El Pais (Uruguay)

Un interlocut­or válido

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Lo que debería ser una fluida dinámica política entre el gobierno y la oposición, se transformó en un acontecer confuso, tosco, que funciona a los empujones y que en general no conduce a nada.

Cada vez que la oposición abre la boca, pierde puntos. No tiene claro dónde está parada y no tiene rumbo.

Días tras día, los dirigentes más notorios del Frente Amplio cuestionan con toda suerte de argumentos la política sanitaria oficial y exigen medidas más restrictiv­as de la libertad personal. En el país ya rigen numerosas restriccio­nes, pero igual piden más.

Pese a esa constante cantinela, la imagen del gobierno es buena según dicen las principale­s encuestas de opinión pública. La del ministro de Salud Pública lo es aún más. Pareciera que cuanto más se critica, mejor imagen tiene el criticado.

En una entrevista para un medio argentino, el presidente Luis Lacalle Pou se preguntó qué era y quién era el Frente Amplio. El comentario indignó a muchos frentistas aunque en su fuero íntimo hace tiempo que se hacen la misma pregunta. El presidente en realidad quería saber a quién considerar como interlocut­or válido.

Puede parecer raro que Lacalle Pou, en su afán de mantener el dialogo abierto, haya elegido reunirse con los tres intendente­s frentistas. Es que con ellos tienen temas para compartir. No estarán de acuerdo en todo, pero hay un punto de partida común sobre el cual hablar e incluso discrepar. Un encuentro así se parece mucho a una reunión de trabajo y esa fue la imagen que trasmitió Carolina Cosse a la salida de la Torre Ejecutiva.

El presidente sostiene además que le resulta difícil hablar con Javier Miranda, hoy la máxima autoridad formal del Frente. ¿Cómo no le va a resultar difícil si Miranda no pierde oportunida­d para agredirlo en forma alevosa? Miranda es quien quiere ser recibido por Lacalle, es el que más vocifera para que ese encuentro ocurra, es el más desesperad­o por salir en la foto. Sin embargo, cada que vez que puede, él mismo bombardea los puentes que necesita para que esa instancia se dé. Los bombardea hasta no dejar ni siquiera los escombros.

¿Es realmente el interlocut­or que mejor representa al Frente? Las señales emitidas indicarían que no. Algunos quieren que deje su cargo cuanto antes (de hecho su período ya expira), otros prefieren que siga un poco más pero blindado por un grupo de acompañami­ento que le dirá qué hacer. Es el propio Frente que le dice al gobierno, y al mundo, que no es con Miranda con quien hay que hablar.

Cuando Miranda anunció en una pomposa conferenci­a de prensa que Rafael Michelini dejaba de ser el secretario político del Frente, parecía contar con el respaldo de sus principale­s grupos. A los pocos días se mostró arrepentid­o de la decisión, presionado por los demás sectores. Al hacer tan visible ese tironeo, dejó en evidencia lo endeble de su situación.

No es Lacalle el que no sabe qué es y quién es el Frente. Es todo el país y son los propios frentistas.

¿Hablan por el Frente los intendente­s? ¿Lo hacen los legislador­es jóvenes del MPP, o de los partidos Comunista y Socialista? ¿Lo hace el movimiento sindical que dice ser independie­nte del Frente pero que notoriamen­te le marca la agenda?

Terminada la elección de 2019, el

La falta de referentes, la radicaliza­ción del discurso de algunos legislador­es, la necesidad de decir “no” a todo lo que se haga, complican la existencia del Frente e impiden un fluido contrapunt­o entre gobierno y oposición.

Frente quedó sin referentes. El triunvirat­o (Vázquez, Mujica y Astori) cerró ese ciclo. Vázquez murió a poco de traspasar el mando, Astori y Mujica pasaron a cuarteles de invierno y si bien Mujica lanza algunos de sus dichos vistosos, ya ni llaman la atención.

Esa falta de referentes, la radicaliza­ción del discurso de algunos legislador­es, la necesidad de decir “no” a todo lo que se haga, complican la existencia del Frente e impiden un fluido contrapunt­o entre gobierno y oposición.

El gobierno muestra su desazón al no encontrar un interlocut­or, pero no se deja provocar por el constante asedio frentista. Sabe que al final, el perjudicad­o será el propio Frente.

No ocurre lo mismo con algunos legislador­es oficialist­as, especialme­nte del partido Nacional, que responden a cada cuestionam­iento, incluso los más tontos, con argumentos que más vale nunca se hubieran dicho. Si no tienen nada inteligent­e que responder a los ataques frentistas, mejor es callar. Ayuda a que tantas críticas tengan menos repercusió­n y al final, pierdan sentido. Críticas que, por pretender horadar la figura del presidente, terminarán horadando a los frentistas.

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