El Pais (Uruguay)

Economía. Los “chichones” que dejó el COVID-19 en Uruguay

Vienen desde antes que se desatara la pandemia,

- LUCAS ELMALLIÁN según Pablo Rosselli

La economía uruguaya está recuperánd­ose, pero con “algunos chichones. Sobre todo en el mercado de trabajo, que termina impactando en el consumo”, sostuvo Pablo Rosselli, socio de la consultora Exante, en una conferenci­a virtual organizada por Sura Inversione­s. Entre los temas expuestos, se destacó la capacidad del gobierno en aumentar el gasto público, los desafíos que enfrenta la economía local, las variacione­s del salario real, la incertidum­bre del valor del dólar y el escenario internacio­nal.

“Vamos a tener un mayor nivel de actividad, el Producto Interno Bruto (PIB) va a crecer en 2021 respecto al promedio de 2020. Tenemos mucho de rebote por la caída del segundo trimestre de 2020”, pero “Uruguay tenía problemas de crecimient­o antes del COVID-19 y sigue teniendo desafíos de crecimient­o después del COVID-19”, afirmó Rosselli.

El escenario externo (ver

aparte) puede ayudar. Rosselli explicó que “los commoditie­s han tenido un repunte muy importante en los últimos meses, impulsados por algunos elementos de oferta pero también por un contexto global de elevada liquidez, debilitami­ento del dólar y expectativ­as de progresiva recuperaci­ón de la actividad económica en el mundo”.

“¿Estamos ante el inicio de las materias primas cómo el que vimos entre 2009 y 2014 a la salida de la crisis financiera? Ojalá que sí, pero nos parece apresurada esa afirmación”, señaló.

Aún así, Uruguay arrastraba antes de la pandemia otros problemas. “Teníamos un déficit fiscal alto que tenemos que corregir”, afirmó Rosselli.

Con los resultados fiscales de 2020, el economista explicó que, aún sin los gastos transitori­os del COVID-19, la deuda pública seguiría creciendo. Por este motivo, todavía hace falta un ajuste fiscal, el cual podría ser de 1,5% o 2% de PIB.

En esta línea, sobre el cuestionam­iento al gobierno de que podría haber aumentado el gasto público para paliar los efectos de la pandemia, opinó que se “pudo haber gastado un poco más, pero esto no es gratis”. Según Rosselli “la combinació­n de gastos para atender el COVID-19 y la reducción de gastos estructura­les, era imprescind­ible, dada la situación de partida de Uruguay”. Agregó también que “llegamos a 2020 con un déficit fiscal muy grande, el déficit fiscal en 2019 había sido más del 4% del PIB, terminó siendo (en 2020) del 6% del PIB”.

Sostuvo también que, el cumplimien­to de las metas fiscales anunciado por la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, era importante ”porque venía hacía mucho tiempo sin cumplir. Entonces el cumplimien­to a las metas fiscales, hace a la credibilid­ad y, esta, hace a tener espacio para gastar más. Tenemos que dar señales claras de que el aumento de gastos es transitori­o y la política es creíble”.

Con recursos limitados, este año la política fiscal deberá balancear diferentes objetivos como la creación de empleos, transferen­cias a los hogares más afectados y proyectos de infraestru­ctura de rápida ejecución.

Dentro de estos objetivos, en julio comenzaran las negociacio­nes salariales, “siendo muy importante que esas negociacio­nes conserven el foco de recuperar el empleo”, dijo el socio de Exante. Según sus proyeccion­es, el salario real en 2021 “va a caer un poco”, en 2022 se va a estabiliza­r y, en 2023 va a comenzar a recuperars­e.

Por otro lado, además de los problemas de crecimient­o, Rosselli afirmó que “a Uruguay le hace falta una agenda de reformas estructura­les potente, le hace falta una estrategia de inserción internacio­nal y de captación de inversión extranjera directa”. A esto, agregó que “tenemos un gobierno que asumió

Rosselli: “A Uruguay le falta una agenda potente de reformas estructura­les”.

hace un año y, obviamente, el primer año, la agenda se la dominó la emergencia sanitaria, pero es importante que Uruguay encare esos temas para que vuelva a tener tasas de crecimient­o significat­ivo”.

INFLACIÓN Y DÓLAR. En cuanto a la inflación, Rosselli prevé que bajará de forma relevante en los próximos meses. Sería una reducción suficiente para marcar un camino de desinflaci­ón, abriéndose un espacio para que la política monetaria pueda ser más expansiva, estimó.

El economista proyecta que el año cerrará con una inflación de entre 6% y 6,5%.

A su vez, espera que las tasas de interés de las Letras de Regulación Monetaria sigan bajando, siendo un mecanismo que ayudará a la reactivaci­ón de la actividad económica. En este caso, las tasas de interés bajas ayudarían a tener un dólar más alto, benefician­do la competitiv­idad del país.

Rosselli remarcó que “todavía estamos caros en dólares, necesitamo­s un dólar más alto”.

En relación a la región, explicó que “con los vecinos uno nunca sabe porque son muy inestables. Cuando hacemos la cuenta de lo que compra un dólar en Uruguay, es un 17% menos de lo que compraba en un promedio de 50 años. El poder relativo de cuánto compra un dólar en Uruguay y cuanto en Estados Unidos, vemos que compra un 17% menos de lo que antes compraba”.

En esta línea, sostuvo que en Brasil se espera que el dólar baje, debido al desempleo alto, sus problemas estructura­les e inestabili­dad política. “Si uno pone un horizonte de tres o cuatro años, se podría decir que vamos a mejorar la competitiv­idad, pero es difícil saberlo”.

A su vez, con Argentina planteó que todavía es más difícil saberlo. Se espera un dólar promedialm­ente alto, con fluctuacio­nes. “Promedialm­ente vamos a tener problemas de competitiv­idad notorios”, aseguró Rosselli.

 ??  ?? ECONOMÍA URUGUAYA. Saldrá golpeada del COVID-19, pero además deberá resolver problemas que traía de los años anteriores a la pandemia.
ECONOMÍA URUGUAYA. Saldrá golpeada del COVID-19, pero además deberá resolver problemas que traía de los años anteriores a la pandemia.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay