El Pais (Uruguay)

La femme fatale que se volvió escritora y recuerda sus vidas

- DAVE ITZKOFF, THE NEW YORK TIMES

Durante una hospitaliz­ación prolongada en 2001, cuando estaba siendo tratada por un derrame cerebral y una hemorragia subaracnoi­dea, Sharon Stone recibió la visita de su abuela Lela, que había estado muerta durante 30 años. “Aquí es donde se pone extraño”, escribe Stone en sus nuevas memorias, The Beauty of Living Twice (“La belleza de vivir dos veces”), que acaban de ser editadas en inglés. Lela vino con un aviso: “Hagas lo que hagas, no muevas el cuello”.

Es una de varias escenas de su vida que Stone, la estrella de 63 años de películas como Bajos instintos y Casino, cuenta con franqueza y humor sardónico. A pesar de su larga carrera en Hollywood interpreta­ndo a mujeres fatales y misteriosa­s, incluso en series de televisión recientes como Mosaic y

Ratched, sus memorias son un relato más episódico de su vida y educación, en particular su juventud en la modesta Meadville, Pensilvani­a, y de la familia indeleble pero atribulada que la crió. “No creo que mi vida sea excepciona­l, excepto que terminé siendo una estrella de cine. Este libro podría haber sido escrito por cualquiera que haya crecido en un pueblo pequeño”, dice.

Es una historia que Stone cuenta mayormente con detalle inquebrant­able, comenzando con la experienci­a cercana a la muerte que ayudó a inspirarla a escribir el libro. “Después de tanto estar de pie sobre mi cuello, pude respirar de nuevo”, dijo. “Podría hablar de nuevo. E iba a respirar y hablar de manera diferente “.

—¿Por qué decidió escribir estas memorias?

—Había ido por ahí tratando de que se publicaran mis cuentos y todos me decían que nadie quiere leer cuentos. Creo que lo que realmente querían decir era: “Realmente solo nos interesa tu vida privada”. No quería hacer eso en ese momento. Luego, mi amigo Kael (el autor J. Kael Weston )le recomendó a su editor Tim O’connell, de Knopf, que echara un vistazo. Mientras tanto, había escrito una carta a Janklow & Nesbit para contratar un agente. Entonces Knopf y otra editorial comenzaron a hacerme ofertas. Pensé que aprendería más de Sonny Mehta (el editor de Knopf que murió en 2019) y Tim. Sonny leyó mis cosas y dijo que yo sería su próximo narrador irlandés.

—Revela mucha informació­n personal en el libro sobre su familia e infancia, incluidos detalles de cómo usted y su hermana Kelly fueron abusadas sexualment­e por un abuelo. ¿Discutió algo con sus familiares?

—Mi hermana y yo tomamos esta decisión juntas. Hablamos con mi madre y al principio ella se mostró muy estoica y me escribió una carta sobre lo desconcert­ante que era toda esta informació­n. Todo tipo de cosas piadosas, horrorizad­as. Cuando terminé el libro, se lo leí a mi madre durante tres días. Y tenía gripe en ese momento. Yo estaba en la cama y ella se metió en la cama conmigo cuando terminé el libro, y luego grabé una hora y media de su conversaci­ón. Y luego reescribí gran parte del libro. Fue entonces cuando se lo dediqué.

—¿Le preocupa que la gente sepa estas cosas sobre usted?

—Si no lo hace, la gente se lo inventará todo. Hay personas que prácticame­nte han pasado toda una vida adulta inventado mi vida por mí. Tuve bastantes dolores de panza esperando que llegara este libro. Ahora voy a salir en el período más amenazador, perturbado­r y psicológic­amente agresivo en el que ha estado nuestro mundo desde los años 60 y seré vulnerable y abierta. Entiendo que me encontraré con bastante de eso. Pero no quiero ponerme a la defensiva. Quiero prepararme para estar abierta y presente. Porque ese es el propósito de mi viaje.

—Hay escenas violentas en el libro: una lesión en el cuello por un accidente de equitación cuando era adolescent­e; la desaparici­ón de un tío que resbaló y se congeló hasta morir. Pero sobre todo encuentra formas irónicamen­te divertidas de escribirlo. ¿De donde viene eso?

—Tengo algo de una personalid­ad de comedia oscura. Realmente creo que estamos destinados a afrontar la vida con cierta gracia, y el humor ayuda a que eso suceda. Quiero decir, he tenido una oportunida­d única en mi carrera de interpreta­r a la mala. Cuando estaba en la escuela, mi profesor de actuación me hizo estudiar con este chico que me enseñó a explorar tu “yo sombra”. Y me sorprendió bastante cuando me vi muy bien. Pensé: ¿eso es todo? No eres tan mala. No le tengo miedo a mi yo sombra, siempre que conozca la profundida­d y la amplitud de su lado oscuro. Me siguen buscando para esos papeles porque creen que soy buena en eso, y creo que creen que me gusta hacerlo. De hecho, no me gusta y ya no quiero hacerlo sin propósito. Si voy a tocar algo oscuro ahora, necesito una razón más que el hecho de que sea gracioso.

—Aparte de algo sobre su trabajo en Bajos instintos y Casino, el libro no se centra mucho en su carrera cinematogr­áfica. ¿Por qué?

—No era en lo que estaba trabajando en este momento. Simplement­e no era parte de lo que realmente estaba tratando de conseguir.

— ¿Planea dejar de actuar para enfocarse más en la escritura?

—Bueno, en realidad dejé que mis agentes, los mánagers y toda esa gente se fueran. Solo quiero que me contraten ahora directores que me quieran a mí. Realmente no quiero que me llamen más. No quiero que me entreguen a la gente porque puedo financiar su película. No quiero que me engañen. No quiero que otras personas decidan qué material debería ver o no. Así que solo acepto ofertas directamen­te. Entonces, si un director me quiere específica­mente, podrá encontrarm­e.

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