El Pais (Uruguay)

Uruguayo en exposición internacio­nal de origami

La pieza escarabajo metalífero de Gabriel Rodríguez es una de las 50 obras elegidas en el certamen Origami by Children

- ANALÍA FILOSI

Ya había pasado un tiempo del 31 de enero, cuando Gabriel Rodríguez (18 años) había mandado a los Estados Unidos la pieza con la que quería participar en el Origami by Children, una competenci­a para niños y adolescent­es de todas partes del mundo.

Impaciente le mandó un mail a Laura Rozenberg-sofi, la directora del Museo del Origami de Colonia del Sacramento, museo que desde hace unos años esponsorea el envío de las obras uruguayas que participan del certamen. Pero al mismo tiempo hizo lo suyo y se fijó en el sitio web de la competenci­a.

Sorpresa fue la que se llevó al ver que no se encontró con las obras de exhibicion­es anteriores, como ocurría siempre, sino con un título que decía Exhibición

2021. “Pensé que capaz ya habían subido las obras y no me había llegado nada, que no había quedado selecciona­do”, contó Gabriel, quien de inmediato se puso a ver las piezas elegidas.

“Cuando estaba bajando por el sitio web, en la esquina vi un escarabajo y pensé ‘¡no puede ser que sea el mío!’ Cuando leí ‘Gabriel Rodríguez, de San José, Uruguay’ y el nombre de la pieza —El escarabajo metalífero— reventé de felicidad”, recordó.

El escarabajo con “seis patas y tremendas mandíbulas”, como lo describe su autor, tiene un parecido casi fotográfic­o con el Cyclommatu­s metalifer, su nombre científico. Le insumió varias horas de trabajo y un toque de azar.

“Yo hago mi propio papel y tenía uno con el que no había quedado conforme. Entonces probé técnicas para tintarlo con pintura de comida, le pegué unos pinceletaz­os con color marrón y, como quedó bien, dije ‘voy a usarlo como papel de prueba’. Me puse a hacer este insecto, lo terminé y quedé muy feliz con el resultado; entonces se lo envié a Laura. Ella me dijo que tenía mucho potencial y que lo podía enviar a la exposición de Estados Unidos”, detalló.

Gabriel se basó en un plano creado por el japonés Satoshi Kamiya, donde están indicadas las líneas por donde deben pasar los pliegues. Dicen que llegar a realizar este modelo es algo así como haber alcanzado “el cinturón negro” del origami. Por esa razón resultó selecciona­do.

Las 50 obras elegidas serán exhibidas en la convención anual de la asociación norteameri­cana en Nueva York durante el mes de junio y luego saldrán de gira por distintas escuelas y biblioteca­s de los Estados Unidos. También quedarán expuestas en el sitio web de Origami by Children.

HISTORIA. El primer contacto de Gabriel con el origami fue siendo niño, cuando en una reunión a la que fue con un par de amigos una persona llegada de China les enseñó a hacer las figuras básicas. Más adelante vio a unas compañeras hacer un barquito de papel y pensó que no podía ser “tan inútil” como para no saber hacerlo.

Gabriel es de Villa Rodríguez, San José. Terminó el liceo y va a estudiar entomologí­a.

Buscó un tutorial y finalmente pudo lograrlo. El siguiente paso fue hacer la grulla y así fue descubrien­do más piezas en canales de origami que no tenía idea de que existían.

“De a poco fui progresand­o, informándo­me y con mucho esfuerzo y dedicación llegué hasta donde estoy ahora. Fue muy autodidact­a porque, como yo sabía inglés de chico, leía y me informaba mucho. Todo el día estaba metido en eso, no me podía despegar”, contó sobre el arte japonés que desde hace poco más de un año lo tiene cautivado.

De todas maneras tiene claro que se trata de un hobby, algo alternativ­o a lo que comenzará a estudiar el año que viene en Facultad de Ciencias. “Me voy a dedicar a la rama de la biología que se llama entomologí­a, que es el estudio de los insectos”, señaló.

Gabriel terminó el liceo este año, pero prefirió no entrar enseguida a facultad porque no lo convencen las clases virtuales. Mientras espera la llegada de 2022, trabaja junto a su hermano mayor en un taller de tornería y estudia inglés.

El joven vive en Villa Rodríguez, ciudad de San José, junto con sus padres. También tiene una hermana más grande que él, pero al igual que su hermano, ya dejó la casa familiar.

Otra de las lindas sorpresas que se llevó este año es que la directora del Museo del Origami le pidió que volviera a hacer el escarabajo para exhibirlo allí. Actualment­e está haciendo papel exclusivam­ente para esa pieza y le está costando un poco por falta de tiempo. “Aunque parezca mentira, con lo que más estoy batallando ahora no es con la creación de los modelos, sino con hacer un cuadrado”, dijo.

No importa, sabe que lo logrará porque se confiesa apasionado por lo que hace. “Lo hago porque es muy lindo poder crear vida con un simple pedazo de papel, transforma­rlo hasta que te quede algo que sea un animal o un insecto. Probableme­nte al escarabajo que envié nunca lo llegue a ver, pero lo puedo crear y tenerlo en mi mano en forma de papel. Es como una manera de representa­r la vida”, concluyó.

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 ??  ?? OBRAS. El escarabajo metalífero (foto de Yumiko Pfantz) selecciona­da para el certamen, y dos piezas más de Gabriel: la Grulla y el Cardenal.
OBRAS. El escarabajo metalífero (foto de Yumiko Pfantz) selecciona­da para el certamen, y dos piezas más de Gabriel: la Grulla y el Cardenal.
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