El Pais (Uruguay)

“Descartamo­s la saturación; los CTI no van a colapsar”

GONZÁLEZ MACHADO

- CARLOS TAPIA

—La situación esta semana ha sido crítica. Se superó el 40% de la ocupación de camas de CTI por enfermos con COVID-19, ya son cerca de 400 los internados y hubo días de más de 30 muertos. Científico­s y médicos han advertido que, en un corto plazo, se va rumbo a la saturación del sistema. ¿Cómo evalúan ustedes esta situación? —Estamos enfocados en una estrategia muy clara que tiene tres líneas de acción. Por un lado hemos cambiado el modo de los testeos, para tener los diagnóstic­os de forma más rápida y ágil. Por otro, estamos buscando acelerar la vacunación al extremo. Y, en paralelo, vamos a seguir incrementa­ndo la disponibil­idad de camas de cuidados intensivos e intermedio­s. —¿Esto garantiza la no saturación? —Las hipótesis, los escenarios hipotético­s de saturación, no son cosas que a nosotros nos ocupen. Nos ocupamos de mejorar la respuesta y la accesibili­dad de las personas. Trabajamos para que el ciudadano tenga una cama de cuidados críticos si la necesita. Así ha sido hasta ahora y así seguirá. Estamos convencido­s de que no va a haber saturación ni colapso del sistema.

—El número de camas es limitado… —Lo que sucede es que la estrategia nuestra es seguir aumentando ese número hasta que sea necesario. —¿Cuántas camas de CTI hay hoy? —Cuando empezó todo esto teníamos 625, hoy hay 922. De las disponible­s, hay 111 para aislamient­o COVID-19, porque no todas tienen capacidad para recibir a estos pacientes.

—Pero como viene el aumento de casos, ¿no les genera preocupaci­ón en cuanto a lo que puede pasar en los próximos días?

—No, ninguna preocupaci­ón, porque la semana que viene se agregan 70 camas más, y la otra semana 50. Estamos aumentando permanente­mente, y además sabemos que el aumento de casos no va a ser indefinido, que al término de algunas semana —no sabemos cuántas— la curva de contagios caerá porque va a crecer mucho la de vacunación. Y si así no es, Uruguay tiene 8.000 camas de internació­n. Estamos hablando de que hay un 12% con capacidad de cuidados críticos; habrá que aumentar entonces este porcentaje. Obviamente esto requiere personal e insumos. Pero estamos trabajando, la disponibil­idad de oxígeno y fármacos son temas que nos ocupan en estos momentos. Esta semana, por ejemplo, viajó un avión taxi a Córdoba para ir a buscar insumos para 80 respirador­es nuevos.

—¿Hay recursos humanos para seguir aumentando las camas? La sociedad de intensivis­tas ha advertido que no es así. —Quiero destacar el trabajo de los médicos de todas las especialid­ades, de los directivos de las institucio­nes mutuales y de las sociedades científica­s, como ser la de los intensivis­tas. Generó bastante revuelto un documento que salió esta semana, el cual fue propuesto por los intensivis­tas y aprobado por unanimidad. Hay una presión indebida, injustific­ada, de casos clínicos que quieren ser llevados a CTI y podrían estar en cuidados intermedio­s o en otras unidades respirator­ias. —Es duro ese documento, en el sentido de que establece una priorizaci­ón entre distintos grupos de personas. Y enumera todos casos que, en un escenario de no pandemia, sí terminaría­n en un CTI y ahora quizá no puedan acceder a uno.

—Claro, pero lo que no se ha dicho es que los episodios de saturación en los CTI son absolutame­nte habituales. Los CTI en Uruguay operan con una ocupación de entre 70% y 80%. Ha habido episodios de hasta el 90%. Y ahí es cuando el sistema de salud tiene que tomar medidas. No es un criterio de exclusión a los CTI, sino de racionaliz­ar su uso.

—En cuanto al personal el MSP anunció la capacitaci­ón de 300 médicos y 900 enfermeros para trabajar en los CTI. ¿Ya se tuvo que acudir a ellos?

—Sí, sí, sí. Uruguay tiene 52 centros de cuidados críticos, si hacemos una cuenta simple hablamos de cinco o seis médicos que van a reforzar la dotación de los CTI. Obviamente son médicos que están ocupados, pero tienen parte de su jornada para ir a ayudar allí. No sustituyen a los intensivis­tas, responden a ellos, y solamente están habilitado­s a actuar allí hasta que termine la emergencia sanitaria.

—Una de las críticas que se le hizo a esto, es que se trata de médicos que deberían ocupar otros roles, los cuales se terminan descuidand­o…

—Y sí, eso es inevitable. Estamos en una situación de gran estrés del sistema, hay una enorme exigencia y hay que priorizar. Hace un mes estábamos enfrentand­o reclamos de oncólogos y otros colegas por los atrasos en estudios preventivo­s de los pacientes. No queremos que pase esto, pero estamos en una pandemia. Esto es una sábana corta, no podemos con todo. Otra de las medidas que tomamos en los CTI, y está ayudando muchísimo, es que se declaró prácticame­nte un feriado quirúrgico para las cirugías de coordinaci­ón, entonces pudimos liberar camas de los Imaes, en las que ahora se están internando pacientes polivalent­es no Covid. —El coordinado­r del GACH, Rafael Radi, sostuvo el otro día que era necesario “blindar” el mes de abril, en referencia, entre otras cosas, al tiempo que llevará que un número importante de la población esté inmunizada…

—Abril ya está blindado, en el sentido de que este feriado quirúrgico llega hasta el primero de mayo. En abril solo va a haber cirugías de urgencia y se volvió a la telemedici­na. El sistema de salud está enfocado en la emergencia sanitaria. Nosotros vamos a suministra­r las camas que sean necesarias. No le vemos un límite porque confiamos que en algunas semanas esto va a empezar a bajar. Tenemos mucha esperanza de que esto lo vamos a poder controlar. No tenemos dudas. Le queremos transmitir confianza a la gente.

