Para ARU el primer problema a solucionar es el de la pobreza
En su discurso de cierre, Gabriel Capurro dejó en claro que del agro dependerán los indicadores de desigualdad
“Es la primera vez que vemos en la historia de nuestro país un ajuste fiscal sin creación de nuevos impuestos ni aumentos de los existentes, haciendo el ajuste en el Estado y no trasladando el mismo a los sectores privados de la economía como ha sido tradicional en el pasado”
Gabriel Capurro
Distribución de la riqueza, pobreza, desigualdad y la necesidad de las empresas para generar rentabilidad para poder invertir y así revertir estos problemas, fueron los pilares en los que Gabriel Capurro puso énfasis en el que fue su último discurso como presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU).
Esto se dio en el marco del acto de clausura de la 115ª Expo Prado, realizado este sábado 19 de setiembre, y contó con la presencia del presidente Luis Lacalle Pou y la vicepresidenta Beatriz Argimón, y gran parte de su gabinete ministerial como, por ejemplo, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos María Uriarte; la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche; el ministro del Interior, Jorge Larrañaga, entre varios otros.
Capurro hizo algunas reflexiones generales sobre distribución de la riqueza, la pobreza y la desigualdad –fundamentalmente de ingresos–, para luego hacer referencia a temas en el sector rural, destacando la diferencia entre distribución de la riqueza y transferencia de esta desde el sector rural a otros sectores.
El dirigente sostuvo que para ARU "el
problema más importante y el primero a solucionar es la pobreza".
"Aunque todos podemos estar de acuerdo en que la desigualdad extrema no es deseable, la realidad es que la desigualdad de ingresos va a existir siempre por la propia naturaleza humana y es justo que así sea", comentó.
Además, sostuvo que todas las personas son distintas y tienen objetivos de vida diferentes, así como también actitudes y aptitudes diferentes, por lo que trabajan y actúan en consecuencia.
“Las diferencias existen y van a existir siempre entre las personas y por lo tanto en los ingresos que no pueden ni deben ser iguales", insistió.
Sin embargo, explicó que el problema es que si no se actúa con equilibrio en las políticas impositivas que se implementan, dijo, se puede caer “fácilmente” en el populismo, desestimulando así “al que arriesga, al que invierte, al que más se esfuerza y genera riqueza, perpetuando la pobreza y su dependencia del Estado cuando las prestaciones sociales se dan en dinero efectivo y sin contrapartida”.
De esa manera fue como Capurro mencionó que Uruguay tiene una carga impositiva que llega al 35% del PBI, de las más altas de América Latina, sin considerar los impuestos encubiertos en las tarifas públicas.
Además, lamentó que el país no ha sido eficiente en sacar a la gente de la pobreza en forma estructural, “más bien lo hemos hecho en forma coyuntural acompañando los ciclos económicos”, expresó.
“Hace cinco años que la economía está estancada, la inversión ha caído, también el empleo, muchos sectores de la economía están en recesión y muchas empresas corren el riesgo de quebrar”, denunció.
En ese sentido, el gremialista señaló que si se aumentaran impuestos “seguramente incidiría negativamente” en esos indicadores, por lo que, opinó que “buscar atenuar la desigualdad y pobreza por este camino podría tener el efecto inverso”.
A propósito, Capurro aprovechó la situación y la presencia gubernamental para expresar que apoyan al 100% la política del gobierno de no crear ni aumentar impuestos, así como también poner el énfasis en la austeridad y en la baja del gasto.
“Es la primera vez que vemos en la historia de nuestro país un ajuste fiscal sin creación de nuevos impuestos ni aumentos de los existentes, haciendo el ajuste en el Estado y no trasladando el mismo a los sectores privados de la economía como ha sido tradicional en el pasado”, comentó.
Es malo, para Capurro, y “no debería pasar en un país como Uruguay” que cuando la economía creció se mejoraron los indicadores de pobreza, pero cuando el crecimiento se enlenteció la pobreza comenzó a incrementarse nuevamente. Así, informó que en 2017 la tasa de pobreza era 7,9%; en 2018 de un 8,1%; en 2019 de 8,8%.
“Esto quiere decir que cada 1.000 personas 88 son pobres en nuestro país”, indicó.
Por eso hizo referencia a que un requisito fundamental para la reducción de la pobreza en forma estructural es una economía “que atraiga inversiones, genere empleo genuino y productivo y produzca un crecimiento que mejore los ingresos y contribuya al bienestar general de la población”.
