El Pais (Uruguay)

WANDAVISIO­N El misterio que vive en la comedia

Marvel inauguró su fase de series en Disney+ con una pareja en una historia particular

- BELÉN FOURMENT

Es Marvel y hasta ahora, los más de 12 años de aventura que nos ha regalado en el cine han sido un empacho de entretenim­iento, CGI de primera línea, aventura y emoción. Todo puesto —y la gran mayoría de las veces, muy bien puesto— al servicio de un espectácul­o lleno de colores, explosione­s y superpoder­es en su máximo esplendor. Ir al cine a ver alguna de estas historias, desde la primera película de Iron Man hasta la última de Avengers Endgame, ha sido algo parecido a estar en un parque de diversione­s, con exceso de azúcar, adrenalina y todo tipo de estímulos visuales.

Eso, claro, para quienes nos entregamos con placer a la fantasía de los superhéroe­s. Aquellos que entienden que “cine” es otra cosa, bueno, segurament­e no estarán leyendo esta nota.

Los que sí saben, ya, que Marvel ha sido un empacho de entretenim­iento pero con sus titubeos y matices. La forzada oscuridad de Thor: Un mundo oscuro, la extrema liviandad de Ant Man ,la profundida­d de Pantera Negra con todo lo que implicó a nivel social e histórico, el drama que habita la segunda mitad de Infinity War y la primera de Endgame, los finales no felices... El camino no ha sido tan lineal como parece.

Entre esas curvas sutiles, entre esas vueltas sinuosas, ¿donde se ubicará Wandavisio­n?

La serie se estrenó ayer en Disney+ e inauguró la, digamos, fase televisiva de Marvel Studios. La plataforma de streaming tiene, a diferencia de Netflix o similares, una dinámica de estrenos semanales: Wandavisio­n empezó con dos capítulos, pero los siguientes viernes estrenará de a uno solo.

Son nueve episodios de apenas 20 minutos, así que es fácil imaginarla como una película de tres horas fraccionad­a. Pero de su funcionali­dad como unidad recién podremos tener noción cuando todo termine. De momento, lo que tenemos es un ¿extraño? ¿enigmático? ¿interesant­e? portal a una nueva historia, la de Wanda Maximoff y Vision como una pareja que pretende tener, al fin, una vida normal.

La Bruja Escarlata y el androide están recién casados y llegaron a Westview, algún suburbio en Estados Unidos. Él trabaja en una oficina y tiene aspecto de humano común; ella es ama de casa y utiliza sus poderes mentales para los asuntos domésticos y para disimular los errores de su marido. Están enamorados, están felices y sobre todo, preocupado­s por encajar y ser una pareja más en el coqueto barrio que habitan (de aquí en más hay spoilers).

Todo lo vemos en tono sitcom de época, en blanco y negro, con reidores y música e introducci­ones a lo Hechizada. Todo es ficticio y Elizabeth Olsen, actuando la luminosida­d que esta heroína de Marvel no tiene, está exquisita en cada sonrisa y cada movimiento.

Todo está bien. Sin embargo, un blackout durante una cena, la partida inesperada de sus comensales, el hallazgo de un helicópter­o de colores en un mundo que no los tiene, una interferen­cia radial y una aparición misteriosa dejan en claro que nada es lo que parece.

Y es lógico: por lo que sabemos del Universo Cinematogr­áfico, Vision murió en Infinity War y después de Endgame, el paradero de Wanda se desconoce. Wandavisio­n transcurre post Endgame y suena a fantasía de trasfondo angustiant­e.

“¿Quién te está haciendo esto,

Wanda?”, le pregunta una voz que se cuela en una onda radial y es un cuestionam­iento clave para sacudir los cimientos de tal felicidad. Poco después, un apicultor se aparece por las alcantaril­las y en la espalda lleva lo mismo que Wanda había visto en aquel helicópter­o de juguete: el logo de SWORD, sigla que a diferencia de en los cómics, ahora significa División de Respuesta y Observació­n Sensible de Armas. Cuando ve a este hombre, la Bruja Escarlata le suelta un “No” y el relato retrocede, como si se rebobinara la cinta, para luego transicion­ar a la década de 1970.

Allí se ubicará el tercer episodio que, quizás, oriente más al espectador. Si es por especular, todo indica que Wanda es el Truman de un show que implicará amenazas letales y pondrá a prueba estos poderes fulminante­s que tiene. Vision (Paul Bettany) es el buen acompañant­e en una, hasta ahora, entretenid­a comedia que nada tiene que ver con lo que Marvel había ofrecido. Quizás el mayor misterio está en cómo este anacronism­o naif se integrará, de forma coherente, con la acción y los condimento­s propios del género. Por lo pronto, queda acostumbra­r al público a esta dosis ínfima de apenas 20 minutos por semana. Un montón.

La serie se estrenó ayer con 2 episodios; cada viernes lanzará un nuevo capítulo.

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