El Pais (Uruguay)

PRIMER CARA A CARA CON PROMESAS

Biden dijo que nadie quiere otra Guerra Fría; los embajadore­s volverán a sus puestos

- GINEBRA

Biden y Putin se reúnen en Ginebra y aprueban regreso de embajadore­s.

Tras la cumbre de ayer miércoles en Ginebra, Joe Biden y Vladimir Putin siguen mirándose con desconfian­za. Sin embargo, este primer encuentro cara a cara sirvió para abrir negociacio­nes en algunos temas sensibles, como el de la cibersegur­idad.

Ambos se mostraron conformes del resultado de la cumbre, que duró tres horas y media, y así lo expresaron en las conferenci­as de prensa que ofrecieron por separado, en las que no expresaron contradicc­iones graves, aunque sí mantuviero­n sus posiciones en temas que ya sabían irreconcil­iables.

El tono de la cumbre fue respetuoso. Putin dijo que veía “destellos de confianza y de esperanza”, y aseguró que ni él ni Biden buscaron ejercer presión el uno sobre el otro. Por su parte, Biden dijo que se iba de Ginebra “con la genuina perspectiv­a de que, en general, podemos mejorar nuestras relaciones”.

La cumbre tuvo lugar en la Villa La Grange, una mansión del siglo XVIII en Ginebra.

El primer resultado concreto, que se daba por descontado si no se quería hablar de fracaso, fue el anuncio de que los embajadore­s de Estados Unidos y de Rusia volverán a sus puestos, después de que en abril pasado ambos gobiernos expulsaran a diplomátic­os del otro país en uno de los momentos de mayor tensión.

Otros resultados concretos fueron el acuerdo de crear grupos de trabajo sobre seguridad estratégic­a con el fin de establecer un mecanismo para lidiar con el tema del control de armas y reducir el riesgo de un conflicto accidental.

Estados Unidos sostiene que los ciberataqu­es que ha sufrido últimament­e proceden de grupos criminales que operan en territorio ruso, pero no responsabi­liza directamen­te al gobierno de Putin.

Biden reveló que entregó a Putin un listado de 16 entidades específica­s que gestionan infraestru­cturas críticas, que van desde la energía hasta los sistemas de suministro de agua, y que deben estar totalmente protegidas de cualquier ciberataqu­e.

“Le dije claramente que no toleraríam­os los intentos (...) de desestabil­ización de nuestras elecciones democrátic­as y que responderí­amos”, aseguró Biden, en una referencia a la presidenci­al de 2016.

Aunque luego matizó su comentario agregando que “nadie quiere” llegar a esto ni repetir la vieja historia de la Guerra Fría.

“Creo que lo último que él (Putin) quiere es una Guerra Fría”, dijo Biden.

Todo indica que aunque ambos presidente­s llegaron a la cumbre de Ginebra habiendo hecho advertenci­as y tomando posiciones que parecían de confrontac­ión, una vez frente a frente imperó el pragmatism­o, incluso en dos temas en los que los desacuerdo­s son de proporcion­es.

El primero son los derechos humanos, que Biden puso sobre la mesa, con una mención en particular al caso del líder opositor ruso Alexéi Navalni. ( Ver nota aparte).

En este punto, Putin dijo que lo que Rusia pretende es evitar eventos como el ataque al Capitolio en Washington del pasado 6 de enero, una comparació­n que Biden consideró “ridícula”.

El otro punto es Ucrania, un tema de gran preocupaci­ón para los aliados europeos de Estados Unidos. Aquí los mandatario­s acordaron reavivar la vía diplomátic­a. No obstante, “le comuniqué el compromiso inquebrant­able de Estados Unidos con la soberanía e integridad territoria­l de Ucrania”, apuntó Biden.

A la pregunta de si confía en Putin después de esta cumbre, Biden dijo que los hechos hablarán por sí mismos y que habrá que esperar entre dos y seis meses para ver cómo avanzan los temas acordados.

Aun así, siguió Biden, “creo que hay unas perspectiv­as genuinas de mejorar de forma significat­iva las relaciones entre ambos países sin que ninguno renuncie a ni una sola cosa basada en sus principios y valores”.

Las tensiones entre Rusia y Estados Unidos se dispararon en marzo después de que Biden considerar­a un “asesino” a Putin. En abril Estados Unidos impuso sanciones a Rusia y expulsó a diez diplomátic­os por la supuesta interferen­cia en las elecciones presidenci­ales de 2020, el ciberataqu­e masivo de Solarwinds y por las intervenci­ones rusas en Ucrania y Afganistán, a lo que el Kremlin respondió con medidas similares expulsando a diez diplomátic­os estadounid­enses.

Sobre estas diferencia­s, Biden reveló que le transmitió a Putin que su agenda no es en contra de Rusia, “es por el pueblo estadounid­ense”.

En cuanto a cómo transcurri­ó la reunión, el estadounid­ense afirmó que no hubo “amenazas” y que de hecho fue “algo así como coloquial”: hablamos de cosas básicas, fundamenta­les”. De hecho, Biden indicó que el tono de la cumbre fue “positivo”.

Biden había propuesto a Putin una relación más “previsible”, porque “dos grandes potencias” debían gestionar sus desacuerdo­s de forma “racional”.

En los últimos días los observador­es recordaron la célebre cumbre en Ginebra entre Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov en 1985, que marcó el comienzo del deshielo de la Guerra Fría.

El actual presidente ruso tiene una larga experienci­a en materia de cumbres. Desde que llegó al poder a fines de 1999 ya se reunió con cuatro presidente­s estadounid­enses. Biden es el quinto.

Muchos expertos coinciden en que Putin ya logró lo que más deseaba: la celebració­n de la cumbre como muestra de la importanci­a de Rusia en el escenario mundial.

El expresiden­te soviético, Mijaíl Gorbachov, afirmó ayer que Putin y Biden demostraro­n en la cumbre que el diálogo entre ambos países es “posible y necesario”.

“Volvemos a convencern­os de que incluso en la situación más difícil es posible y necesario dialogar”, dijo la agencia rusa RIA Novosti.

Biden le dijo a Putin que “no toleraremo­s los intentos de desestabil­ización”.

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