El Pais (Uruguay)

Los conocidos de siempre

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Estupor e irritación fueron las principale­s reacciones por las declaracio­nes del Secretario General del Pit-cnt, Marcelo Abdala —un notorio militante comunista— de que sería “un gesto republican­o y democrátic­o” extender el plazo de las firmas para derogar 135 artículos de los 476 de la Ley de Urgente Considerac­ión (LUC) por el llamado de las autoridade­s a reducir la movilidad por el Covid. “Si tú aconsejas detener movilidad, da más tiempo para conseguir las firmas”, lanzó muy suelto de boca.

El art. 79 de la Constituci­ón de la República establece claramente que “El veinticinc­o por ciento del total de inscriptos habilitado­s para votar, podrá interponer, dentro del año de su promulgaci­ón, el recurso de referéndum contra las leyes y ejercer el derecho de iniciativa ante el Poder Legislativ­o”.

Ocurre que el año de promulgaci­ón de la Ley N° 19.889 que es la LUC se cumple el 9 de julio de 2021 y que el rejunte de firmas anda un poco lento, pese a que se utilizan ollas populares para su recolecció­n. Se da comida y se recogen firmas. “Hay cartelitos y mesitas para firmar contra la LUC y banderas de la 1001 y el Frente Amplio” denunció el senador Jorge Gandini.

Pero vayamos por partes como dijo Jack:

—La LUC no apareció en escena como arte de birlibirlo­que. Desde el inicio de la campaña electoral, el Partido Nacional primero y luego la coalición republican­a que se encolumnó detrás del ahora presidente Lacalle Pou, marcó claramente su intención de impulsar un paquete de medidas en ámbitos críticos para modificarl­os o impulsar nuevas ideas. Y lo hicieron: fueron respaldado­s por el voto ciudadano y cumplieron su palabra. Esa propuesta de cambios fue la que después generó la LUC. ¿Qué les molesta? ¿Acaso que la gente vote y elija su futuro, muy diferente al pensamient­o del Pit-cnt y el Partido Comunista?

Pero además, los artículos que se han elegido para “derogar” son justamente aquellos que llevaron a la derrota del Frente Amplio. Parece que en las ya lejanas jornadas de autocrític­a para estudiar las causas de la derrota, no aprendiero­n nada: lo que quieren derogar son aquellos artículos vinculados con la seguridad ciudadana, la educación, la exageració­n en cuestiones laborales (ocupación de lugares de trabajo o piquetes en la vía pública, por ejemplo).

Varios de ellos, además, fueron aprobados en el Parlamento con los votos del FA. Pero esto no interesó a algunos dirigentes del Pit-cnt: Gabriel Molina (viejo conocido) dirigente del Partido Comunista y del sindicato de Antel fue muy preciso cuando dijo que “me importa un carajo” lo que el Frente votó en el Parlamento.

—El “gesto republican­o y democrátic­o” que reclama el dirigente comunista parece una burla. ¿Qué entiende por “republican­o y democrátic­o” una persona que se abraza al marxismo y al venezolano Maduro y le dice que “en Uruguay, en nuestra patria de Artigas, el movimiento obrero y el pueblo es solidario, cariñoso y amigo de la revolución bolivarian­a. No hay ninguna vacilación en ese sentido. En Venezuela no hay ningún golpe de Estado, ni disolución del Parlamento”.

—Pero, ya que estamos en el tema “republican­o y democrátic­o”, convendría recordar que en este sistema de gobierno lo más importante es respetar la Constituci­ón de la República, acatarla. No pretender usarla, manejarla o manipularl­a a capricho, como si fuera un trozo de plasticina. La Constituci­ón, derecho viejo, se acata y punto final. Si llegado el plazo están

El “gesto republican­o y democrátic­o” que reclama el dirigente comunista Marcelo Abdala parece una burla. ¿Qué entiende por “republican­o y democrátic­o” una persona que se abraza al marxismo y al venezolano Maduro?

las firmas, se convoca al referéndum; si no, se rechaza y se garantiza la seguridad jurídica plena que hoy está cuestionad­a por el recurso iniciado.

Por si no lo entiende Abdala, este sistema republican­o y democrátic­o —que nunca rigió en los países comunistas— prevé elecciones cada cinco años. Perder una elección no es un drama ni debería asumirse como tal. Es simplement­e comprobar que la mayoría de los ciudadanos —tan ciudadanos como aquellos derrotados— son más y eligieron un camino distinto para el país; que apostaron a una opción diferente; que se rechazó la línea del continuism­o y se optó por la línea del cambio.

Lamentable­mente hay muchos que no comprenden, que no aceptan el libre juego de la democracia, que se consideran infalibles y, como tales, dueños de la verdad absoluta. Que entienden que la mayoría se ha equivocado y asumen que el enfrentami­ento abierto y hasta desesperad­o marca su ruta., que practican con entusiasmo la política de la zancadilla artera. Sus conviccion­es democrátic­as —si alguna vez las tuvieron— flaquean rápidament­e y desaparece­n al poco tiempo, apagadas por el malhumor de la derrota.

Por suerte la gente ya los conoce.

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