El Pais (Uruguay)

Dlocal: el primer unicornio uruguayo Causas, consecuenc­ias y lecciones

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En la jerga del emprendimi­ento tecnológic­o suele hablarse de un unicornio cuando una start up —empresa de reciente creación— es valorizada en más de US$ 1.000 millones. Durante la semana pasada se informó que la empresa dlocal, fundada por los uruguayos Sergio Fogel y Andrés Bzurovski, quedó valorizada en US$ 1.200 millones tras un aporte de capital de US$ 200 millones liderado por General Atlantic, reconocida compañía global de private equity. También participó Addition, otra firma estadounid­ense dedicada a capital privado.

No es exageració­n cuando se plantea que esto constituye uno de los mayores hitos en la historia económica y empresaria­l de Uruguay. Quizás algunas empresas públicas podrían estar cerca de esa valorizaci­ón, amparadas en regímenes de competenci­a protegida y/o apoyo estatal. Sin embargo, ni en esos casos, ni el sector privado, ha existido hasta el momento una validación de tal magnitud desde el “mercado de capitales”. Validación, por cierto, que trasciende la simple retórica y se expresa en desembolso­s implacable­mente exigentes de rentabilid­ades acordes.

Recurriend­o a las clásicas analogías futbolísti­cas, se trata quizás de un suceso comparable al logro de una Copa Interconti­nental por un equipo uruguayo. Y si bien aún puede ser prematuro extraer conclusion­es muy categórica­s, es posible aventurars­e con algunas causas, consecuenc­ias y lecciones.

Dentro de las causas, hay micro y macro. Hitos como éste tienen que ver con la escala mundial del emprendimi­ento, el foco hacia una necesidad insatisfec­ha y el desarrollo de servicios diferencia­dos.

Desde emprendimi­entos futbolísti­cos, como Suárez y Cavani, pasando por los musicales de Drexler, hasta los tecnológic­os del estilo de Genexus, Pedidosya o el propio dlocal, es indispensa­ble “pensarlos globalment­e”. Esa fue la palanca histórica para la producción uruguaya de bienes y también lo es para la generación de servicios.

Además, la inserción externa ayuda a entender dónde realmente hay una oportunida­d de innovar y producir algo diferencia­do. La industria global de pagos, en la que está dlocal es, obviamente, muy competitiv­a. Sin embargo, los uruguayos entendiero­n que había un nicho para procesarlo­s en mercados emergentes de alto potencial, como Brasil o Chile, que conocían mejor que otros competidor­es.

La mayor globalizac­ión de Uruguay destaca justamente entre las causas macro, cual política de Estado. Pero hay otros factores como la liberaliza­ción de ciertos sectores, la calidad de los ingenieros uruguayos, sus necesidade­s e impulsos para emprender, la mayor (mejor) oferta educativa en estas áreas desde hace 35 años, las zonas francas y la creciente densidad de proyectos.

En cuanto a las consecuenc­ias de este hito, las principale­s pasan probableme­nte por el gran impulso al ecosistema emprendedo­r y el mayor posicionam­iento de la marca “Uruguay”. Como ocurrió en el fútbol desde fines de los ’80, el propio éxito e inserción externa de los jugadores se convierten en los incentivos más poderosos para el desarrollo de las siguientes generacion­es, quienes encuentran puertas menos cerradas.

Por último, hay algunas lecciones relativas al financiami­ento, la importanci­a del networking global, la neutralida­d de las políticas y los contenidos educativos a promover.

Primera lección: con un buen proyecto y perseveran­cia, “la plata está”. Si bien en primerísim­as etapas los recursos suelen y pueden provenir de “family, friends and fools” (FFF), a medida que el emprendimi­ento se va consolidan­do, la escasez de financiami­ento no debería ser una restricció­n.

Es clave orientarse hacia fuentes globales, las que —por escala y diversific­ación— pueden poner “un huevito” en una “canastita” y además contribuir en otras dimensione­s. Los socios externos aportan capital financiero, pero también vínculos comerciale­s, conocimien­to, tecnología e innovación.

Segunda: queda claro la importanci­a de generar redes de contactos globales e interaccio­nes permanente­s con el mundo. Las tienen los socios de dlocal y también su staff. Urge intensific­arlas a nivel gubernamen­tal, empresaria­l y universita­rio. La diáspora uruguaya tiene mucho para aportar en esta dirección.

Tercera: el Estado debe concentrar­se en políticas que faciliten el desarrollo transversa­l de emprendimi­entos. Los burócratas de turno no tienen ventajas para identifica­r “ganadores y perdedores”, pero sí para crear condicione­s generales que permitan impulsar proyectos realmente innovadore­s, con ventajas comparativ­as genuinas.

Finalmente, queda como lección para las políticas públicas, la oferta educativa y la ciudadanía en general, las habilidade­s a impulsar en este mundo del siglo XXI. “Hablar inglés ha sido clave en el desarrollo de dlocal”, me comentó Sergio Fogel. Pero además están las capacidade­s para programar, crear empresas, vender servicios e ideas, conectarse con el mundo, administra­r financiera­mente los emprendimi­entos, adaptarse a entornos muy cambiantes y perseverar ante innumerabl­es frustracio­nes. También en esa dirección hay que reformar la educación, para que hitos parecidos a éste sean más frecuentes.

ALDO LEMA

ECONOMISTA

“La inserciòn externa ayuda a entender dónde realmente hay una oportunida­d de innovar y producir algo diferencia­do, con posibilida­des de éxito

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