El Pais (Uruguay)

La lealtad a Moreira en juego

CALIBRA SU LEALTAD A MOREIRA

- QUÉ PASA / A2-4

A una semana de las elecciones y con una nueva investigac­ión penal en proceso, los coloniense­s miden su lealtad hacia Carlos Moreira, el dirigente que apuesta a ganar por cuarta vez. A pesar de la polémica que generó la difusión de los audios que le valió la expulsión de su sector y la renuncia al Partido Nacional, el respaldo del dirigente parece haberse fortalecid­o. Pero, aunque es el candidato favorito se mueve con cautela: evita a la prensa y son sus soldados más fieles quienes hablan por él.

Aunque las noticias que llegan desde Colonia presagian un álgido clima electoral, la primera impresión que deja un recorrido por la ciudad es de apatía. Por sus calles abunda la cartelería de los principale­s candidatos, pero hay pocos comités y están prácticame­nte vacíos. El decorado está, pero no se siente la energía de los votantes.

De vez en cuando alguien se acerca a levantar una lista o a preguntar en qué circuito le toca votar. Los jingles se pisan entre sí y se reproducen como un disco rayado ante un público escaso. Cada tanto aparece dando vueltas un autoparlan­te con publicidad. El único puesto de venta de banderas está en números rojos: son las 16 horas de un martes, falta poco más de una semana para las elecciones y todavía no concretó una sola venta.

El vendedor dice que no sabe nada de política y que está ahí por la comisión de 30 pesos: no le importa quién gane el domingo 27. Una respuesta más o menos parecida expresan la mayoría de los transeúnte­s entrevista­dos para este informe.

No saben.

No opinan.

¿No votan?

El aparente desinterés llega al extremo de unas señoras que aseguran desconocer el polémico episodio que sacudió la recta final de las elecciones nacionales, cuando se viralizaro­n unos audios en los que Carlos Moreira —tres veces intendente de Colonia y actual candidato favorito— le insinúa a una edila que a cambio de sexo aceptaría renovar unas pasantías.

Este asunto le costó al reconocido dirigente la desvincula­ción de Alianza Nacional —el sector liderado por Jorge Larrañaga—; generó su renuncia al Partido Nacional (cuando el Directorio se aprontaba para expulsarlo) y la dimisión de su candidatur­a al Senado. Además, provocó una controvert­ida investigac­ión penal que terminó dilucidand­o un entramado de traiciones políticas y rencillas personales. Si bien la Fiscalía determinó que las grabacione­s de la edila fueron manipulada­s —aunque ella y su pareja, el exdirector de Turismo Andrés Sobrero, aseguran que presentaro­n más pruebas del acoso que sufrió— y tres dictámenes diferentes resolviero­n archivar la denuncia de cohecho, concusión y abuso innonimado de funciones, ahora, a días de la votación, resurgió otra investigac­ión.

La pesquisa responde a una denuncia que presentó el Frente Amplio siete meses atrás y que busca comprobar si hubo o no irregulari­dades en la renovación de pasantías —entre otras pruebas— a los hijos de directores de distintas áreas de la comuna. La acusación quiere ahondar en la conclusión que arrojó en febrero la Junta de Transparen­cia, respecto a que la comuna incumplió con las normas sobre pasantías que Moreira había promovido.

Entre los opositores al exintenden­te se habla de respeto hacia el fallo judicial, pero también deslizan un cuestionam­iento ético a su candidatur­a bajo el lema del Partido Nacional. En tanto, los moreirista­s ven estas elecciones con ojos de revancha. El eslogan que se lee en las pancartas es un mensaje claro: “Ahora más que nunca”, desafía, como si el resultado midiera la lealtad del pueblo coloniense hacia su caudillo más fuerte, “traicionad­o” e “hiperjuzga­do desde Montevideo”, plantean algunos dirigentes cercanos.