Entonces, desde el punto de vista de la ARU, la desagregación del problema, entre desigualdad, pobreza y justa distribución de la riqueza “es de fundamental importancia” para fijar la secuencia de las políticas públicas que contribuyan al crecimiento, al desarrollo del país y al bienestar de la gente.
EL ROL DEL AGRO. “Independientemente de las políticas públicas que se implementen, es muy importante lo que podamos hacer las empresas en el sector rural para mejorar los indicadores de pobreza, desigualdad y lograr una más justa distribución de la riqueza”, señaló.
La ARU considera que las empresas rurales “son algo más” que unidades de generación de ingresos y riqueza, y su presidente exigió la existencia de un compromiso con el desarrollo de todos los que trabajan en las mismas, así como también una responsabilidad social con el desarrollo y cuidado del entorno y la conservación de los recursos naturales del país.
Según comentó, el sector rural tiene varios mecanismos casi naturales de distribución
de sus ingresos entre diferentes actores sociales, proveedores de servicios, vendedores de insumos y trabajadores donde se distribuye entre el 50% y el 80% de sus ingresos en promedio, aunque hay ejercicios donde estos porcentajes llegan al 100%, según lo expresado.
“Los ingresos de las empresas rurales son muy variables y , por ello, es muy difícil incorporar a los salarios de los trabajadores en forma permanente el resultado de años buenos porque luego son imposibles de mantener en años malos”, aseguró.
No obstante, consideró que “es imprescindible” que las empresas rurales tengan márgenes de rentabilidad razonables para implementar mecanismos de distribución de la riqueza “que sean justos con los trabajadores del campo”.
“Sin rentabilidad no hay inversión, sin inversión no hay empleo, no hay provee
“Independientemen te de las políticas públicas que se implementen, es muy importante lo que podamos hacer las empresas en el sector rural para mejorar los indicadores de pobreza, desigualdad y lograr una más justa distribución de la riqueza”
Gabriel Capurro
dores de insumos ni de servicios, no hay mayor producción, no hay generación de valor en las cadenas agro industriales”, exclamó.
Las cadenas agroindustriales “son un mecanismo potente y eficaz de distribución de riqueza”, dijo, pero advirtió que para moverse precisan un motor que se llama rentabilidad y eso no debe perderse de vista.
También aseguró: “Al mismo tiempo todo lo que los productores hagamos para mejorar la distribución de riqueza dentro del sector contribuirá al desarrollo del interior de la República y al mejor mantenimiento de la infraestructura de servicios construida durante años”.
En tanto, si bien la ARU reconoce que no ha sido un año fácil para muchos productores por las consecuencias de la sequía reciente en gran parte del país y por la incertidumbre que genera la pandemia sobre los precios de los productos, la gremial es también consciente de las dificultades de otros sectores por los efectos del coronavirus sobre el trabajo y la situación crítica de muchas familias.
De esa manera, Capurro se atrevió a exhortar a los productores que estén en condiciones de continuar con las acciones solidarias que se están llevando a cabo en todo el país, y a contratar trabajadores, ya sea para mantenimiento de los establecimientos, alambrados, desarrollo de los predios u otras actividades.
ELOGIOS. Durante la primera parte del discurso, Capurro expresó su “orgullo” hacia el gobierno de Lacalle Pou y elogió su manejo de la pandemia y la política económica “histórica” expresada en el proyecto de ley de Presupuesto.
“Tenemos un legítimo orgullo de cómo el país ha enfrentado esta situación. Un legítimo orgullo de cómo el presidente ha liderado la emergencia y la conducción del país. Tanto el gobierno como todos los uruguayos han actuado con eficacia y responsabilidad lo cual nos ha permitido estar en una situación relativamente buena”, aseguró.
Reconoció también la labor del equipo de científicos asesores honorarios que con “la sencillez, humildad y claridad de los que realmente saben” enseñaron a los uruguayos a cuidarnos entre todos. De igual forma, valoró el trabajo del ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, y el del presidente de ASSE, Leonardo Cipriani.
En tanto, agradeció especialmente a los socios de la ARU que, con sus “generosas donaciones” permitieron que la institución albergara en el predio de la Rural, durante los dos meses más crudos del invierno, a 98 compatriotas que estaban en situación de calle, brindándoles alimentación, abrigo y servicios de seguridad y limpieza.
Cadenas agro industriales “son un mecanismo potente y eficaz de distribución de riqueza”.
“La transferencia de riqueza del agro a otros sectores ha limitado el desarrollo del país”.