El Pais (Uruguay)

Banda vestía de traje para robo en bancos

Cuatro hombres de traje que se hicieron impercepti­bles

- GUILLERMO LORENZO

▃▃ La Justicia logró condenar a cuatro delincuent­es, tres de nacionalid­ad chilena y uno uruguaya, que se camuflaban haciéndose pasar por clientes y entraban a robar a lugares donde hay cámaras de seguridad y guardias. Entre agosto y setiembre robaron en dos bancos. Usaban trajes, recorrían las instalacio­nes y se hacían de celulares y laptops. Los delincuent­es llegaron a robar aproximada­mente US$ 15.000. Si bien ya tienen condena, los investigad­ores creen que estarían involucrad­os en otros dos robos de similares caracterís­ticas.

El uniforme era casi siempre el mismo: camisa, pantalón, saco y corbata. Se lo ponían cada mañana y después salían a hacer lo suyo. Se subían a un auto y arrancaban la recorrida. ¿El objetivo? Entrar a robar en los lugares más seguros de la capital.

Sobre el mediodía del 18 de agosto dos de estos delincuent­es entraron vestidos como clientes a la sucursal del Banco República (BROU) 19 de Junio, ubicada en la Avenida 18 de Julio y Minas.

Ingresaron y empezaron a caminar de un lado para el otro. Lo hicieron con tranquilid­ad y sin llamar la atención. Luego de recorrer y dejar atrás varias oficinas, finalmente entraron a una de ellas que estaba vacía. Allí vieron el celular de uno de los funcionari­os del banco y lo robaron. En la puerta del BROU otro integrante de la banda los estaba esperando.

Ese fue el primer robo que provocó la intervenci­ón de los investigad­ores policiales de la Zona Operaciona­l I de la Jefatura de Policía Montevideo y de la doctora María José González, adscripta de la Fiscalía de Flagrancia de 5° Turno, cuyo titular es Diego Pérez.

Cuando los agentes comenzaron a indagar, supieron que se trataba de cuatro personas: tres de ellos de nacionalid­ad chilena y un uruguayo. Descubrier­on que los robos habían sido varios, y todos en lugares de caracterís­ticas similares. Sitios que se caracteriz­aban por sus buenas medidas de seguridad, con guardias y con cámaras de videovigil­ancia.

Apenas seis días más tarde del mediodía del 18 de agosto en que los delincuent­es aprovechar­on el descuido de funcionari­os del BROU para robar el celular, la banda dio un nuevo golpe. Esa vez eligieron entrar al Círculo Láser. Luego de recorrer varios pisos e ingresar hasta a los blocks quirúrgico­s, visitaron dos oficinas y de una de ellas se llevaron el teléfono celular de una empleada.

El siguiente robo lo llevaron a cabo el 26 de agosto. La Policía fue alertada sobre un posible hurto en un local dedicado a la venta de computador­as y relojes de alto valor. Pero para esa vez se sacaron los disfraces y también perdieron la elegancia: produjeron el robo rompiendo las rejas y los vidrios.

Lograron llevarse 52 relojes marca Garmin, un drone, cinco GPS, equipos deportivos, una videocámar­a y las cajas registrado­ras. En total el robo fue evaluado en US$ 15.200.

Al finalizar el mes de agosto los delincuent­es se desplazaro­n en un auto alquilado para realizar un nuevo robo en un lugar con guardias y cámaras. El sitio elegido fue nada menos que la casa central del Banco Santander. Otra vez tuvieron éxito. Recorriero­n sus oficinas y se llevaron una laptop. Ese sería el principio del fin.

La Policía logró rastrear la empresa a la que los delincuent­es alquilaron el auto para llevar adelante los robos y, mediante el análisis del GPS, consiguier­on ubicar y detener el vehículo con los cuatro delincuent­es.

En el lugar de la detención les incautaron seis relojes, celulares, US$ 200, $ 4.600 y las llaves de dos autos. También había documentos argentinos y guantes negros para no dejar huellas a la hora de cometer sus crímenes.

Uno de ellos presentó un documento falso al momento de ser detenido y otro documento falso al ser condenado. Esta persona, a quien los investigad­ores en declaracio­nes a El País se refieren como “alguien muy inteligent­e”, también realizó “importante­s giros de dinero” al exterior. Además, indicaron los informante­s, estaba requerido por Interpol.

Si bien fueron condenados a principios de setiembre por asociación para delinquir y receptació­n, lo que implica penas de un año de penitencia­ria, la Fiscalía tiene pistas de que participar­on en al menos otros dos robos de similares caracterís­ticas. Si el ministerio público los involucra con estos hechos, tendrán que cumplir con otra condena aparte de la ya establecid­a por la Justicia.

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A PRISIÓN. Lo delincuent­es fueron condenados por cuatro robos, dos de ellos en bancos; creen que pueden haber cometido más delitos.

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