El Pais (Uruguay)

EL VIRUS EN ABRIL: LA HISTORIA DE TODA UNA FAMILIA INTERNADA

Los intensivis­tas dicen que en el mes de abril es una realidad “que se ve a diario”

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Alo largo de todo el año pasado y en lo que va de este hubo una constante en Uruguay en lo que refiere al tipo de contagios de COVID-19: la mayoría proviene de vínculos intrafamil­iares. Esto quiere decir que es frecuente que cuando alguien de una familia se contagia, también lo hagan sus padres, hermanos, pareja o hijos.

Con el aumento exponencia­l de casos en los últimos dos meses, los contagios intrafamil­iares también se vieron reflejados en las internacio­nes hospitalar­ias. El caso de la familia Echeveste es uno de ellos.

Alicia Pereira y Roberto Echeveste tenían un puesto en la feria permanente de Paso Molino. Trabajaban de sol a sol. Literalmen­te. Su hija; Valentina, que es estudiante suele dar una mano a sus padres con el trabajo porque sabe que “es necesario”.

El viernes 9 de abril Roberto comenzó a sentirse más cansado de lo normal y su mujer experiment­ó algo similar. Su hija explica que fueron a trabajar a la feria igual “porque la situación lo requería” y, en definitiva, de eso dependían “las cuentas del día a día”. En este sentido dice que en la feria hoy hay muchos puestos cerrados, lo que generó una baja importante en las ventas, por lo tanto, “es menos lo que se junta y es más necesario estar ahí”.

La semana siguiente, Roberto y Alicia confirmaro­n que eran positivos de COVID-19 y al día siguiente también lo hizo Valentina.

SEGUIMIENT­O. La familia fue empeorando y les fue “muy difícil”

Alicia y Valentina hoy están dadas de alta, pero la madre sigue utilizando oxígeno de noche. comunicars­e con un médico de ASSE. Cuando lo hicieron, les dijeron que tenían síntomas “normales” y que volvieran a llamar dos días después. Así fue. Pero la respuesta que recibió Alicia en el teléfono la sorprendió: “Solo vamos en casos de vida o muerte, vuelva a llamar en tres días”, le dijeron.

Valentina tenía la sensación en la garganta “de que todo el tiempo quería toser”. Relata: “Cinco o seis veces por día me venían ataques de tos fuertes que casi me hacían vomitar”. La familia pasó “días sin comer nada” porque no podían levantarse a cocinar ni a calentar la sopa que una tía les dejaba en el portón, moverse les costaba “horrores”. Según la hija de la pareja, sus padres empeoraban “por minuto” y desde ASSE no hubo ningún “chequeo real” porque “si no llamás diciendo que no podés respirar y te estás muriendo, no van”.

Valentina fue internada antes que sus padres por tener poco oxígeno y ellos fueron ingresados algunas horas más tarde. La pareja no contaba con servicio de emergencia, por lo que un amigo tuvo que llevarlos en su auto hasta el Hospital Español.

Roberto era quien estaba en

una situación más crítica porque sus dos pulmones estaban transitand­o una neumonía. De este modo, él ingresó a CTI y su esposa y su hija permanecie­ron en cuidados moderados.

Según el presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (SUMI), Julio Pontet, “siempre hay dos pacientes que son familiares entre sí” en los CTI más grandes de Montevideo y “en abril es una realidad que se ve a diario”.

A los pocos días Valentina recibió el alta “porque estaba saturando normal y ya no necesitaba oxígeno” y además “porque se necesitaba­n camas para gente que estaba peor”, según explica la joven.

NOTICIAS. Alicia evoluciona­ba bien, pero dependía del oxígeno. Las noticias sobre el estado de Roberto las recibía ella, algo que Valentina decidió cambiar en diálogo con los médicos para cuidar a su madre.

El jueves de noche, sola en su casa, Valentina recibió la peor noticia. Su padre había fallecido por un paro respirator­io. “Hice todo lo posible por que mi madre no recibiera la noticia como la recibí yo y por eso pedí para ir al hospital a contarle aunque yo seguía transitand­o la enfermedad”.

En esa llamada, Valentina no tuvo tiempo de reaccionar, cuenta que “enseguida” le explicaron “cómo eran los trámites con el cuerpo” y ella “seguía en shock”. Pontet sostiene que “es complejo” para los médicos dar noticias fuertes a familiares que también están enfermos porque se pone “en compromiso sus defensas” El intensivis­ta sostiene que es necesario analizar “cuánto se perjudica a esa persona por decirle la realidad”.

Al día siguiente la joven logró que la autorizase­n a ir al Hospital Español a comunicarl­e la noticia a su madre, donde no pudo “tocarla ni abrazarla, lo único que podía hacer era agarrarle la mano con guantes”.

El presidente de la SUMI destaca que el “contacto permanente con lo trágico” de los médicos con las familias que viven estas situacione­s “no aparece en los números y es muy importante”.

“Nunca pensé que íbamos a entrar los tres y mucho menos salir dos”.

Cementerio del Norte.

Por este motivo es que los médicos suelen proponer a los familiares que recurran a la cremación. “Desde el punto de vista de la seguridad biológica es la mejor opción”, explica Julio Pontet.

Además, los intensivis­tas sostienen que es “común” que haya una demora de parte de los familiares para retirar el cuerpo porque con el contagio intrafamil­iar, cuando muere un paciente todos los familiares más cercanos también tienen COVID. Según Pontet, esa es “otra tragedia que se da” porque queda el cuerpo esperando en las bodegas “hasta que algún familiar tenga su alta clínica y pueda ir a buscarlo”.

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VIRUS.
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