La solidaridad y los déficits
El panorama de las cuentas públicas que dejaron los 15 años del Frente Amplio, es desolador. Solo el año pasado el Estado uruguayo gastó 3 mil millones de dólares más de los que ingresaron. El déficit fiscal superó el 5% del PBI, y solamente la gestión de Tabaré Vázquez dejó un agujero presupuestal acumulado de más de 11 mil millones de dólares.
Vale señalar que todo esto es anterior a la llegada de la pandemia de coronavirus, y pese a quince años consecutivos de crecimiento económico y de la recaudación fiscal. Para ponerlo de manera que cualquier ama/o de casa lo pueda entender: el gobierno uruguayo tuvo 15 años seguidos de aumento de ingresos, pese a lo cual cada uno de esos años gastó más de lo que cobró.
La justificación para este desastre es que había inversiones impostergables en cuestiones sociales que el país no tenía más remedio que hacer. Bueno, se ve que no fueron demasiado bien hechas, ya que a los 2 meses de cambio de gobierno, y con el arribo del coronavirus, teníamos a miles y miles de uruguayos buscando qué comer en ollas populares.
Pero eso ya es historia. La realidad es que el mal manejo financiero que hizo el Frente Amplio ya fue valorado por el pueblo en la última elección. Y junto con otros aspectos como la pésima situación en seguridad pública, y la soberbia fanática de sus políticas identitarias, fueron lo que llevó a la gente a sacarlo del poder. Y poner allí a un Presidente y a una coalición de partidos que llegaron con la promesa de hacerse cargo, y poner orden en el caos financiero estatal. Caos que, vale la pena recordar, no solo compromete nuestra posición externa con los acreedores, sino que es en buena parte razón del estancamiento que vive la economía y el empleo en Uruguay desde hace al menos un lustro.
Pues bien, la cosa es que apenas el nuevo gobierno logró calmar un poco el panorama sanitario, y empezó con el ineludible proceso de reorganización de las finanzas públicas, los mismos que dejaron este agujero financiero gigante, empezaron a poner palos en la rueda.
Ante cada versión, ante cada sugerencia, ante cada mirada de costado a un gasto del Estado, surge una reacción indignada, una denuncia de discriminación, o un reclamo de insensibilidad.
Parecería que todos y cada uno de los pesos que gasta el Estado uruguayo, o está dedicado a atender a los más necesitados, o es vital para la investigación científica.
El último caso emblemático es el de la Universidad de la República. Esta casa de estudios cuenta con un presupuesto enorme, que destina a gran cantidad de cosas. Y en un panorama general de estrechez, en el que el gobierno no tiene más remedio que apretar el cinturón para poder cumplir con los compromisos contraídos por los gobiernos previos al endeudarse (no olvidarlo), resulta que la Udelar no puede aportar en nada.
Y si se le pide un mínimo esfuerzo de ahorro, resulta que eso se traduciría de inmediato en un golpe letal al entramado científico y a la investigación nacional.
Eso, desde ya, no es creíble. Todos quienes conocen el funcionamiento de la Udelar, saben perfectamente que en esa institución, como en la mayoría de las estatales tras 15 años de bonanza, hay programas prescindibles, hay exceso de contratos, hay despilfarro, y gastos innecesarios. El que diga que la Udelar no tiene de dónde ahorrar un porcentaje mínimo de sus costos sin afectar lo medular
Apenas el nuevo gobierno logró calmar un poco el panorama sanitario, y empezó con el ineludible proceso de reorganización de las finanzas públicas, los mismos que dejaron este agujero financiero gigante, empezaron a poner palos en la rueda.
de su funcionamiento y su rol social, está engañando a la gente.
Seamos claros, si con el presupuesto que tiene la Udelar, todo fuera destinado a investigación y ciencia, seríamos vanguardia mundial en el tema. Y si quienes se rasgan las vestiduras por los supuestos recortes a la ciencia y a la investigación, hubieran cumplido su promesa de destinar a estas áreas el 1% del PBI en tiempos de vacas gordas, tal vez el gobierno actual no hubiera tenido que enfrentar la pandemia con 100 test disponibles que nos dejó el “héroe de la medicina”, que gobernó hasta el 1° de marzo.
El Uruguay no está pasando un momento fácil. Al bache presupuestal dejado por el Frente Amplio, a la amenaza de las calificadoras de sacarnos el grado inversor, y con ello golpear nuestra capacidad de atraer inversiones y crecer, se suman los costos millonarios de enfrentar la pandemia. Todos los uruguayos nos estamos apretando el cinto con recortes salariales, con bajas de presupuesto, con seguros de paro. Todas las instituciones del Estado, y la Udelar no es la excepción, deben colaborar en este momento tan duro. Si no, después, tanto uso de la palabra solidaridad de parte de algunos, sonará a hipocresía.