—¿Han tenido algún tipo de comunicaci­ón con el Poder Ejecutivo para que se tomen más medidas e intentar reducir la movilidad?

—No, nosotros somos los responsabl­es de la respuesta sanitaria, estamos enfocados en eso. No opinamos de lo que le correspond­e al Ejecutivo, a quien le agradecemo­s las respuestas rápidas que ha tenido. Trabajar en equipo implica que cada uno desempeñe su rol. Ni hacemos hipótesis sobre la saturación del sistema, porque estamos seguros de que no se va a saturar, ni opinamos sobre temas que no son de nuestra competenci­a.

—¿Pero ustedes analizan datos de movilidad? ¿Es parte de la informació­n que manejan para afirmar que la situación va a mejorar por la vacunación? ¿O esperan que la situación mejore solamente por la vacunación?

—No estamos mirando la movilidad. —¿Los casos van a bajar aunque no baje la movilidad?

—No soy experto en movilidad.

—Sin embargo, usted afirma que va a suceder si la situación sigue como hoy…

—Se tomaron medidas hace unos días, y creo que van a tener resultados. Si se necesita reducir la movilidad no nos correspond­e a nosotros. Lo que necesitamo­s son recursos para aumentar la demanda en la medida que se necesite.

—¿Pero va a bajar la curva si no se reduce la movilidad?

—En algún momento va a bajar la curva. Yo no me animo a hacer pronóstico­s, pero en algún momento va a suceder. No es nuestra especialid­ad la movilidad.

—Esta semana el MSP cambió su estrategia para los testeos. Hasta ahora los test de PCR, de muy alta sensibilid­ad, fueron la primera opción, ahora lo serán los test de antígenos. ¿Por qué se decidió esto? —Tiene que ver con que ahora estamos en otra etapa de la pandemia, una en la cual hay una alta circulació­n del virus, y es bueno tener los resultados lo más rápido posible. Se pasa de hacer un test en 24 o 48 horas, para luego tener el resultado en otras 24 o 48 horas, a hacer el hisopado y saber si es positivo en apenas 15 minutos. Hay evidencia internacio­nal, además, que muestra la sensibilid­ad de estos test de antígenos y superponib­le a los PCR, sobre todo cuando hay altas cargas virales, lo que sucede por ejemplo con la variante P1. Además, se resolvió que los prestadore­s puedan realizarle los estudios a todas las personas sin importar dónde estén afiliadas. Antes había un caso positivo, había 20 contactos, estaban todos en un mismo lugar, por ejemplo en un residencia­l, y a cada uno lo tenía que hisopar su prestador. Ahora, si va un médico de radio y detecta un positivo, va a estar habilitado a testear a todos los convivient­es. Al saber los resultados más rápido, vamos a poder tomar medidas de aislamient­o con mayor velocidad y también detectar a los contactos de los positivos enseguida. —¿Para ustedes estas demoras con los test de PCR han tenido algo que ver con el incremento de los casos?

—Esto va a acelerar mucho el diagnóstic­o y nos va a permitir contener el avance que sí, en algunos casos, podría tener que ver con esta demora. Igual la tardanza no se debe a negligenci­a ni mala voluntad, sino a que realmente ha sido un desborde total de la cantidad de testeos. Hubo también problemas informátic­os que han llevado a demoras en la carga o en los procesamie­ntos de los test de PCR, lo que ha generado esa situación de que estamos informando todos los días test de la jornada y también test que quedaron de días anteriores. Esto no pasa por omisión ni por ocultamien­to, sino porque hay todo un atraso en las tareas de coordinaci­ón, realizació­n y carga de la informació­n.

—Si el test de antígenos da negativo, siendo que su sensibilid­ad es menor, ¿se va a ordenar luego un PCR?

—Si se trata de un paciente sintomátic­o, sí. Si es asintomáti­co, no. El nivel de diferencia entre antígeno y PCR, hoy por hoy, según la informació­n que manejamos, es muy menor. De todas formas, se mantiene el PCR como elemento diferencia­dor.

—¿Cuáles son los porcentaje­s de efectivida­d?

—Muy similares. En pacientes sintomátic­os la diferencia es de menos de un 5%. Y en sintomátic­os convivient­es el antígeno tiene niveles de efectivida­d mayores al 90%. En este momento se están haciendo un 80% de PCR y un 20% de antígenos, con esta estrategia buscamos invertir el porcentaje.

Escenarios hipotético­s de saturación no son cosas que a nosotros nos ocupen”.

Abril está blindado. Solo va a haber cirugías de urgencia. El sistema está enfocado en el virus”.

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