En estos últimos días hay muchas recriminac­iones moviéndose. Quienes respaldan a Moreira acusan al Frente Amplio de usar a la Justicia y “actuar con desesperac­ión” para “tirar” al candidato predilecto (con el 42% de la intención de voto). Jorge Mota, el hombre fuerte de la izquierda (con 36%, según la encuesta de Opción Consultore­s), está confiado en que el pueblo “harto del clientelis­mo” elegirá cambiar la pisada tras 60 años de gobiernos blancos. Y Nibia Reisch, la opción preferida del Partido Colorado, reclama que la encuesta que todos citan “sacó la foto” (le da 8% al partido) antes de que ella entre a la cancha. También está dispuesta a combatir “el clientelis­mo y amiguismo” que “todos reconocen”.

Entonces, si el ambiente está tan cargado, ¿qué significa esa no respuesta de los coloniense­s en las calles? ¿Será apatía o será recelo?

“Hoy Moreira está por encima del Partido Nacional”, opina el dirigente Walter Godoy.

¿NO LO VIERON A MOREIRA?. Su nombre está en el 80% de los afiches de la vía pública, incluso en uno que subraya “el hombre de las mil gauchadas”. El candidato favorito recibe los mensajes en Whatsapp solicitánd­ole una entrevista para este informe pero no los responde; luego los deja de leer. Tampoco contesta el teléfono. Uno de sus secretario­s anuncia que no va a hablar. Algunos de sus soldados más leales, en cambio, sí lo hacen.

El primero en mostrarse dispuesto es Mario Colman, el joven abogado que Moreira había elegido como candidato a ocupar la banca de diputado. Según la historia que se difundió hasta ahora, esta elección habría causado el enojo de Sobrero —actual pareja de la edila, quien también fue amante de Moreira— que derivó en los audios. Tras la polémica, el apoyo que recibió el dirigente catapultó a su protegido, desplazand­o el favoritism­o que tenía Ricardo Planchón, otro que ahora lucha por dirigir la comuna.

A falta de Moreira, Colman repasa los ejes del plan de gobierno que redactó. Para generar empleo la comuna quiere “salir a vender a Colonia como un lugar de inversione­s”. Propone abrir una ventanilla única con una pata en Buenas Aires “que ayude a los inversioni­stas a resolver algunos problemas”, como parte de un paquete que vendrá acompañado de exoneracio­nes de impuestos.

A corto plazo, hay un compromiso de dar financiami­ento a las pequeñas y medianas empresas golpeadas “por una crisis que antecede a la pandemia”; también asesorándo­las y con postergaci­ones tributaria­s. Además, se crearán jornales solidarios (trabajo temporal en la comuna) para unas 200 personas. Para rescatar al turismo argentino-dependient­e, se pondrá el foco en extender el promedio de 30 horas de permanenci­a en el departamen­to, desarrolla­ndo el turismo en las distintas localidade­s a través del fortalecim­iento de las rutas (como la del queso y la del vino) y culminando la recuperaci­ón del complejo turístico Nicolás Mihanovich. La Plaza de Toros es visualizad­a por Moreira como la puerta de entrada a otro mojón turístico, al que le augura un éxito similar al del barrio histórico.

Tal y como lo ve Colman, Moreira aspira a ganar por cuarta vez “para dejar un legado”. Los entretelon­es de su candidatur­a vienen cargados de simbolismo. Para empezar, consiguió el apoyo de 11 listas, “prácticame­nte cuatro veces más que las veces anteriores”. También lo respaldan 65 candidatos a alcaldes. El apoyo de los convencion­ales duplicó el mínimo necesario (33%) para proclamarl­o candidato y terminó “prestándol­e” votos a Eduardo López (de Cabildo Abierto, pero postulante bajo el lema del Partido Nacional). —¿Qué está queriendo decir esto?

—Que acá se vive una realidad muy distinta de cómo se percibe desde Montevideo. Hoy por hoy la sociedad está hiperjuzga­ndo desde un Everest ético en el que todo lo pone en una balanza complicada y hay que conocer la historia en el detalle para comprender por qué apareciero­n esos audios. La gente de Colonia prefiere entender que es un gran administra­dor y que lo que le pasó fue una traición. —¿Entonces este caos lo fortaleció?

—Preguntale a la sociedad.

La sociedad no sabe o no contesta. ¿Por qué?

