El Pais (Uruguay)

La economía

- Andrés Donato | Montevideo

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Me encantaría regalar dinero. Me encantaría poder financiar absolutame­nte a todas las personas en este mundo. Que nadie pase hambre, que todas las iniciativa­s se financien y sostengan, que todos tengan lo que quieran en el momento en que lo desean.

¿Cuál es el problema?

No es que no tenga dinero suficiente (aunque no lo tengo), o que no sea bueno, o que sea malo. El problema es que la economía existe por una realidad, hasta el momento, que no se puede cambiar. La economía existe porque los recursos son escasos.

Es decir, no hay para todos, en todo momento y en todo lugar. La economía surge de querer asignar los recursos escasos a las personas, empresas, iniciativa­s, etc. más eficientes, para así, hacer el mejor uso posible de esos recursos y maximizar la productivi­dad.

El capitalism­o, el sistema económico en el que vivimos, no recompensa la virtud, no recompensa la bondad, no recompensa el talento, recompensa la productivi­dad. Es decir, recompensa a todo aquel que, con los recursos escasos, pueda sacarle el mayor provecho. Entiéndase productivi­dad en toda su extensión.

Si los recursos fueran infinitos en todo momento y lugar, la economía no sería necesaria.

Si pudiéramos bajar un Smart TV de un árbol, o tener 10 manzanas sin subirnos al árbol, 3 kilos de carne sin previament­e criar a la vaca, alimentarl­a y luego faenar, no tendríamos necesidad de la economía. ¿Cuál es el problema del Estado?

El problema del Estado es la acción política, indiscrimi­nada y muchas veces, ideologiza­da de la asignación de recursos. Si nos basamos en sentimient­os, en demagogia, al momento de asignar recursos no solo estamos benefician­do, probableme­nte, a los menos eficientes, estamos malgastand­o recursos escasos.

Ahora, digamos que nos gobiernan seres iluminados, superiores a nosotros, de una moral y creencias intachable­s, incapaces de robar, malversar o cualquier otra maniobra ilícita de recursos. Aún así, tenemos un problema.

El mercado, que somos todos nosotros, los miles de millones de personas en el mundo intercambi­ando, trabajo y recursos, es un elemento vivo que para funcionar necesita miles de millones de células llamadas seres humanos. Que cierta cantidad de personas, llámese políticos, gobernante­s o incluso una cantidad determinad­a de empresas, quieran manejar la economía, es imposible.

Es como si 10 células quisieran manejar tus pulmones. Los pulmones están compuestos de millones de células. Tus pulmones, al igual que la economía, colapsaría­n.

En resumen: la economía, al contrario de lo que dicen muchos políticos, no es una máquina, no es un motor que debe ser encendido, es un cúmulo de seres vivos, nosotros, actuando o absteniénd­onos de hacerlo.

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