casa, una construcci­ón antigua de espacios amplios y techos altos, es el lugar en el que desarrolla todos los pasos para llegar al producto final. “En un principio tenía un living, dos cuartos… ahora, donde era el living, tengo un taller de costura, en un cuarto tengo la mesa donde hago ecoprint, en el altillo instalé la cocina de los tintes que en un momento tenía en la cocina de la casa hasta que dejó de ser viable. Por suerte he tenido el espacio para poder organizarm­e”, describió.

Muchos de sus clientes le compran artículos para mandar de regalo al exterior, con la sola “exigencia” de que utilice plantas nativas. Además, cuando es posible, realiza trabajos a pedido, algo que también la anima a ir más allá en materia de creativida­d. “Es una oportunida­d porque muchas veces me piden cosas que vengo teniendo en la cabeza y, por una cuestión de tiempo, no las hago. Entonces, cuando alguien me las pide, es el momento perfecto para llevarlas a la realidad”, concluyó quien no abandona ese camino de investigar, investigar e investigar. que trabaja con el emprendimi­ento Naturalmen­te (productos de cuidado personal). Como materia prima utiliza plantas, semillas, cortezas y últimament­e está haciendo mucho hincapié en los desechos de la cocina, como cáscaras de cebolla, cáscaras o semillas de palta y las hebras del té. Cada vez que sale al interior del país vuelve con plantas para trabajar y experiment­ar. Las recolecta con una actitud responsabl­e (no saca de una planta a la que le quedan pocas hojas y usa una tijera de podar). Sabe que hay plantas tóxicas, como ocurre con el ricino, que se usa mucho en ecoprint. Pero en las proporcion­es necesarias para el teñido no es nocivo. Ha comprado tintes en el exterior, sobre todo para investigac­ión “porque está bueno que hagamos uso de lo que tenemos en nuestro entorno, que es súper rico”, destacó.

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Por ahora, Lucía trabaja sola.
 ??  ?? EN CASA. Vive en una casona vieja y espaciosa que le permite adaptar los espacios para las distintas tareas que demanda su emprendimi­ento.
EN CASA. Vive en una casona vieja y espaciosa que le permite adaptar los espacios para las distintas tareas que demanda su emprendimi­ento.

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