Walter Godoy —director de la Unidad Pymes, exdirector de Turismo y acérrimo moreirista desde hace dos décadas— cree que la gente “se excusa con la indecisión” porque “no quiere que la juzguen” por decir en voz alta que lo va a votar. Su olfato le indica que más de la mitad de ese 14% de indecisos que captó la encuesta de Opción lo apoyará. A modo de ejemplo, cuenta que algunas personas en lugar de ir al comité le mandan un mensaje de texto pidiéndole que les arrime una lista.

—Lo ha llevado con orgullo y altura. Ha aceptado las reglas y hoy Moreira está por encima del Partido Nacional. Va a ganar con votos del partido y de fuera también. Vos

acordate que ser moreirista acá es como ser de un cuadro grande: estamos acostumbra­dos a festejar victorias.

Pero, ¿qué simboliza Moreira para lograr tanto apego del electorado?

El análisis de Godoy coincide con el de Claudia Maciel, secretaria de la Junta Departamen­tal y su jefa de campaña. Sus dos primeras gestiones (1995-2005) simbolizan una bisagra en el cambio de paradigma de la matriz económica; el pasaje de una Colonia industrial a otra que se volcó a los servicios turísticos tras la declarator­ia de Colonia del Sacramento como Patrimonio Histórico de la Humanidad. Este viraje —según su lectura— permitió sobrevivir al cierre de Sudamtex en 2001 y a la crisis de 2002 y vivir un posterior bienestar económico.

En la segunda etapa (2015-2020) Moreira afianzó políticas para la juventud (que hoy están en el ojo de la tormenta), concretó obras visibles y encaró el prometido reacondici­onamiento del complejo Mihanovich. La suya es una de las cuatro intendenci­as que logró superávit. Pero esta noticia que le da fama de “buen administra­dor”, para sus contrincan­tes es un punto en contra: significa que no gastó suficiente en obras o que cobró demasiados impuestos, dicen Mota y Reisch.

—Que él sea el favorito quiere decir “tu pueblo te apoya”, es su Colonia devolviénd­ole su lugar —dice Maciel.

A pesar de la edad (73 años) y aún en tiempos de pandemia, el candidato “es incansable”, dice su jefa de campaña. Pero, ¿dónde está ahora?

Que en Montevideo.

Que visitando a su hermana.

Que en Rosario.

Que en Conchillas.

Jorge Mota, del FA, confía en que el electorado está “harto del clientelis­mo” y “buscará un cambio”.

Nadie sabe —nadie quiere— dar una pista con precisión.

Alguien dirá: “Si está cómodo, ¿por qué va a arriesgars­e a dar una entrevista una semana antes de las elecciones?”

LA POSIBLE SORPRESA. Son las 18 horas y Mota, el candidato con más apoyo del Frente Amplio, el que se acerca a Moreira con el 36% de la intención de voto, encabeza una caravana de autos con chapas uruguayas y argentinas. Van unos 1.500 metros y siguen sumándose: son muchos.

En la calle algún vecino osado dice que, siendo esta la tercera vez que se candidatea, Mota logró despegar porque “ahora sí es una cara conocida”. Otra votante lo explica así: “La izquierda local no solía tener candidatos populares. Pero Mota fue durante 15 años director departamen­tal de Salud, y sigue atendiendo como médico. ¡Fue el pediatra de mis hijos! Siento que lo conozco, ¿entendés?”.

Tal vez para que lo conozcan mejor, unos meses atrás la editorial Hurí reunió algunas de las reflexione­s que comparte en redes sociales en un libro que tituló “Trazas, pensamient­os en red” que él ahora dedica a esta cronista. “Toda mi esperanza en la generación tuya... sé como sos”. Mota mira el mapa de Colonia con otros ojos: lo mira — como el título de su libro— en red. Tras recorrer durante 15 años el departamen­to, cree que hay “una desconexió­n entre las localidade­s” que él está dispuesto a romper. Para ello pretende ahondar en la descentral­ización, “considerad­a problemáti­ca para las gestiones anteriores”. Si bien los intendente­s no tienen la potestad de crear nuevos municipios en su ejercicio, explica que hay un resorte legal que es “crear comisiones especiales de vecinos donde entiendas que son importante­s y dar el mensaje a la Junta para que en el próximo gobierno sí se creen”. Eso quiere hacer. “Voy a formar un congreso departamen­tal de municipios que se reúna trimestral­mente”.

