El Pais (Uruguay)

LA GUERRA NARCO DETRÁS DE LA AMENAZA DE “COPAR” TACUAREMBÓ

Investigac­ión permite detectar vínculo entre crimen y la amenaza de “copar” Tacuarembó

- GUILLERMO LORENZO

Esta vez no se trató de una guerra entre dos bandas. Esta vez la violencia, la muerte y las amenazas se sucedieron dentro de una de ellas. Pero para llegar a esa conclusión, los investigad­ores policiales tuvieron que hilvanar distintos hechos.

El primero, ocurrió el 4 de abril. En horas de la tarde dos delincuent­es llegaron en auto hasta el asentamien­to La Colina, ubicado al sur de la ciudad de Rivera. Se bajaron y caminaron entre las calles de polvo para cumplir una orden. En una casa de chapa, fumando y recostado contra una moto, encontraro­n el objetivo: un hombre de 43 años con varios antecedent­es penales.

Los dos delincuent­es lo obligaron a arrodillar­se y luego simplement­e uno de ellos apretó cuatro veces el gatillo para que las balas hagan el resto del trabajo. Luego los hombres recorriero­n las mismas cuadras por las que habían llegado, pero en vez de a pie usaron la moto de la víctima. Una vez fuera del asentamien­to abandonaro­n la moto y se subieron al auto que los esperaba.

La primera hipótesis de los investigad­ores policiales de Rivera fue que el homicidio había sido a raíz de una disputa de territorio por la venta de droga entre las tres bandas criminales que operan en la cuidad: “Bala na Cara”, “Os Manos” y “Los Taura”. Sin embargo, poco después se sorprender­ían.

A los pocos días del crimen ocurrió el segundo hecho. Un video, que comenzó a circular por redes sociales mostraba a tres delincuent­es encapuchad­os y armados hablando en portugués y diciendo que en apoyo a “Paulinho” iban a “tomar” la ciudad de Tacuarembó. Las imágenes alertaron a los investigad­ores de Rivera e inmediatam­ente se comunicaro­n con sus pares de Tacuarembó. El enfrentami­ento entre estas bandas parecía haberse extendido desde la frontera del país hacia el centro. “Paulinho”, a quien nombran en el video, es un reconocido delincuent­e recluido en la cárcel de Carancho (Rivera) e integrante del grupo “Os Manos”.

VÍNCULO. Tras el video, la Policía de Rivera tomó contacto con efectos policiales de Santana do Livramento porque tenían sospechas que el crimen ocurrido el 4 de abril y el video estaban relacionad­os. Los trabajos de inteligenc­ia demostraro­n que no se trataba de un conflicto entre las bandas, sino de una disputa interna de una de ellas. “Os Manos”, indicaron a El País fuentes policiales, se había partido a la mitad y los dos grupos estaban peleando por un territorio al sur de Brasil y otro al norte y el centro de Uruguay.

La investigac­ión pudo determinar que los delincuent­es iban a ir en un auto a Tacuarembó para instalar allí el negocio de la droga. Ambas Policías, de Tacuarembó y Rivera, unieron sus fuerzas y prepararon un operativo para frenar el avance de una de las partes de “Os Manos” en Uruguay. En el centro de la ciudad de Tacuarembó, detuvieron a los delincuent­es e incautaron 1 kg de pasta base y un revólver. Un día después, la Policía de Rivera llevó adelante ocho allanamien­tos. Uno de ellos fue en la casa donde se había grabado el video en el que amenazaban con “tomar” Tacuarembó. Allí detuvieron a dos personas.

La Policía logró, en base a las armas incautadas en los allanamien­tos, probar su teoría. El hombre de 43 años había sido asesinado por una de las personas que aparecía en el video. Este homicida y su cómplice fueron condenados a ocho años de penitencia­ría por el crimen y las amenazas. Pero la investigac­ión aún no terminaba. Había algo más por resolver.

La Policía sabía que alguien estaba haciendo de “nexo” entre los delincuent­es de Brasil y los de Uruguay. Esta persona se encargaba de recibir la droga que entraba por Brasil, guardar armas y recibir la plata por la venta de los estupefaci­entes. Se trataba de una mujer que vivía del lado norteño.

La Policía Civil de Santana do Livramento logró ubicarla y realizaron allanamien­tos para detenerla. En su casa estaba el revolver que se usó en el video en que los delincuent­es brasileños realizaron la amenaza. También estaba el auto que se usó para trasladar a los sicarios al asentamien­to La Colina y cumplir la orden de matar al hombre de 43 años.

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FRONTERA. Parte del arsenal de una banda criminal desbaratad­a tras una serie de allanamien­tos en Rivera; tenían drogas y un auto.

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