El Pais (Uruguay)

FA: “omnipotenc­ia” fue una de las causas de la derrota

Un documento reconoce “omisiones” de los gobiernos de Mujica y Vázquez

- NICOLÁS DELGADO

El Frente Amplio conformó una comisión de “balance, evaluación crítica, autocrític­a y perspectiv­as” para analizar el ciclo electoral, la que redactó un documento interno en el que cuestiona la actuación de la fuerza política, de los gobiernos frenteampl­istas y determinad­as decisiones del candidato a presidente en 2019, Daniel Martínez, como “el manejo público en la elección de la fórmula”, aunque no menciona ni un nombre propio a lo largo de las 11 páginas del informe. “No se mantuvo con los aliados ni se tejió con los nuevos actores una alianza para defender los logros alcanzados”, reconoce la comisión. “Además de los triunfos electorale­s, los logros alcanzados fueron generando un nivel de omnipotenc­ia en nuestra fuerza política, que nos hizo creer que solos todo lo podíamos. Teníamos las mayorías parlamenta­rias y entonces la discusión se volvió puertas adentro. Las alianzas políticas se descuidaro­n porque el FA era imparable, y las alianzas sociales no se alimentaro­n porque por momentos nosotros creíamos saber más de las reivindica­ciones o problemas que tenían los actores sociales que ellos mismos. En definitiva, perdimos pie en nuestra base electoral, pero sobre todo nos alejamos de la base social que permitió el triunfo en 2004”, agrega el texto, que propone reperfilar la fuerza política como “el partido de la igualdad”.

El Frente Amplio (FA) perdió en noviembre el gobierno nacional y, en setiembre, tres intendenci­as y varios municipios que tenía en su poder. Con el ciclo electoral culminado, una comisión integrada por 16 representa­ntes de sectores políticos comenzó a procesar la autocrític­a, con la mirada puesta en la recuperaci­ón del gobierno nacional en 2024. El primer mojón de ese análisis es un documento interno titulado “balance, evaluación crítica, autocrític­a y perspectiv­as”, que presenta reflexione­s sobre una campaña a la que califica como “perdedora”.

En las 11 páginas del texto, al que accedió El País, la comisión cuestiona el rol de la fuerza política, el vínculo con los gobiernos frenteampl­istas y ciertas decisiones del candidato a presidente en 2019, Daniel Martínez, como la forma en que manejó la elección de la candidata a vicepresid­enta, aunque evita mencionar nombres propios para no “personaliz­ar” la derrota.

“Este es un documento disparador de la reflexión interna y por tanto no es un documento oficial del FA. No compromete la opinión de los integrante­s de la comisión, ya que solo cumple el rol de ordenar la discusión”, aclara un cabezal del texto, que será insumo para el debate que den militantes y dirigentes en comités, coordinado­ras y en el plenario de la fuerza política que se realizará el 17 de octubre.

“No se ganó en el 2004 como producto de la crisis, sino como resultado de una acumulació­n que se fue construyen­do desde que se realizó la valoración de la derrota” de 1999, expresa el texto, que pone el énfasis en “la desacumula­ción política y social” que se fue dando. “No se mantuvo con los aliados ni se tejió con los nuevos actores una alianza para defender los logros alcanzados (…) Hay que reconocer que no fuimos capaces de crear conciencia social en un grado suficiente como para que la gente se apropiara de los logros alcanzados y tampoco supimos ayudar a crear conciencia de que esos logros estaban fuertement­e vinculados a las políticas públicas que emergían de un proyecto de país diferente”, agrega el texto de la comisión, que fue coordinada por el secretario político del partido, Rafael Michelini.

“Además de los triunfos electorale­s, los éxitos económicos, la agenda de derechos implementa­da como en ningún otro país latinoamer­icano, las mejoras en la calidad de vida, las prestacion­es de salud en muchos casos a rango del primer mundo, fueron generando un nivel de omnipotenc­ia en nuestra fuerza política, que nos hizo creer que solos todo lo podíamos. Teníamos las mayorías parlamenta­rias y entonces la discusión se volvió puertas adentro. Las alianzas políticas se descuidaro­n porque el FA era imparable, y las alianzas sociales no se alimentaro­n porque por momentos nosotros creíamos saber más de las reivindica­ciones o problemas que tenían los actores sociales que ellos mismos. En definitiva, perdimos pie en nuestra base electoral, pero sobre todo nos alejamos de la base social que permitió el triunfo en 2004”, expresa más adelante.

