El Pais (Uruguay)

“Los bailarines somos la identidad de la compañía”

El bailarín español habla sobre la Gran Gala de Ballet que hoy estrena el BNS en el Auditorio Adela Reta

- NICOLÁS LAUBER

Esta noche regresa el Ballet Nacional del Sodre a su casa, el Auditorio Adela Reta con una Gran gala de ballet que tendrá funciones de martes a domingo, hasta el 4 de octubre. Las entradas para las 12 presentaci­ones están a la venta en la boletería del Auditorio y también por Tickantel con precios accesibles, desde 60 a 950 pesos. El programa de esta Gala (ver recuadro) mezcla suites de obras clásicas y contemporá­neas, sumando tres estrenos coreografi­ados por Mauricio Wainrot, Francesco Ventriglia y también una del director del BNS, Igor Yebra.

“Vamos a ver cómo es nuestra sala al 30 por ciento, cosa que nunca vivimos”, dice el español Ciro Tamayo, quien llegó al BNS en 2011 y se convirtió en primer bailarín de la compañía en 2014, protagoniz­ando sus espectácul­os. Sobre esta Gran Gala de Ballet, Tamayo dice que está organizada de un modo tal que “si viene algo muy grande o eufórico, lo siguiente es un momento muy íntimo. Además va a haber música en vivo, entonces se logra una transición de emociones muy grande”. Además, este programa le permitirá, finalmente, bailar El Quijote del Plata, la obra que creó la española Blanca Li especialme­nte para la compañía. “Siempre hubo algo que hizo que no estuviera en esa obra, una lesión en sí que tuve o la decisión mía de operarme más adelante, aunque nunca pude bailarla. Ahora voy a tener la posibilida­d de bailarla, aunque no en el rol que iba a interpreta­r. Como se trata de una suite, es una escena corta y hago el rol de Basilio, es casi una participac­ión especial”, dice entre risas este bailarín quien con sus interpreta­ciones, saltos y giros, se convirtió en una de las grandes figuras de nuestro país.

—¿Cuándo comenzaron a ensayar esta Gran Gala de Ballet?

—Fue algo que salió a último momento, porque cuando nos íbamos a reincorpor­ar para ensayar Un tranvía llamado deseo, consideram­os que no era una obra apta para estos momentos. La mayoría de los bailarines, incluyéndo­me, no nos sentíamos muy seguros con realizar en este momento un ballet así: es una obra muy carnal, tiene mucho contacto, tiene a toda la compañía involucrad­a y como no había ningún control de hisopados, la compañía no se sentía segura. Como algo teníamos que hacer, surgió este programa en el que si bien hay contacto, conseguimo­s que nos hisoparan y tener una certeza un poco mayor. Si bien la compañía baila junta, no en contacto tan cercano. Además, cada tanto nos van a hisopar, como a los jugadores de fútbol y así mantener un seguimient­o para quedarnos más tranquilos. Hay que cuidar al público y cuidarnos nosotros.

—¿Dentro del BNS siempre existió la posibilida­d de dialogar y pedir cambiar un espectácul­o?

—Depende del momento, esto estaba más que justificad­o. Tampoco nos vamos a poner en una pelea porque lo que menos queremos es trancar las cosas. Estamos dispuestos a negociar y hablar cuando es algo viable. No nos ponemos en un plan caprichoso de hacer o no una obra, eso no nos compete a nosotros, es una decisión artística. Pero en este caso hubo una instancia de diálogo y ambas partes quedamos contentos porque la comunicaci­ón fue muy amplia y eficaz. Llegamos a un acuerdo pacífico. —¿Cómo han vivido estos meses? —Fue un sube y baja desde marzo ya que no sabíamos cuándo íbamos a volver. Al principio pensábamos que volveríamo­s al siguiente fin de semana, no creíamos la gravedad del asunto. Como que no podía ser que parásemos tanto tiempo y que se suspendies­e una función, cosa que no se había hecho nunca. El regreso se fue postergand­o pero por suerte en ningún momento nos dijeron: hasta dentro de tal fecha no se vuelve. Entonces nos mantenían con la esperanza de que podríamos volver al poco tiempo.

—Los ensayos no pararon, y ustedes lo mostraron en sus redes sociales. —Trabajamos desde casa, y eso nos mantuvo en forma y ocupados, dentro de lo que cabe y siempre con eso de no extrañar mucho a la danza. —¿Fue complicado para ustedes el no poder estar juntos?

—Nuestra profesión es muy del tacto, de los abrazos, y estar tantos meses sin ver a tus compañeros fue un poco

raro, pero también está la otra cara de la moneda, un descanso que no te esperabas, por eso fue un sube y baja. Yo me lo tomé como si hubiese tenido una lesión. Después uno empieza a extrañar y empiezan las incertidum­bres y la montaña rusa emocional.

—A ti te sirvió para mejorar tus pies. —Sí, me operé una vez cada pie. Pero por suerte ese problema ya se había solucionad­o. El descanso nunca está de más, hay que darle al cuerpo el descanso que necesitamo­s. Porque esta profesión nos lleva a seguir queriendo dar más de uno mismo y a veces no escuchás a tu cuerpo, y es ahí cuando vienen las lesiones.

—En este entretiemp­o hubo cambios, se sumó Nadia Mara y se conoció la despedida de Igor Yebra.

—De eso nos enteramos de sopetón. Todavía no tenemos idea de qué va a pasar. Nos dieron la tranquilid­ad de que no se iba a tocar ningún contrato en los bailarines, que todo iba a continuar, aunque siempre está la incertidum­bre de qué va a estar la economía y los fondos. De esos temas desconozco pero escucho esas preocupaci­ones de algunos compañeros que entienden más. Personalme­nte estoy tranquilo por el lugar que ocupo, pero es una situación muy rara en el mundo. Eso a uno lo pone en una situación de no saber qué hacer o pensar.

—¿Hay presión por ser los primeros en volver?

—No. La única presión que tenemos es por el programa que salió a último momento y tuvimos que ensayar muchas cosas, por el tiempo de ensayo básicament­e. Para nosotros esto es nuestra vida, estamos acostumbra­dos a la ansiedad, pero, personalme­nte no siento una presión por esas cosas. Sí hay nervios y ansiedad por volver después de tanto tiempo. Si bien ya tuvimos una prueba con este mini programa de variacione­s que hicimos en el Nelly Goitiño, estamos acostumbra­dos a la ansiedad, es nuestra vida. —¿María Noel Riccetto va a dirigir el BNS?

—Hay muchos rumores pero oficialmen­te no nos han comunicado nada. Estamos igual que todo el mundo, sin saber nada. Si es ella, es alguien que nos conoce y sabe cómo funciona la compañía, así que sabría manejarla. Además tiene un nombre y podría conseguir grandes cosas. Eso es lo que opino, pero no nos han comunicado nada. Cada persona que venga no va a querer hacer mal a la compañía, sino seguir haciendo que crezca. En verdad somos nosotros quienes estamos y venga quien venga, los bailarines somos la identidad de la compañía y los que tenemos la responsabi­lidad de llevar esto adelante. Vamos a querer seguir llevando la excelencia a nuestro público y a seguir disfrutand­o lo que hacemos.

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