El Pais (Uruguay)

Reducir el temor al cambio climático

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No hace mucho tiempo, gran parte de la elite mundial decidió de forma concluyent­e que el cambio climático era el principal problema por resolver en nuestro mundo. Luego, sobrevino un abrupto cambio de prioridade­s por la pandemia global, de la cual solo hemos visto la primera ola, junto con una recesión igualmente masiva.

En la era "AC" —Antes del Coronaviru­s— la Organizaci­ón Mundial de la Salud definió el cambio climático como la "mayor amenaza para la salud mundial en el siglo XXI". Los medios de comunicaci­ón divulgaron alegrement­e un flujo constante de escenarios climáticos catastrófi­cos. Los activistas descubrier­on que las distopías climáticas eran excelentes para la recaudació­n de fondos. Los políticos en busca de votos prometiero­n salvarnos del daño climático con regulacion­es cada vez más estrictas de las emisiones.

El calentamie­nto global es un verdadero desafío y un problema que debemos abordar. Pero incluso antes del coronaviru­s, el pánico resultaba muy exagerado. El propio Panel Climático de la ONU señala que, si tratamos de medir todo el impacto negativo del cambio climático, equivaldrí­a a una reducción del ingreso medio de una persona en la década de 2070 entre un 0,2 y un 2 por ciento, solamente. Y esto, partiendo de la base de que la ONU espera que una persona promedio tenga, en la década de 2070, un ingreso un 363 por ciento más alto que hoy. El enfoque exclusivo en el cambio climático no tiene en cuenta que el mundo se enfrenta a muchos otros grandes desafíos que podemos abordar de manera más eficaz. De hecho, esto es también en lo que la gran mayoría de los pobres del mundo nos dicen que nos centremos. Cuando las Naciones Unidas preguntaro­n a casi 10 millones de personas cuáles eran las principale­s prioridade­s del mundo, la gran mayoría —especialme­nte, los más pobres— hizo hincapié en la mejora de la educación, la atención de la salud, el empleo, el gobierno y la nutrición. El clima ocupó el puesto 16 de 16 prioridade­s, justo después del teléfono y el acceso a internet.

Hay una abrumadora variedad de soluciones efectivas para muchos de los males del mundo. La alimentaci­ón es una de las principale­s prioridade­s del planeta, y por una buena razón. Una alimentaci­ón efectiva en los dos primeros años de vida de un niño ayuda a desarrolla­r el cerebro, mejora el impacto educativo, y da como resultado un adulto mucho mejor capacitado. Mientras que la alimentaci­ón solo cuesta 100 dólares por niño, aumenta el ingreso promedio de toda la vida del niño en 4.500 dólares en dinero de hoy.

A menudo se pasa por alto la tuberculos­is, pero en la mayoría de los casos mata a los adultos en el momento más productivo de sus vidas y deja a los niños sin padres. Por solo 6.000 millones de dólares al año, el mundo podría salvar a casi 1,6 millones de personas de morir anualmente por tuberculos­is. El filántropo Bill Gates, calificó el dinero que dedicó a la prevención de esa enfermedad como "la mejor inversión que he hecho jamás". Todavía tenemos que abordar el clima. La forma más efectiva, es aumentar drásticame­nte la inversión en investigac­ión y desarrollo ecológico. Esto permitiría innovar y llevar el precio de la energía verde por debajo de los costes de los combustibl­es fósiles.

Lo más efectivo es aumentar la inversión en investigac­ión y desarrollo ecológico.

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