Recórd de doce muertos
▃▃ El inicio del año batió varios récords sobre el coronavirus: ayer se registró el número más alto de muertes, de casos activos y de tasa de positividad. De 4.640 análisis se detectaron 634 casos nuevos y por ende una tasa de positividad récord de 13,66%. Las personas que cursan la enfermedad son 5.570 en todo el país. Pero, el resultado diario más duro fue la cantidad de fallecimientos: 12, lo que supone un total de 193 muertos desde la confirmación de los primeros positivos en marzo.
(Guiad) publicaron un reporte sobre la dinámica del virus a bajos números. Allí advertían sobre un fenómeno ecológico: el efecto Allee.
“El efecto Allee implica la existencia de un umbral de epidemia que separa dos estados alternativos: uno de control de la enfermedad y otro de epidemia, donde la transición entre estos estados está determinada por la cantidad de personas enfermas”, dice el informe, al tiempo que advierte que, cuando se pasa de un umbral a otro, del control al no control, las medidas de la fase previa ya no surten efecto en el nuevo escenario.
Marcelo Fiori, docente del Instituto de Matemática y Estadística de la Facultad de Ingeniería (Udelar) e integrante del grupo de movilidad del GACH, es categórico: “Una vez que pasamos este umbral, no se puede volver a la situación controlada con las mismas medidas con las que se mantenía la situación controlada”, dice. “Una cosa es lo que hacíamos entre abril y setiembre, con rastreo de contactos manteníamos la epidemia bajo control. Pero esas mismas medidas, ahora, no nos permiten volver”.
Ferragut coincide: al no ser suficiente el Tetris, ahora se requieren otras conductas para volver a aquella situación de control, que puede llegar a ser con más casos que antes “pero de manera estable, no subiendo”, aclara.
Sobre las medidas anunciadas por el gobierno el 17 de diciembre, el grupo de datos es cauto. “Es muy difícil hacer proyecciones en este momento porque hay muchos factores sociales que juegan: el acatamiento de las medidas impulsadas durante diciembre, las reuniones por las fiestas y la movilidad asociada a la temporada turística. Por eso estamos un poco a la expectativa a ver qué ocurre y ver dónde hay que poner el foco”, dice Ferragut.
Fiori ubica a Uruguay en el mundo y pone ejemplos de países que durante un período de crecimiento como el que vemos nosotros ahora, impusieron medidas mucho más restrictivas. “Francia está con ‘lockdown’ (cuarentena) pero con escuelas abiertas, los trabajadores no esenciales detienen sus actividades, pero el transporte público funciona”, ejemplifica. Para el matemático hay que salir de la discusión binaria de cuarentena sí o no, y ver que hay “puntos intermedios” como el de Francia, que comenzó el segundo ‘lockdown’ a fines de octubre y la curva de contagios bajó días después.
Por otro lado, Fariello comenta que su equipo de trabajo está viendo lo que ha pasado en otros países, pero todavía no han encontrado ninguno que haya logrado bajar los casos sin hacer ‘lockdown’. Igual que Fiori, aclara que para cada país la cuarentena es distinta: no todas significan encierro. “Pero en la mayoría de los casos, implican una baja muy fuerte de movilidad”.
Al día de hoy no hay un único indicador que preocupe a los matemáticos. Las alertas están por todas partes. “Positividad, incidencia y casos sin noción de exposición son los tres indicadores en conjunto que son preocupantes para mí”, dice Fariello.
Fiori menciona la tasa de positividad, que quiere decir “que no se están haciendo tests suficientes o que la gente no está yendo a testearse”. También le preocupa la movilidad. “Se ve una disminución en Montevideo, pero se puede adjudicar a que la gente se está yendo de vacaciones. Las medidas tuvieron algo de efecto, pero creo que no es el suficiente para poder bajar la curva de contagios”, comenta. Y en particular, el famoso P7: el promedio de cantidad de casos nuevos por cantidad de habitante, ese que tiñó de rojo a Montevideo y Rivera.
Por otro lado, Ferragut pone el foco en los CTI. Dice que la cifra “aún no da para encender alarmas, pero la tendencia creciente sobre un recurso escaso es lo que hay que monitorear”. Sobre todo, agrega, porque los recursos “no están uniformemente distribuidos en el territorio y la movilidad por la temporada puede alterar los balances y requerir traslados.”
Por ahora, enero es un misterio. Su dinámica no es la misma que la de noviembre, cuando explotaron los casos. Y, como siempre —o como desde el 13 de marzo, que parece siempre—, todo está por verse, todo es “dentro de 14 días”.
Ocupación de CTI “no enciende alarmas aún”, pero es un “recurso escaso con tendencia creciente”.