El Pais (Uruguay)

“Me siento más calmo y reflexivo”

El conductor estrenó la versión uruguaya de “¿Quién quiere ser millonario?” en Canal 10

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—¿Cómo se ha sentido en las grabacione­s de ¿Quién quiere ser millonario?

—“¿Quién quiere ser millonario?” es el mejor formato de preguntas y respuestas de la televisión mundial. Que el canal me haya elegido para conducirlo me llena de emoción y es una gran responsabi­lidad, porque todo está estudiado, las luces, los efectos, los silencios, la tensión, la alegría y todo pasa por el conductor y el participan­te. Las grabacione­s son geniales porque el equipo que me acompaña es muy profesiona­l, muy meticuloso y buscan lo mejor para el programa. Desde la elección de los participan­tes, hasta quienes acomodan las luces y el sonido, todos le ponemos garra y corazón para sacar un producto de primer nivel.

—¿Cuál de las adaptacion­es del programa le ha gustado más? —En esta versión uruguaya buscamos el entretenim­iento desde el principio hasta el final. No vamos ni por el lado del morbo ni de las historias dramáticas. Nos interesa que la familia se siente frente al televisor a jugar, a divertirse y también a aprender. Es un juego, y a eso venimos, a jugar. Esta versión respeta absolutame­nte el formato original, no mezcla historias oscuras, nos basamos en el saber y le pedimos al participan­te que se divierta con nosotros.

—¿Qué cambios en el rodaje o en el formato en sí debieron aplicarse por la pandemia?

—El programa tiene variantes en cuanto a comodines. El comodín donde el público vota, no lo podemos hacer porque la tribuna es mínima, así que fuimos por otro lado. También el comodín del familiar que responde se hace a través de llamada telefónica. Pusimos un poco más de distancia entre participan­te y conductor y además, los acompañant­es están de tapabocas todo el tiempo. Respetamos el formato pero nos acomodamos a los tiempos que corren. Incluso los participan­tes están todos hisopados al igual que el conductor para más seguridad.

—¿Qué cree que va a distinguir esta versión de ¿Quién quiere ser millonario?

—Esta versión llega en un momento en que la gente necesita de este tipo de programas para distraerse y divertirse. El resultado es de primer nivel. No hay otro programa de preguntas y respuestas en la TV nacional con tanto para mostrar y además, con un premio de un millón y medio de pesos. Habrá momentos en que la gente querrá meterse dentro de la pantalla para ayudar o contestar por el participan­te. Se genera un gran ambiente a través de los silencios, los rostros, la música y las preguntas. el de mayor audiencia durante tantos años y en el mismo año, formar parte del programa más exitoso de la TV como

y ahora conducir el mejor programa de entretenim­iento. Definitiva­mente, lo que me pasa es soñado.

—Hace unas semanas fue noticia porque le llegó el intento de campaña de parte del SMU para que los médicos transmitie­ran un mensaje de desborde del sistema de salud. ¿Cómo le llegó ese video?

—Me llegó por Whatsapp, segurament­e por error. Solo me pareció que si había una campaña orquestada para hacer desestabil­izar el gobierno en plena pandemia, tenía que decirlo y así lo hice. Creo que los médicos y los científico­s nos sacarán de esta desagradab­le experienci­a. Apuesto a ello.

—¿Le preocupa que haya manejos políticos sobre la pandemia? —No solo me preocupa, me da vergüenza ajena. La pandemia mundial nos sorprendió a todos, es el momento de estar unidos y fortalecid­os. Lo demás, es miserable.

—Malos pensamient­os cumplió 30 años. ¿Qué es lo que más recuerda de aquel primer día en 1991?

—Tengo un lindo recuerdo de ese primer día. Salí de la casa de mis viejos, con quienes vivía, con mi valijita llena de cassettes, cintas y discos de vinilo,

“Esta versión busca el entretenim­iento; no va por el morbo ni historias dramáticas”.

“Me da vergûenza ajena el uso político de la pandemia. Es momento de unir”.

caminando hacia la radio en Paraguay y 18 de julio. También llevaba una agenda para estrenar y un cuaderno. El primer día, los chicos de

el programa conducido por Tabaré Couto, Andrés Sanabria y Aldo Silva, le dieron el pase a en una especie de ceremonia de inauguraci­ón. La gente al aire no entendía nada, pero con el pasar de los minutos, la audiencia entró a comunicars­e y así una llamada tras otra me ayudaron a hacer el programa que arrancaba a las 16 y terminaba 17.30. En ese primer día, 15 de abril de 1991, en Emisora del Palacio, recuerdo que el operador no estaba acostumbra­do a generar cosas al aire, sino solamente a pasar música y recuerdo perfectame­nte que cuando terminé, respiré aliviado, dándome cuenta allí, en ese momento, que eso que había hecho, era lo que quería hacer.

—¿Cómo se ha sentido en los primeros meses de la nueva Azul de Magnolio?

—Muy bien, con la tranquilid­ad de sentirme respaldado. Al aire no cambió nada, todo depende de nuestra creativida­d y lo artístico nada tiene que ver con la nueva dirección. Sí siento que hay más apoyo, en digital, sobre todo y que trabajar con Magnolio es trabajar a la par para el bien de toda la radio.

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