El Pais (Uruguay)

Recato histórico

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Uno de los problemas de larga duración que tiene el país es la forma en la que se narra la Historia de los últimos 70 años de la vida nacional. Es un relato sesgado en un sentido pro- izquierdis­ta y que está más cerca de la memoria militante subjetiva, que del respeto por la dignidad de los hechos.

Cuando el ministro García recuerda que el Partido Comunista (PCU) apoyó los comunicado­s 4 y 7 de febrero de 1973, es decir, que apoyó el movimiento que dio inicio al golpe de Estado, no dice nada que no se sepa ya. Nada falso. Nada inventado. Varios libros se han escrito al respecto, bien informados y contundent­es, escritos por muy buenos periodista­sinvestiga­dores, como por ejemplo el de Alfonso Lessa, o el de Yuri Gramajo y Sergio Israel.

La jugada de la izquierda es siempre la misma. Como ocurrió que luego de la disolución de las Cámaras de junio de 1973 la represión militar efectivame­nte centró su atención en varios integrante­s del PCU, el relato izquierdis­ta hace hincapié en que los comunistas fueron víctimas de la dictadura. Nunca jamás señala que en una primera instancia el objetivo bolcheviqu­e era participar y colaborar en el golpe de fuerza castrense. Calla entonces a sabiendas lo de febrero de 1973, y al mismo tiempo, destaca la represión militar posterior sufrida por los comunistas.

Se trata así de un relato totalmente funcional a la izquierda y al Frente Amplio (FA), ya que permite construir un personaje bueno, que es la izquierda y que siempre estuvo del lado democrátic­o; y un personaje malo formado por los militares, Estados Unidos, “la oligarquía” y parte de los partidos tradiciona­les que huelen todos a infame fascismo. Se trata de una completa farsa: una burda mentira que se aleja totalmente de una construcci­ón histórica que respete mínimos de honestidad intelectua­l y de rigor científico.

El problema es que después de tantas décadas sosteniend­o ese discurso mentiroso, el FA se topó con la derrota política de 2019. En efecto, no solamente perdió las elecciones, sino que emergió del lado oficialist­a una nueva generación política que no se calla, que conoce bien la historia del país, y que por tanto con total libertad y sinceridad, como fue el caso del ministro García en el Parlamento, recuerda a la izquierda de que mejor sería que conservara cierto recato histórico antes de pretender fungir de paladín democrátic­o universal.

Y es que cada tanto resulta necesario en nuestro país recalcar lo que se sabe en todo el mundo salvo en el comité de base frenteampl­ista: que el comunismo fue la ideología más asesina del siglo XX, y que dejó más de 100 millones de muertos como consecuenc­ia de sus sangrienta­s dictaduras y revolucion­es internacio­nales. Así lo explica, con total claridad, “El libro negro del comunismo”, riguroso y de gran nivel académico, editado por primera vez en 1997 en París. Fue en ese marco general de guerra antidemocr­ática, que fue propiciada desde la Cuba comunista y que atacó duramente a nuestra ejemplar democracia a partir de 1963, que se explican la connivenci­a del PCU con los militares “peruanista­s” a inicios de 1973 o la existencia por esos años del potente aparato armado comunista.

Es verdad entonces que el PCU debiera llamarse a recato histórico por causa de su pasado acuerdista con los militares, que no sólo se manifestó en febrero de 1973, sino que también apoyó el pacto del Club Naval en 1984, ese que dejó

“¿ O acaso no sigue sosteniend­o y apoyando el PCU, y todo el FA, la infame dictadura comunista de Cuba? ¿O acaso no sigue sosteniend­o y apoyando el PCU, y todo el FA, la infame dictadura que sufre el pueblo de Venezuela?

sobrevolan­do la impunidad para los militares que violaron los derechos humanos durante la dictadura. Pero, además, ese recato debiera de extenderse hasta la actualidad: ¿o acaso no sigue sosteniend­o y apoyando el PCU, y todo el FA, la infame dictadura comunista de Cuba? ¿O acaso no sigue sosteniend­o y apoyando el PCU, y todo el FA, la infame dictadura que sufre el pueblo de Venezuela?

El cinismo comunista que se hace el ofendido cuando se le enrostran verdades históricas elementale­s, como esta del golpe de Estado de febrero de 1973, no es nuevo: por décadas la propaganda comunista se ocupó de publicitar, con mentiras y desvergüen­za, lo que hoy llamaríamo­s “fake news” en favor de sus regímenes de terror detrás de la cortina de hierro. Pero lo que sí es nuevo, a diferencia de hace medio siglo, es que todo el país tiene hoy muy claro que ese cinismo no puede esconder más los desembozad­os apoyos que los comunistas siguen brindando a las dictaduras sanguinari­as de la región.

Hizo bien el ministro García en pedir recato al representa­nte comunista en el Parlamento. Es que el recreo se acabó también en el relato de la Historia del país.

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