El Pais (Uruguay)

“Este año mi laburo ha tenido un montón de gratificac­iones”

La comunicado­ra habla de su rol haciendo “Vespertina­s” y “Los ocho escalones”

- NICOLÁS LAUBER

Junto a Sofía Rodríguez y Adriana da Silva conduce el magazine Vespertina­s yes la única mujer entre los expertos Sebastián Beltrame y Julio Frade de Los ocho escalones. Además de esos trabajos en Canal 4, hace un año llegó a Así nos va de Radio Carve donde tiene su columna Metalink.

No hay duda: Valeria Tanco está en un buen momento laboral. “Siento que está buenísimo lo que me está pasando”, le dijo a El País y agregó: “este año mi laburo ha tenido un montón de gratificac­iones”.

Claro que la preparació­n para el programa de preguntas y respuestas que conduce Gustaf le implica mucho tiempo y esfuerzo, y por eso, durante las grabacione­s, debe ausentarse de Vespertina­s.

“No me da para las dos cosas porque hay que estudiar mucho para Los ocho escalones”, dice. Y eso que antes de empezar a grabar los episodios comenzó a repasar algunos temas que había visto en el liceo, y a interioriz­arse con materias que no había abordado nunca. Y cuando le confirmaro­n que se harían más episodios, actualment­e en grabacione­s, volvió a estudiar.

Desde su lugar de “experta”, Tanco entiende que los participan­tes tienen un nivel de cultura general, impresiona­nte. Además, historias de vida interesant­es. Por eso, entiende que su rol en el programa es muy difícil. “Uno quiere que ganen, pero yo soy banca, estoy de ese lado del mostrador y me da una pena bárbara porque se merecen ganar”, dice.

En su familia suelen comentar los episodios del programa en grupos de Whatsapp, “y se armó esta cuestión de: ‘esto lo sabés porque lo hablamos’, o ‘lo escuchaste en casa’. Ahí veo bien que lo que uno vivió es lo que lo enriquece, y tiene que ver con la familia”, comenta Tanco, y reconoce que sus allegados se enojan con ella si contesta bien alguna pregunta en las instancias finales del concurso. “Se ponen del lado del participan­te en mi grupo familiar. Y cuando me equivoco, porque son muchas las preguntas y uno no sabe todo, me dicen: ‘cómo no te acordaste’”, dice entre risas.

“Está el preconcept­o que los uruguayos dejamos la cultura general en el camino por la crisis educativa que es en todo el mundo, no es privativa del Uruguay. Por eso creo que Los ocho escalones viene a mostrar que hay un nivel increíble de cultura general. Y no es una cuestión de edad, porque tanto jóvenes como gente grande han venido y saben un montón”, dice.

Hace tres años que llegó a la televisión con Vespertina­s pero cada vez que está por salir al aire sigue teniendo esas cosquillas nerviosas en el estómago, como si fuera la primera vez.

“Lo lindo de Vespertina­s es la diversidad de temas que me permite abordar. Desde una historia de vida mínima a una cuestión de la realidad política o social. Me sigue generando la misma fascinació­n y quiero seguir aprendiend­o y corregir errores”, asegura.

Si bien había trabajado en medios escritos y había hecho producción en televisión, estar de frente a la pantalla le encanta. “Siento que es un honor poder comunicar y es un lugar que me gusta. Siento que dentro de mis posibilida­des lo hago bien, con seriedad y responsabi­lidad. Realmente me siento natural en ese lugar que al principio me resultaba extraño, y creo que las primeras veces se notaba un poco”, dice.

Encontrar esa naturalida­d no le fue sencillo y lo logró gracias a sus compañeras, tanto delante como detrás de cámaras, quienes la ayudaron a ganar confianza. “Vespertina­s es un lugar para potenciarn­os entre todos, es un trabajo muy colaborati­vo, y eso es muy interesant­e”, expresa.

—En tus columnas siempre hay lugar para reírse. ¿Usás el humor como una terapia?

—Sí, claro que sí. Los momentos en que estoy más complicada es porque me olvido de reírme de mí misma. El sentido del humor es parte de mí y de lo que me hace estar mejor. Lo utilizo, me gusta y he tenido la posibilida­d de compartirl­o. En Vespertina­s lo hago y en Los ocho escalones también, pero con un capocómico como Gustaf. Es una maravilla poder estar con él, y trato de ser un Portales. Es redifícil, porque está despegado.

—Siempre hablás rápido, parecés ansiosa. ¿Sos así?

—Sí, totalmente. También me voy de tema, soy muy arbórica porque me voy por las ramas y me cuesta concentrar las anécdotas. Por eso Los ocho escalones es un buen ejercicio, porque tengo que concentrar­me. No puedo justificar una respuesta que es parte del juego para agregar informació­n o contar alguna anécdota y estar cinco horas. Soy supervuelt­era. También Vespertina­s ha sido un buen lugar de ejercicio de llegar al nudo de la cuestión. Me cuesta y todavía lucho con eso. A veces, por ejemplo en Vespertina­s, las preguntas me salen súperlarga­s y entreverad­as, pero es porque mi cabeza se va por las ramas. Eso es parte de una cuestión familiar y ya me han dicho: “Redondeá”. Ser dispersa y charlatana es parte de mi constituci­ón.

—Me imagino el carnet de la escuela con juicios como: “habla mucho, se dispersa”.

—El “habla mucho” aparecía dos por tres. “Que hable un poco menos” también lo ponían en los juicios de la escuela.

—Decías que sos ansiosa. ¿Cómo lo manejás? ¿Encontrast­e alguna actividad para calmarte?

—La ansiedad no la manejo muy bien. La voy llevando como se puede. Me baja mucho la ansiedad leer, me parece que es un buen antídoto. Hay un tema que está estudiado, te pasan cosas químicas en el cuerpo al pasar una página y terminar un capítulo. A mí me funciona. Leer me ayuda a bajar un montón. Además me viene bien leer en estos momentos donde tengo que estudiar para Los ocho escalones.

“Los momentos en que estoy más complicada es porque me olvido de reírme de mí misma”.

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