CHINA, GRAN PROVEEDOR DE VACUNAS
Por delante de Rusia con su Sputnik V o, a menor escala, India gracias a su Covaxin, China se ha convertido en la gran alternativa para proveer de vacunas contra el COVID19 a muchos países —en desarrollo en la mayoría de los casos—, para los que obtener los medicamentos les resulta complicado por motivos económicos o logísticos. El país donde se detectaron los primeros casos de la pandemia ha pactado suministrar sus sueros a docenas de países del sureste asiático, América Latina, África o el Este de Europa: de ellos, 27 los comprarán y 53, de escasos recursos, recibirán donaciones, según las cifras del Ministerio de Exteriores en Pekín. En total, según datos de la Universidad de Duke, China ha comprometido más de 500 millones de dosis, por encima de los más de 300 millones de Moscú o los 210 millones del mecanismo Covax, respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que trata de garantizar un acceso equitativo de todos los países a la vacuna (Pekín ha prometido 10 millones de dosis para ese instrumento). La disponibilidad de las fórmulas chinas ayuda a aliviar una demanda aguda de vacunas en todo el mundo. Pero también constituye una poderosa oportunidad para promover la capacidad de sus farmacéuticas. China “puede usar sus medicamentos para convertirse en un líder global en lo que respecta a garantizar el acceso equitativo a las vacunas, llenando el vacío entre países desarrollados y en desarrollo. (Con información de El País de Madrid)