El Pais (Uruguay)

Europa, EE.UU. y Occidente

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Francia y Alemania son las dos grandes potencias de la Unión Europea (UE). Es cierto que hay otros importante­s países que forman esa Unión, como Polonia, Italia o España, por ejemplo, pero históricam­ente si ese motor franco- alemán no trabaja de consuno, Europa pierde su potente voz a nivel internacio­nal.

Por eso resulta bien importante prestar atención a una columna publicada el 16 de noviembre pasado en la prensa francesa, es decir, en fecha en la que ya era conocido el triunfo de Biden a la presidenci­a de Estados Unidos (EEUU), y cuando se abría pues el tiempo de una reformulac­ión posible y deseable de las relaciones exteriores con Washington luego de las particular­idades de la presidenci­a de Trump. Así, el ministro francés de Europa y relaciones internacio­nales Jean- Yves Le Drian y el ministro federal de relaciones exteriores Heiko Maas, en un artículo firmado en conjunto, dejaron fijadas las líneas generales del vínculo transatlán­tico que avizoran promover para los próximos años entre los dos grandes polos de Occidente.

La clave está en entender la propuesta franco- alemana frente al reordenami­ento general del sistema internacio­nal que ha implicado en este último lustro el ascenso formidable de China como potencia, no sólo regional en Asia del Pacífico, sino también en el mundo entero. Le Drian y Maas escriben: “sabemos que China seguirá siendo el punto focal de la política exterior de Estados Unidos bajo la administra­ción de Biden. Para nosotros, es un socio, un competidor y un rival sistémico al mismo tiempo. Por lo tanto, nos interesa formar un frente unido para responder a su ascenso en el poder con pragmatism­o”.

En este esquema, los europeos plantean a la nueva administra­ción estadounid­ense que se verifique un mayor involucram­iento en escenarios multilater­ales en común, como es el caso, por ejemplo, para los acuerdos de París sobre el tema nuclear iraní de los cuales la administra­ción Trump había querido retirarse totalmente. También, los ministros señalan que “tendremos que definir una línea común frente al comportami­ento de Turquía, que plantea grandes problemas en el Mediterrán­eo oriental y en otros lugares”, ya que Ankara es principalí­simo socio de EEUU y de las potencias occidental­es en la OTAN. En el mismo sentido, esperan que “Estados Unidos y Rusia lograrán extender el tratado “New Start” (sobre arsenales nucleares) más allá de febrero de 2021”, para asegurar caminos de paz duraderos para la seguridad europea.

En definitiva, la iniciativa de los ministros francés y alemán es clave a nivel diplomátic­o porque anuncia una voluntad de participar, sino de igual a igual con EEUU, al menos con mayor protagonis­mo que antes en dimensione­s internacio­nales en las que la UE no había estado tan presente. Así, escriben que “estamos desarrolla­ndo capacidade­s comunes de defensa y seguridad, que también sirven para fortalecer tanto a la Unión Europea como a la OTAN. Desde el Sahel hasta Oriente Medio, pasando por el Mediterrán­eo, Oriente Medio y el Golfo, Europa ya está asumiendo una mayor responsabi­lidad por la seguridad de su entorno regional”.

Estas grandes líneas planteadas desde la UE son importante­s incluso para nuestra región, que está tan alejada de los temas centrales del sistema internacio­nal. En efecto, la lucidez europea en torno al gran desafío mundial que significa el auge chino se muestra al final del

Es evidente que formamos parte de las regiones del mundo en las cuales la competenci­a entre las potencias china, estadounid­ense y europea se extenderá y se profundiza­rá.

texto firmado por los ministros francés y alemán: “el desafío es simple: dar a los europeos y estadounid­enses del mañana los medios para seguir cultivando el estilo de vida que nos une, y llevar más lejos aún la búsqueda de la libertad individual y el progreso colectivo que, desde hace más de dos siglos, constituye nuestro horizonte común”.

Ese desafío es algo de lo que este “Extremo Occidente”, como define a Latinoamér­ica el especialis­ta francés Alain Rouquié, debe sentirse naturalmen­te parte integrante: por su impronta cultural, por sus orígenes históricos y por su identidad política. Para el caso de la costa atlántica del continente sudamerica­no y en particular para nuestra región del Río de la Plata, el planteo diplomátic­o franco- alemán debe ser además meditado con atención, porque es evidente que formamos parte de las regiones del mundo en las cuales la competenci­a entre las potencias china, estadounid­ense y europea se extenderá y se profundiza­rá.

El motor central de la UE mira con atención al nuevo EEUU. Con pragmatism­o, define prioridade­s y desafíos comunes. Se abre así, aquí también, una nueva era diplomátic­a post- Trump.

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