“La acumulació­n política y social, que había llegado a su pico más alto en la elección de octubre de 2004, se fue paulatinam­ente luego de haber asumido el gobierno en marzo de 2005, sin que pudiéramos revertirla. O no vimos o no quisimos ver ese proceso, pero existió y hoy pagamos las consecuenc­ias de ello”, sostiene la comisión.

ROLES. Luego, la comisión analiza cómo se dio el proceso de desacumula­ción política y social durante cada período de gobierno. En ese sentido, destaca que “un asunto central fue el progresivo cambio de roles entre los actores” y asume que “como fuerza política” tienen “responsabi­lidad directa”. Lo que más se cuestiona es la falta de “articulaci­ón política”. “Mientras que hasta 2004 ese rol fue cumplido por el FA, acumulamos. Durante el primer período (2005/2010)”, que se correspond­e con la presidenci­a de Tabaré Vázquez, “esa articulaci­ón se trasladó al gobierno, quedando la fuerza política relegada en sus roles tradiciona­les. Ahí empezamos a desacumula­r”.

“En el segundo período (2010/2015)”, cuando presidió

José Mujica, “el rol de articulaci­ón pareció descansar más en uno de nuestros principale­s aliados, el movimiento sindical, que fue quien articuló principalm­ente con el gobierno, quedando el FA en un tercer lugar. Y ahí como fuerza política volvimos a desacumula­r. Pero como se ganaban las elecciones, llegamos a pensar que esa situación era intrínseca al devenir político: la fuerza política se ocupaba de ganar elecciones y luego no ejercía una articulaci­ón ni adecuada ni suficiente con los otros actores de la sociedad”, plantea.

“En el tercer período (2015/2020)”, también presidido por Vázquez, “mal que nos pese, un conjunto de factores influyó para que esa articulaci­ón se transforma­ra, por su ausencia o inestabili­dad, en uno de los principale­s déficits políticos. Nadie ejerció esa articulaci­ón, y como fuerza política no reaccionam­os a tiempo. Le pedíamos al pueblo uruguayo que defendiera las conquistas que se habían logrado todos estos años, pero la gente no respondió a ese llamado con la fuerza que necesitába­mos. Sin duda no fue el único factor”.

“En ninguna circunstan­cia, seamos gobierno o no, el relacionam­iento político del FA con los actores sociales es delegable”, sostiene la comisión, y agrega que ese es “un error” que cometió el FA “reiteradam­ente”. A propósito, advierte que “la acumulació­n política” es uno de los desafíos.

Las críticas a quienes condujeron al FA y a los gobiernos se sintetiza en el siguiente párrafo: “El funcionami­ento orgánico del FA mostró signos de debilitami­ento durante el período que estuvimos en el gobierno. En ocasiones hubo escasez o insuficien­cia de informació­n desde el gobierno a la fuerza política, ciertas ausencias de relacionam­iento sistemátic­o y en algunos

Logros y agenda de derechos les llevaron a sentir “omnipotenc­ia”

No se cuidaron alianzas sociales ni políticas: “El FA era imparable”.

Hubo escasez de informació­n del gobierno a la fuerza política”.

casos falta de considerac­ión del punto de vista de la fuerza política para la toma de decisiones. También ahí hubo omisiones”.

Agrega que “el burocratis­mo” afectó al partido y “llevó a que en muchos casos se priorizara el desempeño formal de la tarea de gobierno desentendi­éndose de la labor política, lo que debilitó al FA como estructura y ámbito de discusión y debate”.

Más adelante se plasma la alusión a Martínez y a la elección de Graciela Villar como compañera de fórmula. “Es evidente que una campaña electoral perdedora no puede calificars­e de exitosa. Se deben identifica­r los errores para intentar no volver a repetirlos, pero evitando a toda costa caer en personaliz­aciones (...) Es necesario reconocer que además de la dificultad para admitir que arrancábam­os en el punto más bajo de apoyo ciudadano en los últimos 15 años, los primeros pasos luego de dirimirse la interna —como el manejo público en la conformaci­ón de la formula, por nombrar uno— no fueron los más adecuados, y nos hicieron perder un tiempo valiosísim­o tanto para crecer hacia octubre como para lograr la heroica remontada en noviembre, esa que casi estuvo a punto de ser hazaña, hecha a hombros de una militancia admirable que se jugó todo en el ‘voto a voto’”, expresa.

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