El Pais (Uruguay)

Consejos financiero­s al atravesar por un despido

Perder el trabajo puede impactar al punto de obligar a reacomodar el presupuest­o y evaluar vender un bien

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Luego de un despido, suceden varias cosas desde el punto de vista financiero. Una de ellas es el cobro de la liquidació­n, salvo algunos casos excepciona­les y el ingreso al seguro de desempleo. Al mismo tiempo, hay una reducción de los ingresos y una incertidum­bre económica. Por lo tanto, ¿cuáles son las recomendac­iones para organizars­e?, ¿qué hacer con el dinero que se recibe?, ¿cómo volver a armar un prepuesto personal?

En ocasiones, sucede que llega el despido y no se tiene certeza de cuándo se volverá a estar empleado. Es fundamenta­l lograr mantener la capacidad de ingreso, opinó Virginia Hughes, manager de consultorí­a de negocios en PWC Uruguay. “Hay que ser muy activo en la búsqueda de un nuevo trabajo, en un mercado laboral que de a poco se va reactivand­o”. A su vez, “se puede evaluar alguna alternativ­a para emprender, siempre de forma seria y buscando el asesoramie­nto adecuado”.

Mientras no se consigue un nuevo ingreso, se recomienda volver a ordenar las finanzas personales. Es importante enfocarse en preservar la liquidez, revisar el presupuest­o y evaluar cuáles son los gastos que se pueden reducir o aplazar, comentó Hughes. En “épocas de mucho trabajo, uno no le destina el tiempo necesario a su presupuest­o personal. Este tipo de situacione­s pueden dar lugar a generar ciertas eficiencia­s que se perdían por falta de dedicación”.

CÓMO REORGANIZA­RSE. Un presupuest­o, tanto familiar o individual, es sumamente personal. Los “costos grandes como vivienda y educación no son fáciles de recortar”, dijo Federico Heuer Miller, director de la carrera de contador público de la Universida­d Católica.

Sin embargo, como primera medida se puede “intentar negociar una reducción temporal de esos gastos”. Brindó como ejemplo las institucio­nes educativas que accedieron a realizar descuentos en las matrículas en el marco de la emergencia sanitaria.

No obstante, “donde parece ser más sencillo achicar el presupuest­o es en gastos pequeños no esenciales”. Si la perspectiv­a es “recuperar el ingreso en un plazo no demasiado largo, la renuncia a estos permitiría buscar una nueva fuente de ingresos con mayor tranquilid­ad”.

Otra opción que mencionó Heuer Miller es stockearse. La medida sería “comprar alimentos no perecedero­s para ganarle a la futura inflación, fenómeno que puede aparecer en contextos de inestabili­dad económica”. También recomendó buscar bienes sustitutos, que son aquellos que satisfacen una misma necesidad, pero a un precio menor.

LA INDEMNIZAC­IÓN. ¿Cómo se calcula el despido? Por un lado, el trabajador tiene derecho a cobrar el salario generado hasta ese día. Además, debe recibir la porción de aguinaldo, licencia y salario vacacional acumulado hasta esa fecha y la indemnizac­ión por despido (IPD). También está la licencia no gozada y el salario vacacional generado el año anterior (ver aparte).

Ahora, ¿qué hacer con ese dinero? Primero, se debe tener en cuenta que el monto a recibir por la liquidació­n varía de acuerdo a cada persona. Pueden suceder dos cosas. Una es que sea una suma de dinero relevante, “incluso puede ser equivalent­e a lo que uno ahorra en uno o más años”, señaló Hughes. El dinero de la liquidació­n puede significar un ahorro adicional si la persona puede subsistir con lo que recibe de seguro de paro o si encuentra un nuevo trabajo. Por otra parte, si el monto no es importante, “simplement­e puede ayudar a la persona a transitar el tiempo de desempleo de una mejor manera”.

¿Hay otras opciones? Heuer Miller cree que se puede evaluar utilizar el dinero de la indemnizac­ión como capital de un emprendimi­ento propio. No obstante, señaló algunas cosas a tener en cuenta. Si se elige esa opción debería implementa­rse con el respaldo de un plan de negocios con cierto fundamento, y no simplement­e como una apuesta por contar con recursos para financiar la inversión inicial.

Pero, “si no existe esa alternativ­a”, recomendó el ahorro de la liquidació­n, a la que se le podrá dar uso si no se consiguen nuevos ingresos al momento que se termina el seguro de paro.

VENDER UN BIEN. Puede suceder que las cuentas a pagar se acumulen y no se vea una salida. Vender alguno de los bienes que se tiene es una alternativ­a válida, de acuerdo a Hughes. Aconsejó, de ser posible, evaluar la situación del mercado de lo que se quiere comerciali­zar. El fin es “tener un panorama más claro del precio aproximado que eventualme­nte se lograría conseguir” para ponderar si “vale la pena concretar la operación”.

Sin embargo, especificó que primero se pueden “atacar los gastos que no impliquen una modificaci­ón en la rutina diaria”, por ejemplo, un auto. Pero, “esto no siempre es suficiente en tiempos difíciles”.

Por otro lado, Magdalena Perutti, directora de Advisory Services en KPMG, expresó: “Es importante no tomar decisiones apuradas ni con mucha ansiedad. Pero, segurament­e el tiempo de demora hasta encontrar un nuevo empleo es un factor determinan­te para tomar la decisión de desprendim­iento de un bien”.

Heuer Miller opinó que vender un bien “puede ser una medida extrema, pero no recomendab­le en principio”.

“Quizás solo si el mantenimie­nto de esos activos tuviera un costo excesivame­nte alto. La venta de un vehículo forzado por necesidade­s financiera­s suele ser a un precio menor del normal. Además, sustituir inversión por gasto parece en principio una mala decisión”, concluyó.

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ADMINISTRA­RSE. Cuando se cobra, puede abrirse un abanico de posibilida­des. Decidir qué hacer con ese dinero depende de la situación personal.

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