El Pais (Uruguay)

A la mitad le interesa “poco” o “nada” la elección del domingo

Los jóvenes poco formados son los menos entusiasma­dos, indica Opción

- TOMER URWICZ

En una semana se cerrará el ciclo electoral. Los uruguayos están convocados —y obligados— a concurrir a las urnas para elegir el segundo y tercer nivel de gobierno. Estos comicios despiertan entusiasmo en menos de la mitad de los ciudadanos: al 54% le interesa “poco” o “nada” esta elección departamen­tal.

La síntesis del Monitor de Opinión Pública Departamen­tal de la consultora Opción, que reúne a 8.150 encuestas y a la que accedió en exclusiva El País, muestra que solo uno de cada cinco uruguayos está muy entusiasma­do por la elección que se avecina. Se trata de un núcleo que ni siquiera alcanza la mitad del electorado si se le suma a aquellos que están “bastante” interesado­s.

“Está todo tan raro, hay tan poco ambiente…”. Daniel Grecco, de 30 años, cruza la avenida 18 de Julio de camino a una grabación del videoclip que prepara con su orquesta de música tropical. A su paso por la principal arteria de Montevideo, confiesa, no respira el clima electoral que otrora acompañaba las campañas. Apenas divisa a lo lejos a algún repartidor de listas y más nada. “Esta es una de las elecciones que menos me interesa desde que puedo votar, y eso que ya definí mi voto”.

Y eso que Grecco reside y vota en la capital, el departamen­to en el que, según las encuestas, hay mayor entusiasmo electoral: al 55% de los montevidea­nos estos comicios le interesa “mucho” o “bastante”.

A Rafael Porzecansk­i, director de Opinión Pública de Opción, no le sorprende que en Montevideo el interés sea mayor que en otras zonas del país. “Montevideo tiene cerca de un tercio de la población con estudios terciarios, y la población con mayor nivel educativo es la más informada, la que más participa en la política y la que más se interesa en los actos cívicos”.

No en vano, Yael Lima (22), quien espera el ómnibus a unos metros de donde Grecco cruza la avenida, está “bastante” entusiasma­da por lo que sucederá en siete días. Estudia Educación Social y admite que en el ámbito universita­rio hay “hace rato mucho color” político. Ella también definió su voto.

Seis de cada 10 profesiona­les están muy interesado­s en el acto electoral. Pero entre aquellos que no acabaron el ciclo básico liceal, el porcentaje de los entusiasma­dos se reduce a la mitad. “Esto da cuenta de que la segregació­n sociocultu­ral que se aprecia en Uruguay, también es una segregació­n política. Los más educados son los que entienden que la democracia representa­tiva les es más cercana, que les afecta y se interesan más”, explica Porzecansk­i.

Mientras en los círculos íntimos de los candidatos y en la “burbuja” de Twitter sucede una efervescen­cia electoral, “hay una mayoría silenciosa que no conoce siquiera el nombre de los candidatos, lo que hace encender las alertas”.

Porque Uruguay, aun siendo de “los mejores de su clase” y teniendo a la mitad del electorado identifica­da con un partido político (lo que es un incentivo para ir a votar), está padeciendo “un fenómeno mundial: la gente siente que el político no representa sus intereses”.

Esa desmotivac­ión, además de estar condiciona­da por el nivel educativo alcanzado, está marcada por la edad. Mientras entre la población más adulta más de la mitad está muy interesada en la elección del próximo domingo, entre los electores más jóvenes son solo un tercio quienes lo están.

Eso significa que, ante un mismo nivel educativo, los más adultos están más entusiasma­dos, conocen más a las dirigencia­s políticas y se preocupan más por buscar informació­n vinculada a los comicios. Pero implica, a la vez, que “los jóvenes menos formados son los más desinteres­ados y eso enciende una nueva alerta pensando en el día después”, dice el director de Opinión Pública.

Franco Batto y Gabriel Martínez, ambos de 23 años, toman mate a la sombra de un plátano de una plaza céntrica. En siete días estarán en Soriano, donde les toca votar. Allí el interés en estas elecciones es más bajo que en la capital, pero no tan bajo como en Canelones o Durazno. Para ellos, que estudian Odontologí­a y Medicina, “hay algo de interés porque se eligen los cargos del departamen­to”.

Pero para Porzecansk­i hay otra variable que explica —además de la edad y el nivel educativo— el entusiasmo: la competenci­a. En Montevideo “hay un final cerrado entre los candidatos frenteampl­istas y existe cierta esperanza para algunos militantes de la coalición multicolor. En Soriano, el nacionalis­ta Guillermo Besozzi domina cómodo la intención de voto. Y en Canelones el Frente votaría mejor”.

Cuando la pelea es más reñida, “la propia atmósfera da la sensación de que el voto de uno tiene valor, incidencia”. Pero en estos comicios en particular, “el ciclo electoral fue largo, más largo de lo habitual por la postergaci­ón forzada de la pandemia, y la ciudadanía puede que esté experiment­ando un desgaste”.

El debate de la duración de

“En Uruguay, además de una segregació­n sociocultu­ral, hay una que es política”.

las elecciones, así como la obligatori­edad del voto, resurgen cada quinquenio en Uruguay. Incluso previo a la reforma electoral, hubo una propuesta que apuntaba a que los comicios fueran en simultáneo permitiend­o el voto cruzado, y otra para separar más el ciclo de modo de dejar un “descanso entre medio”.

Aunque la cuenta regresiva esté por acabar, dice Porzecansk­i, “el interés por la elección no ha tenido fluctuacio­nes desde que se ha medido”. No solo eso: los sondeos reflejan que existe una relación entre el entusiasmo por los comicios y el porcentaje de indecisos.

Así las cosas, los electores de Montevideo y Paysandú muestran el mayor interés y cuentan con las cifras más bajas de indefinido­s (menos del 15% de los encuestado­s). En el polo opuesto están Canelones y Durazno, ambos con menos entusiasmo y con más de 20% ciudadanos que aún no definieron su voto.

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