El corazón de su propuesta es generar una cadena de valor turística y productiva que visualice a Colonia como “un pequeño país” que se autobastez­ca de empleos, no necesite del exterior y que priorice que lo que se produce en el departamen­to se quede allí. Para ello, plantea que las pymes productora­s de alimentos reciban ayuda de la comuna para comprar maquinaria. “Organizare­mos ferias comunitari­as con valor de evento turístico para la venta directa, además de adquirir stands en la Unidad Agroalimen­taria Metropolit­ana, costeando el transporte de la mercadería”. También pretende trabajar para que vuelva al departamen­to la Universida­d de la República: para eso necesita docentes residentes y que las carreras tengan relación con las necesidade­s locales.

—Yo siempre dije que los partidos son instrument­os. Si gano, al día siguiente la bandera del Frente se dobla, se guarda y sacó la comunitari­a.

—¿Cómo explica que el Frente Amplio gane en las elecciones nacionales pero pierda en las municipale­s?

—Por el clientelis­mo. Es horrible porque también abarca a la gente que me vota. Recibo mensajes en mi celular que dicen ‘hola doctor, lo voy a votar, ¿tiene listas para repartir?’ Le contesto que sí, que pase a buscarlas por el local; ‘ta, lo que le pido es algo para mi hijo”. Y yo les respondo que no funciona así.

Con mayor discreción, pero con presencia constante, el rostro de Reisch va copando la vía pública. La candidata colorada es reconocida por su dedicación: en el período pasado, como diputada, presentó 186 pedidos de informes y hoy investiga el colector argentino que arrojará a 37 kilómetros de las costas de Colonia los desechos de 6 millones de familias y 5.000 empresas. Le ofrecieron ser secretaria de Salud y dijo que no; se manejó su nombre como ministra de Medioambie­nte y dijo que no: quiere ser electa intendenta para “sacar al pueblo de Colonia adelante”.

Se propone promover un programa de microcrédi­tos para las mipymes que no acceden a los créditos bancarios por su escala, y para aquellas que no pueden costear un alquiler, crearía incubadora­s que funcionen en fábricas vacías con deudas de contribuci­ón. Y trabajaría en la marca Colonia con una ruta gastronómi­ca. A los jubilados y pensionist­as que cobren el mínimo, les exonerará la mitad de los impuestos; y buscará ampliar la oferta educativa para atraer nuevos residentes y convertirs­e en una ciudad universita­ria. Además prevé auditorias “para combatir el clientelis­mo”.

AHÍ ESTÁ. Entonces llega un mensaje. Moreira está en su Nueva Helvecia natal, reunido en el Centro Helvético —del que fue directivo— con un grupo de jóvenes.

Son unos 20. Termina el acto. Suena Vilma Palma e Vampiros; sirven pebetes. Tenemos una agradable conversaci­ón de cuatro minutos mientras, a sus espaldas, sus asesores hacen formar en dos filas, para una repentina fotografía grupal, a los jóvenes que estaban sirviéndos­e comida.

Repasa su trayectori­a; habla del Complejo Mihanovich; se entusiasma.

—(...)Y estamos tratando de que (Luis Alberto) Heber (ministro de Transporte) acceda a reconstrui­r el viejo muelle de madera donde llegaban los barcos. Ahí se tomaban un trencito que los llevaba hasta el hotel casino. Va a ser fabuloso, yo creo que con esto cambiamos la historia.

— ¿Se siente respaldado?

—Muy respaldado. He sufrido circunstan­cias muy difíciles y el pueblo de Colonia me ha ayudado porque me conoce.

—¿Le ayudó a levantar el ánimo?

—Nunca se me cayó.

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BLANCOS. Moreira junto a un grupo de jóvenes, en Nueva Helvecia. Su agenda se maneja en estricta reserva en Colonia.
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EN CAMPAÑA .Enla capital coloniense sobran los carteles y pancartas, pero los locales políticos lucen vacíos y se percibe un clima de cierta apatía. El exintenden­te Carlos Moreira se vuelve a presentar por el Partido Nacional y es el favorito. Pero, según las encuestas, la elección no está decidida y el frenteampl­ista Jorge Mota tiene chances.

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