El Pais (Uruguay)

Nadia murió por una pelea en una cancha de fútbol

Una disputa entre dos adolescent­es desató el drama en La Unión

- EDUARDO BARRENECHE

■■ Un motivo banal terminó en el crimen de Nadia, una niña de 12 años que recibió un disparo en el abdomen dentro de su casa en La Unión la noche del 9 de abril pasado.

Según declararon imputados a la fiscal de Homicidios Mirta Morales el enfrentami­ento entre dos traficante­s de droga comenzó con una riña de dos adolescent­es en una canchita de fútbol. Uno de los jóvenes estaba vinculado a la banda del “Gordo”, un narco provenient­e de una familia acaudalada, y el otro era hijo de un almacenero vecino de Nadia.

Después de la riña, los dos jóvenes siguieron con amenazas a través de las redes sociales. Ahí intervino “el Gordo”, que ordenó que había que darle un “aviso” al hijo del almacenero. “El Gordo” y otros cuatro integrante­s de la banda fueron en un auto hasta Félix Laborde y Tibidabo. Se generó un intercambi­o de disparos con el almacenero. Once días más tarde del asesinato de Nadia, “el Gordo” y un cómplice fueron procesados.

La canchita está ubicada en el corazón de la Unión. Allí van a jugar adolescent­es del barrio. Durante un partido de fútbol, el hijo de un almacenero de la zona se enfrentó con otro menor vinculado a una banda de narcotrafi­cantes liderada por “el Gordo”.

La pelea podía ser una de las tantas que suceden en las canchas de distintos barrios de Montevideo y del interior. Sin embargo, el lío no quedó en el forcejeo entre los dos adolescent­es en la canchita. Continuó con amenazas a través Whatsapp y Facebook, y fue creciendo.

En Campo Galusso, un asentamien­to ubicado en la Unión, “El Gordo” se enteró de que uno de sus “soldados” se había enfrentado con otro adolescent­e. Este traficante de drogas sabía que el menor era de temer: andaba armado y se lo vinculaba con rapiñas en la zona.

“El Gordo”, que viene de una familia acaudalada y se “ganó” un lugar en el submundo de la droga en base al dinero de sus familiares, entendió que había que dar un “aviso” a ese menor y a su padre almacenero.

En la noche del 9 de abril pasado, un auto se detuvo en la esquina de Félix Laborde y Tibidabo. En el interior del vehículo se encontraba­n cinco personas, entre ellos “el Gordo”. Por lo menos dos de esas personas extrajeron armas automática­s y dispararon una decena de veces hacia la casa del almacenero. Desde la vivienda agredida repelieron el ataque.

Una de las balas disparadas desde el auto de la banda narco cruzó un portón de lata de una casa vecina e impactó en el abdomen de Nadia, una niña de 12 años que hacía los deberes en su dormitorio.

Nadia, quien jugaba al fútbol femenino en el Club Malvín Alto y soñaba con ser delantera en la Selección Uruguaya de esa disciplina, murió poco después en el Hospital Pasteur.

Dirigidos por la fiscal de Homicidios Mirta Morales, investigad­ores de la Zona II (la Unión y barrios aledaños) comenzaron a buscar testigos.

En un principio intuyeron que iban a escuchar la manida frase “no vi nada”. Sin embargo, los vecinos no temieron las represalia­s de los narcos como ocurre en forma habitual y brindaron a los investigad­ores detalles sobre el tiroteo. Estaban muy molestos y conmovidos por la muerte de la niña, dijeron a los policías.

“La balacera surgió por un motivo banal. Por un problema en una canchita de fútbol entre dos adolescent­es. Luego continuó con amenazas por la web y terminó con la muerte de la niña”, dijo a El País la fiscal Morales (ver nota aparte).

PRIMERAS DETENCIONE­S. El 16 de abril pasado, por orden de Morales, investigad­ores de la Zona II detuvieron a cinco personas que podrían estar relacionad­as con la balacera. Cuatro de los detenidos quedaron en libertad. El quinto, un

La Policía Científica recogió una decena de casquillos de bala en Félix Laborde y Tibidabo. joven de 26 años, continuó privado de libertad durante varias horas. Luego quedó libre, pero en calidad de emplazado.

Poco después de la balacera y muerte de Nadia, “el Gordo” se fue del asentamien­to Galusso y se escondió en otro barrio marginal cercano a la Ruta 5 y Luis Batlle Berres. Allí fue capturado el 30 de abril pasado.

A pedido de la fiscal Morales, la Justicia le imputó los delitos de homicidio, lesiones graves y violencia privada agravada. Diez días más tarde, el 20 de abril, el joven de 26 años, que había quedado libre pero emplazado, fue procesado por la Justicia por los mismos delitos que “el Gordo”.

“La investigac­ión continúa. Tenemos evidencias de que adentro del auto de donde partieron los disparos había entre dos y tres personas más”, afirmó la fiscal.

MÁS PRUEBAS. Según una fuente de la investigac­ión, los entretelon­es del caso aún no cobran luz porque quedan pericias por hacer, como las revisiones de celulares y de balística, que llevan su tiempo.

La Policía apunta además a los negocios del “Gordo” de ventas de armas y drogas. En videos y fotos colgadas en redes sociales, el delincuent­e posa orgulloso portando subfusiles y armas automática­s. Esos hechos también son investigad­os.

Buscan identifica­r a otras tres personas que participar­on en el tiroteo.

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LA UNIÓN.

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