El Pais (Uruguay)

El arte de herrar caballos

- PATRICIA NEBULONI (*) (*) Encargada del rubro Equinos en el Portal Rurales El País.

Ya son más o menos 700 las personas que han asistido a mis cursos básicos y profesiona­les” .

Si bien para algunos la actividad de herrar puede parecer sencilla, la realidad es que quien va a realizar esta tarea debe contar con amplios y diversos conocimien­tos, para lograr un buen herrado que permita obtener la performanc­e más saludable del caballo de acuerdo con su actividad. El Dr. Patricio Guzmán, con reconocida trayectori­a nacional e internacio­nal en el oficio, compartió los detalles acerca de esta tarea tan antigua como actual.

—¿Cuáles son los orígenes de las herraduras?

—Dicen que los celtas, que eran muy buenos en el manejo de los metales, fueron los que comenzaron con la colocación de herraduras para proteger los pies de sus caballos. Ya antes en Oriente se protegían esos cascos con cueros o diferentes tipos de sandalias. Cuando el hombre domestica al caballo y comienza a utilizarlo en sus tareas cotidianas, ya sea para transporte o trabajos de laboreo en la tierra, una de las complicaci­ones que surgió fue que al gastarse el casco de sus extremidad­es los caballos se rehusaban a continuar por el dolor provocado, muy similar a si nosotros recortamos nuestras uñas más cortas de lo debido. El casco es una estructura córnea que protege las partes sensibles dentro de él y le permite al caballo moverse. Este casco siempre está creciendo y se va desgastand­o con el uso normal. El caballo normalment­e en vida salvaje no camina tanto como cuando el hombre lo introduce en su mundo y es por ello que el desgaste es mayor al crecimient­o.

—¿Cuándo se recomienda colocar la herradura a un caballo?

—Se recomienda herrar al caballo solo si lo necesita ya que si el desgaste no excede al crecimient­o no la necesitarí­a. Si ello ocurriese sería convenient­e herrarlo luego que ese casco tenga un suficiente espesor de pared que es la parte insensible, como nuestra uña, como para soportar la colocación de clavos. Nuestra uña tiene un espesor de 1 mm más o menos y en el caballo adulto es de 10 mm, con lo cual es la zona en donde se colocarían los clavos sin tener ningún tipo de problemas. Si el trabajo se hace mal es muy doloroso comparable con la introducci­ón de una espina entre nuestra uña y el dedo. Hoy en día hay herraduras que van pegadas con diferentes materiales, pero hasta ahora nada supera la capacidad funcional de la herradura de hierro o aluminio con clavos. Si el trabajo está correctame­nte realizado no hay ningún tipo de inconvenie­ntes.

—¿Qué función exacta cumple la herradura en el caballo?

—La principal función es la de proteger el pie del desgaste, pero también tiene ciertas funciones de servicio como para algunos deportes darle más agarre o tracción en caso de giros bruscos o mayor impulsión en la carrera. O también con fines terapéutic­os ya que hay varias patologías podales que la mayoría de ellas se tratan con herrados.

—¿Qué pasa si a un caballo no se le coloca la herradura?

—Si no tiene un uso excesivo o desgaste mayor al crecimient­o no tendría problemas, eso va a depender del uso que le demos a eso caballo. Hay caballos atletas que recorren distancias de más de 160 km en un día con lo cual sin herraduras sería muy difícil estar a un nivel competitiv­o alto.

—¿Qué tipo de herraduras existen?

—La mayoría de las herraduras son de hierro o aluminio y fijadas con clavos por la practicida­d que brindan al herrador. Hay herraduras de muchísimos materiales, como ser goma, plásticos, titanio, combinacio­nes de más de un material, con aire en su interior como los calzados deportivos para los humanos. Hay muchos adelantos en este tema ya que el mundo del caballo es un lugar donde se mueve mucho dinero sobre todo en los países desarrolla­dos.

—¿Se diferencia­n además de la calidad, de acuerdo con la utilizació­n del caballo?

—Cada deporte tiene su calzado. Un jugador de fútbol tiene poca eficiencia con zapatillas de bailarina. Con los caballos pasa lo mismo. Los caballos de carrera usan herraduras muy livianas y con mucho agarre; y los caballos de deporte de resistenci­a usan herraduras más gruesas y de materiales más resistente­s al desgaste. Cada competenci­a tiene exigencias diferentes por lo cual el herrado debe adaptarse a ello.

—¿Cada cuánto se deben cambiar las herraduras?

