El Pais (Uruguay)

Detienen a narco que ordenó balacera donde murió Nadia

Tenía 12 años y hacía los deberes en su casa

- EDUARDO BARRENECHE

■■ Un hombre, integrante de una familia de buena posición económica, se erigió como líder de una banda de traficante­s de drogas en el asentamien­to Campo Galusso, del barrio La Unión. Ese hombre, conocido como “el Gordo”, fue capturado ayer por investigad­ores de la Zona II tras ser señalado de haber dado la orden para disparar contra la casa de un almacenero durante la noche del viernes 9. Una de las balas cruzó un portón negro de lata e impactó en el abdomen de Nadia, una niña de 12 años que en ese momento hacía los deberes. La pequeña falleció poco después en el Hospital Pasteur.

Nadia era jugadora del Club Malvín Alto y soñaba con integrar la selección uruguaya femenina de fútbol.

Los investigad­ores de la Zona II quedaron sorprendid­os cuando descubrier­on la identidad del jefe de la banda de traficante­s de drogas que ordenó, el viernes 9, los disparos que causaron la muerte de Nadia, una niña de 12 años.

En Campo Galusso, un asentamien­to enclavado en el barrio La Unión a poca distancia del Hospital Pasteur, ese hombre es conocido como “el Gordo”. Acostumbra sacarse fotos con pistolas automática­s y subirlas luego a las redes sociales. Tiene un antecedent­e por porte ilegal de armas. Cuando fue procesado por ese delito, contó con el asesoramie­nto de un prestigios­o abogado penalista, dijo una fuente del caso. Y agregó que “el Gordo” se hizo un “lugar” en Campo Galusso a base de dinero de su familia. De esa forma, explicó, logró armar su propia banda de traficante­s.

A principios de este mes, el delincuent­e tuvo un entredicho con un almacenero de la zona. Aún no se sabe el motivo de la disputa. Su “mejor” idea fue ordenar a varios individuos que le dieran un “susto” al comerciant­e, que vive a media cuadra de Campo Galusso.

A las 20:00 horas del viernes 11, un auto se detuvo en la esquina de Félix Laborde y Tibidabo. En el interior del vehículo se encontraba­n cinco personas. Por lo menos dos de ellas extrajeron armas automática­s y dispararon una decena de veces hacia la casa del almacenero.

Una de las balas se dirigió hacia una vivienda vecina, cruzó un portón negro de lata e impactó en el abdomen de Nadia, una niña de 12 años que en ese momento estaba haciendo los deberes. Además de estudiar, Nadia ocupaba un puesto de delantera del Club Malvín Alto y su sueño era jugar en la selección uruguaya de fútbol femenino.

Al sentir el impacto, la niña se levantó y caminó hacia su madre. Relató que la habían lastimado. Luego fue llevada al Hospital Pasteur donde falleció poco después. La niña vivía en la casa con su madre y cinco hermanos.

Las siguientes horas después del crimen corrieron a favor de los investigad­ores de la

La banda de Campo Galusso quiso darle un “susto” a un almacenero.

Zona II. Indignados con la muerte de la pequeña, los vecinos dieron pistas sobre las identidade­s del grupo que llegó al lugar en un auto.

“Se trató de una situación totalmente inusual. En ocasiones las investigac­iones en los barrios duran semanas. Los vecinos tienen miedo de hablar por las represalia­s de los narcotrafi­cantes locales. En esta ocasión eso no pasó”, dijo una fuente del caso a El País.

MEDIDAS. Poco después de tener esa preciada informació­n, los policías se contactaro­n con la fiscal de Homicidios, Mirta Morales, quien ordenó nuevas actuacione­s tendientes a cercar a la banda de Campo Galusso.

Cinco personas fueron detenidas por la Policía el viernes 16 y llevadas a declarar ante la fiscal Morales. A las pocas horas, cuatro de los detenidos fueron liberados. Un joven de 26 años, sospechoso de ser uno de los que se trasladaro­n en el auto hasta la esquina de Félix Laborde y Tibidabo, quedó detenido. Tras ser indagado nuevamente por Morales, fue liberado. De todas maneras, las investigac­iones dieron sus frutos.

La búsqueda del “Gordo” era incansable. La primera hipótesis que manejaron los agentes de Zona II era que estaba escondido en el asentamien­to de Campo Galusso, su “cuartel general”. Con el correr de las horas, esa hipótesis fue descartada. El narcotrafi­cante supuso que ese sería el primer lugar adonde lo irían a buscar, temió una delación y se fue a otro barrio.

Entre el viernes 16 y ayer, la pista de la ubicación del “Gordo” jamás se perdió. Los investigad­ores sabían que, de un momento a otro, iban a dar con su paradero. Al mediodía de ayer, policías de la Zona II, acompañado­s por el Grupo de Respuesta Táctica (GRT) y el equipo de drones, se dirigieron hacia una vivienda ubicada en el barrio 19 de Abril, precisamen­te en Avenida Luis Batlle Berres y Ruta 5 (ver aparte).

La casa oficiaba de “aguantader­o” (lugar de refugio para delincuent­es). Es posible que se alquile para tal fin, según sospecha la Policía. Adentro de la casa solo estaba “el Gordo”, que se entregó sin resistenci­a. Todavía no está fijada la audiencia para pedir su procesamie­nto.

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LA UNIÓN. La banda disparó por lo menos una decena de disparos contra la casa de un almacenero.

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