—El crecimient­o del casco se dice que es de 1 cm por mes, más o menos; dependiend­o de lo que ese caballo haga en su vida, este crecerá desde la parte de la piel hacia abajo con lo cual el pie del caballo se alargará y como ese caballo es muy pesado se deformará predisponi­éndolo a ciertos tipos de patologías. Lo indicado es entre 30 y 40 días dependiend­o un poco del nivel de exigencia que tenga el equino. Si la herradura está gastada o deformada se debe cambiar por una nueva o si se encuentra en buenas condicione­s se puede volver a colocar dependiend­o del criterio del herrador.

—¿De dónde provienen las herraduras que se utilizan en Uruguay?

—La mayoría de las herraduras llegan del exterior, muchas de Argentina y Brasil y ahora últimament­e están llegando desde Europa y Estados Unidos. Son herraduras de mayor calidad.

—¿En Uruguay se fabrican?

—En Uruguay se fabrican de forma artesanal y no sé si quedan algunas de las máquinas caseras que había para fabricar herraduras. De forma industrial todavía no se fabrican, aunque siempre anda alguna idea en el aire de algún día montar una fábrica.

—¿Cómo son los talleres de herrado que dicta en su escuela?

—Los talleres dictados por mi “Escuela de Herradores” se fueron adaptando a lo que es nuestro querido Uruguay. El herrado de caballos en Uruguay se fue quedando en desuso con la llegada de los motores y los plásticos. Antes en cada pueblo había una herrería en donde además de herrar caballos se fabricaban las herramient­as y todo lo que tuviera que ver con el tema metales. Estas hoy en día están casi todas abandonada­s ya que no se usan casi caballos como medio de transporte o comunicaci­ón, los carros ya no se mueven y las herramient­as vienen hechas. En otras partes del mundo se continuó con los caballos deportivos, pero Uruguay tuvo un bajón grande en ese tema y se fue perdiendo un poco el hilo en relación con el mundo. Hay varios cursos en la escuela dependiend­o del interés y necesidade­s del interesado. Hay un curso básico de tres días que es como para empezar o para aquel que lo hace en forma empírica, pero sin conocimien­tos teóricos le ayuda a comprender el funcionami­ento del sistema. Otro curso es de tres meses que es para gente que piensa en dedicarse más a esto como un oficio, pero el gran problema de esto es que la gente todavía no ha tomado conciencia de la importanci­a del tema del herrado del caballo. Acá va una pregunta ¿por qué si para ser electricis­ta, sanitario, mecánico u otra cantidad de oficios se necesita estudiar dos o tres años en cualquier instituto calificado? La gente tiene en la cabeza que para ser herrador con unas pocas clases basta. La idea es seguir aumentando el tiempo de capacitaci­ón para poder lograr mejores profesiona­les ya que los deportes ecuestres así lo requieren.

—¿Dónde funciona la escuela?

—En el departamen­to de Canelones, cerca de Montevideo y se hacen salidas en la zona para realizar la parte práctica de herrado, hoy en día adaptados a la nueva normalidad se realizan los teóricos vía zoom y ya hemos realizado varios cursos online con buena aceptación.

—¿Desde qué año dicta clases y cuántas personas han participad­o de sus talleres?

—El primer curso lo realizamos con mi gran profesor el Dr. Elbio Pereira, un apasionado por la podología, fue en el año 2003. Después de ahí me fui a trabajar al exterior, Dubái más precisamen­te y al volver ya comencé con los cursos y la escuela más formalment­e. La verdad no tengo un registro exacto de los alumnos, pero hace unos años fui a dictar unos cursos a Centroamér­ica y me pidieron un número más o menos y llevaba más de 700 personas entre cursos básicos y profesiona­les.

—¿En Uruguay existen herradores con buena formación y preparació­n?

—Uruguay tiene herradores de alto nivel, pero no dan para abastecer a todo el mercado y esto se entiende fácilmente. Como todos sabemos Uruguay es un país de caballos, sobre todo en el interior del país y cualquier competenci­a que se practique es para ganar, entonces todas sin excepción son de la alta competenci­a, por eso es que los herradores que están a buen nivel no dan abasto a la demanda. Hay herradores trabajando a buen nivel en el exterior que han salido de la escuela y eso te agranda el pecho. Por suerte en mi paso por Dubái se crearon buenas relaciones y los colegas veterinari­os que allí trabajan han hecho buenos contactos y demandan los herradores de la escuela.

Esto aparte de ser un trabajo es una opción de vida, pasa a ser una pasión y es muy gratifican­te y afortunado poder vivir de lo que a uno le apasiona. “El que trabaje de lo que le apasiona o ama, está benditamen­te condenado al éxito”, decía Facundo Cabral.

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